Por Manuel Abarca
Para José González, ya pasaron los días del comercial de Sony y del apelativo del “Nick Drake latino” por su virtuosismo en la guitarra de cuerdas de nylon, su dulce voz y sus minimalistas arreglos folk. Con cada nuevo disco, no sin relativamente largos intervalos de tiempo entre ellos, ha profundizado este sonido tan único y característico de su música, en el que la introspección de la música se complementa con las letras filosóficas, quizás siendo la única forma en que en los tiempos actuales dichos mensajes puedan llegar al oído humano.
¿Pero cuál es exactamente este paradigma? Para responder a ello, es necesario preguntarse por su historia. La base de José González siempre ha sido el folk. El primer disco (“Veener”, 2003)” nos muestra a un José González solo con su guitarra, mundialmente conocido por la ya clásica versión minimalista de “Heartbeats” de The Knife. El segundo disco (“In Our Nature”, 2007), suma a la guitarra pequeños arreglos de otras guitarras y percusiones. Finalmente, el tercer disco tomó lo mejor de ambos mundos, mezclando grabaciones muy personales (incluyendo tomas en su propia casa) con arreglos elaborados con la presencia de adornos de otras guitarras y percusiones, con mucha mayor elaboración. Hasta ahora, la propuesta única de José González siempre se ha mantenido en el pilar fundamental de su guitarra y el minimalismo de sus arreglos, mezclando temas propios con covers que nos hablan sobre el existencialismo, la introspección, la ecología, entre otros temas afines.
Sin embargo, en “Live in Europe” (registro en vivo que recoge la última gira que realizó junto a The String Theory, una orquesta de música contemporánea de Gotemburgo con la que ha trabajado hace ya varios años), José González lleva al extremo su concepto al incluir a una orquesta completa, un coro, y un set de teclados y sintetizadores, reversionando la mayoría de los temas, con motivos, figuras y arreglos nuevos imposibles de predecir respecto de las grabaciones anteriores.
Los arreglos incluyen precisas intervenciones de corte minimalista, muy en la frecuencia de Steve Reich y Philip Glass. Por ejemplo, tanto “Crosses” como “Down the Line”, adquieren una agresividad especial, casi como si fueran nuevas canciones, gracias a una pequeña batería electrónica, una guitarra eléctrica y la fuerte presencia de la orquesta en su totalidad. A su vez, tanto “Cycling Trivialities” como la eterna “Heartbeats” descansan sobre un colchón armónico que complementan sutilmente la guitarra de González. Al mismo tiempo, el disco incluye varios instrumentales tanto del mismo José como de la orquesta misma (“What if” y “Vessel”), para finalizar con la suerte de góspel posmoderno que es “Leaf off/The Cave” y la otra ya clásica versión de “Teardrop”.
“Live in Europe” no es el típico disco en vivo con orquesta, en el que los músicos únicamente superponen una partitura sobre la estructura común de los temas del artista principal, sin aportar nada más que la apariencia de seriedad y madurez de contar con una orquesta de músicos bien vestidos. A lo largo del disco, la orquesta misma del arreglo se mezcla perfectamente con la propuesta folk de José González, llegando en la mayoría del disco a ser inseparables uno del otro, como una sola orquesta o una sola banda, cosa que en estos días es casi imposible de ver en la mayoría de los discos de bandas con orquesta.
La música de José González pareciera siempre ser del futuro. Allá donde el común denominador pareciera incluir a la guitarra de cuerdas de nylon dentro de lo cotidiano de la música “de guitarra de palo”, José González incluye el virtuosismo y tecnicismo de la guitarra clásica, con sus propias categorías y formas de composición. A su vez, donde el común denominador ve a las orquestas como un mero acompañamiento que “embellece” las canciones ya armadas y estructuradas, José González, al igual que sus versiones, las toma, las vuelve a construir para crear un nuevo paradigma de lo que las canciones pueden significar al mismo artista. Quizás la música de José González esté pensada para un futuro utópico en donde las grandes estructuras y la tecnología se han puesto al servicio de la simpleza y la sencillez de todas las personas, para que únicamente a partir de eso se pueda escuchar los verdaderos versos que provienen de dentro de cada uno. Este quizás sea el paradigma que vea José González en su carrera, y especialmente en este aventajado disco.