El line up 2019 de la novena versión de Lollapalooza Chile pareció haber causado más controversia que agrado al público general chileno. Con ciertos rumores y especulaciones previos, el anuncio llegó a nuestras pantallas develando intrigantes propuestas tanto como algunas cuestionables. Aún así, hubieron dos actos que nos sorprendieron de sobre medida, dos artistas que catalogamos de eminencias; estamos hablando de Kendrick Lamar y St. Vincent.
¿Por qué los llamamos eminencias este 2018? Por una simple razón: llegan a Chile en un momento crucial de su carrera, cada uno con un álbum lanzado el pasado 2017 que destellaba potencia como ninguno. Por el lado del rap, Kendrick se aproxima a nuestro país con lo que fue -según el equipo de Canchageneral- el mejor álbum del 2018 titulado “DAMN.”, un álbum que destellaba este new rap con influencias trap y fuerte contenido socio-político que además es sucesor de uno de los mejores lanzamientos de este siglo: “To Pimp a Butterfly”. Por el otro lado tenemos a Annie Clark, diosa del art-rock con “MASSEDEUCTION”, un destello saturado y un retrato personal de un lenguaje eléctrico que pone en la mesa temas como el poder femenino y la cultura pop de Hollywood, así como la medicación y el narcisismo excesivo.
Y, ¿qué es lo que nos traen entonces?
Multi-instrumentalista y cantante de Ocklahoma Annie Clark – más conocida como St. Vincent o la versión femenina de Bowie- se aproximó el 2017 con otro arquetipo musical que construye un saturado mundo de colores complementarios. La quinta placa solista es una retorcida fusión titulada “MASSEDEUCTION”, en donde el pop futurista y bocetos caóticos se desarrollan con absurda claridad.
Annie aclaró la parteconceptual de sus últimos álbumes en la siguiente frase: “Cada álbum que he hecho posee un arquetipo. Strange Mercy fue housewives en pastillas. St. Vincent fue una líder de un culto futurista. MASSEDUCTION es una dominatrix en un psiquiátrico. Es diferente, es bastante primera persona. No lo puedes descifrar demasiado rápido, pero si quieres saber sobre mi vida debes escuchar este álbum”.
“MASSEDUCTION” posee una innegable influencia pop pero no es un álbum que no deviene del pop propiamente, se alimenta de él de una manera tangencial abarcando elementos constructivos y transgrediendo aquellos estereotipos. Esta visión futurista y fragmentada que presenta esta versión femenina de Bowie se presenta como una serie de comentarios culturales, una serie de entradas de su propia biografía en viscerales líneas que destellas en momentos sus sensibilidades hacia el Barroco. Este álbum exacerba aquella cualidad propia de nuestra cultura de utilizarla música como un material dispuesto al rápido acceso y consumo, la exacerba no desde lo literal sino que desde la producción visual. Un trabajo que se inserta desde una producción nítida, logra proponer a St. Vincent como una fuerza con una presencia desbordante.
Annie no deja su dimensión conceptual solo en lo musical, sino que su experiencia performática de este último tour la ha posicionado como una efervescencia colorida. El 2017 pasó de hacer sus shows en solitario a una banda completa, logrando una electricidad extremadamente potente, con vestuarios que te sumergen en este mundo saturado y excéntrico. St. Vincent viene con el máximo potencial que pudo haber destellado hasta la fecha, una presentación que adelantamos superará con crecer a su anterior venida al país.
Por el otro lado tenemos al maestro Kendrick Lamar, quién también el añopasado regresó con el sucesor de uno de los mejores álbumes del rap del siglo “To Pimp A Buterfly”, con algo que se tituló “DAMN.”. Este gran acontecimiento del rap de Compton llegó justo en la cúspide del trap del 2017, siendo un álbum que si bien se mantenía en el elemento yadispuesto por Kendrick, tenía una influencia trap muy presente. En “DAMN.” el eje central es la biografía de K-Dot desde un ángulo -quizás- más sentimental y confuso, entrando en este mundo musical a veces agresivo y desolador.
Esta lucha profética insertada en su último LP personal, destellaba un concepto que lo llevó a los charts de Billboard de una manera impresionante, manteniéndose en el top 10 durante 25 semanas del pasado año, además de un doble platino en ventas y siete nominaciones a los Grammy- que en realidad no significaron nada. Lo que sí es relevante para tal LP fue su galardón Pullitzer, el cual
Con el puesto número uno en mejor disco en muchísimos rankings -incluyendo el de CanchaGeneral- “DAMN.” abre nuevamente el rap al mainstream, no de una forma ligera, sino que es éste un álbum que logra cambiar la forma en la que muchos escuchan música. Aquel argumento no es aleatorio. Primero, “DAMN.” se inserta en los oídos de auditores que no estaban interesados en el género, se logra colar entre un público inesperado y masivo, y por sobre todo joven. Este mismo público joven que es parte del ejército de Kendrick es obligado a escuchar esta pieza -casi- maestra de forma completa. Se logró analizar que después de este acontecimiento discográfico se masificó el escuchar un álbum completo en lo mainstream, algo que no se había logrado ejecutar de esta manera, logrando que los singles no fueran aislados del álbum -algo que era un gran problema en el mainstream musical y el pop en general.
Kendrick llega a nuestro país, al igual que St. Vincent, en el mejor destello de su carrera, no con los mejores álbumes de su historia lineal, pero sí con una potencia que arrastra un público intrépido y con una performance de un calibre impactante. Eminencias del siglo XXI que sin duda serán el mayor destello de Lollapalooza Chile 2019.
“As I lead this army, make room for mistakes and depression.”
— Kendrick Lamar, “Mortal Man”