Los últimos acordes de New Person, Same Old Mistakes se escucharon fluidamente en todo el Parque O’Higgins, con un público que respiraba lisergia; era el fin de la presentación de Tame Impala en la edición 2016 del festival Lollapalooza Chile, y además la última fecha de su extensa gira mundial que promocionaba el aplaudido Currents. Luego de ello, Kevin Parker y compañía hicieron maletas y despegaron hasta su natal Australia para un merecido descanso.
“Necesito un tiempo para respirar”, decía a sus compañeros de banda el citado músico, y vaya que no era para menos. Desde 2008 a la fecha los hombres tras “Elephant” no han tomado más de un par de meses de pausa; es más: sólo durante los últimos 3 años contabilizan 116 shows, esto sin sumar la carga de entrevistas, trabajos publicitarios, y demases. Todo apuntaba a que no sabríamos nada de ellos por un buen rato pero el ex baterista de Mink Mussel Creek tenía la última palabra.
En la pasada ceremonia de los Australian Music Prize, Kevin le comentó a un periodista de Sydney que ya había empezado a trabajar en el cuarto disco de Tame Impala. El proceso se lleva a cabo en su propia casa, lugar donde grabó Currents y parte de anteriores producciones; un refugio que si bien no cuenta con tecnología de punta, lo hace sentir en extremo confortable.
Sí, cambió
Hace unas semanas, y previo a su participación en las ediciones sudamericanas de Lollapalooza, Parker repasó en completo el proceso creativo de Currents. “¡No había ninguna chance de que hiciéramos un Lonerism 2 ni un Innerspeaker 3!”, explicó a Losinrocks. “Este disco relata una transición personal: es la historia de alguien que está cambiando. Quería sacar algunas cosas muy precisas de mi cabeza. Y para eso necesitaba un nuevo sonido. Hay un paralelismo que se puede trazar entre el fondo y la forma de este álbum. De todos modos, no estoy de acuerdo con que Tame Impala se esté convirtiendo en un grupo cada vez más pop: ¡esta banda siempre fue pop! Si bien hoy mucha gente finalmente le está prestando mayor atención a ciertas estructuras de canciones, a determinadas melodías, la verdad es que me animaría a decir que nuestra música, por momentos, ha sido incluso más pop en el pasado que ahora. Eso sin mencionar que, además, la categoría ‘pop’ así suelta, en sí misma, no quiere decir demasiado. Es una sensación, una suerte de sabor: no se puede definir concretamente esa palabra… También me cuesta mucho apropiarme de la etiqueta ‘rock psicodélico’ que siempre estuvo asociada a Tame Impala”, agregó.
A pesar de ello el guitarrista enfatizó que la psicodelia es la principal guía de su trabajo (a pesar de que mucho no le gusta “esclavizarse” ante algún género): “La psicodelia es como el pop: es una sensación, una atmósfera, algo que permite salir de uno mismo. No se resume en algunas pocas gesticulaciones musicales: algunas canciones no tienen ninguna reverberación y, sin embargo, cuando uno las escucha, tiene la sensación de estar completamente drogado en medio del desierto.”
Pero este álbum significó algo más. No sólo era un cambio en el sonido de Tame Impala, sino que sus primeros acercamientos al tan odiado “mainstream”, concepto que Kevin Parker no le hace asco: “‘Ambición’ es una palabra rara. No sé, yo siempre fui ambicioso, eso no es algo nuevo ni me parece que tenga nada de particular. Siempre quise llegar a la mayor cantidad posible de personas con mi música, sin importar quiénes son esas personas. Hay tantas bandas que hacen música alternativa con la intención de no ser queridos… ¡Es muy raro! Yo no pienso en ese tipo de cosas. De hecho aceptaría ser mainstream, como dicen algunos, sin ningún tipo de problema. Si algún día Tame Impala llega a lo más alto de los rankings, bienvenido sea. Lamentablemente, todavía no pasó.”
De cualquier forma la categorización de “álbum menos rock y más electrónico” venía de antes. Uno de los principales colaboradores de Tame Impala (recordemos que es prácticamente una aventura solista del tantas veces citado Parker) Jay Watson reveló meses antes de su edición dicha cualidad, ante la cual el creador de “Feels Like We Only Go Backwards” reaccionó con firmeza: “El tipo quería saber a qué se parecería el disco nuevo, y le insistió tanto que Jay terminó por decir eso un poco para sacárselo de encima. Obviamente al otro día la declaración estaba en todos los medios… ¡Pero son pavadas! Ese tipo de descripciones no quieren decir nada para mí. De verdad: nada. ¡La música electrónica no es lo opuesto al rock! Ese pensamiento es muy de otra época. Hoy el rock es tan electrónico como la música electrónica. Para mí, la música de Tame Impala siempre fue electrónica”.
Un proceso creativo de largo aliento. No debemos olvidar que el conjunto formado en Perth, Australia, se mete al estudio sólo cuando así lo siente necesario. Para después no volver en un buen tiempo: “La verdad es que el disco me agotó. Estoy viviendo una montaña rusa emocional desde que salió. Igual me pasó algo muy raro: en general, cuando termino un álbum, soy incapaz de volver a escucharlo al menos durante un año, porque solo puedo verle los errores. Pero con Currents fue diferente. Pude volver a sumergirme en él solo algunas semanas después de la edición. Es la primera vez que un disco me da tanto placer”, concluyó.