Pensar en la sociedad como una ‘comedia’ es una práctica habitual. Incluso, muchas veces parece una organización institucionalizada. Ya lo dijo en un tono más serio por allá en 1977 Pink Floyd con Animals, emulando nuestro ordenamiento en analogía a animales: la grandes esferas políticas como cerdos, sus correspondientes empleados como perros, y el resto de los mortales como inofensivas ovejas. 2016 y el clima de cambios que se vive da para pensar una vez más en esta ‘reconstrucción; uno donde las redes sociales han ‘idiotizado’ a la gente y los gobiernos han hecho latentes sus sentimientos discriminatorios y de poder. Para algunos mera eficiencia, pero para otros como Father John Misty pura comedia.
Historia recalcada una y otra vez en las artes, y que el compositor de actuales 35 años recogerá para su tercera producción. Pure Comedy, que tendrá una duración de 75 minutos distribuidos en 13 temas, fue producido por su propia cuenta junto a Gavin Bryars, quien contribuyó en cuerdas, vientos y arreglos corales. ¿Formatos? Los clásicos, incluido un vinilo color aluminio y cobre que incorpora una carta de tarot, como si el músico en la misma plasmara el futuro.
Junto a ello, llegó un cortometraje de 25 minutos en los que se ve a Joshua Tillman —su verdadero nombre— trabajando en estudio, pintando e interactuando con instrumentos. Un poema en el que la ciudad de Los Angeles está en llamas. Puedes verlo en este enlace. La pieza aterrizará en tiendas el 7 de abril.
“No hay nada de político en Pure Comedy. Aunque eso sea lo que el espectador quiera identificar en el tema, incluso con todo el material gratuito en el que aparecen diferentes figuras políticas. El vídeo es solo “sobre Trump”, como lo es también sobre los seres humanos”, explicó sobre su primer adelanto, revelado el día de ayer. Sarcasmo y cinismo podremos encontrar en ella.
La carrera de Father John Misty propiamente tal comenzó en 2012 con el lanzamiento del álbum Fear Fun. “Es todo mi ser y a la vez nada de mí, si no puedes verlo, no lo entenderás. Como me haga llamar no importa, pero me gusta ese nombre. Es necesario tener un nombre y yo nunca pude escoger el mío”, explicó sobre su pseudónimo. Lógicamente este trabajo significó un cambio radical a sus anteriores obras bajo el sello J. Tillman.
“Me subí a la furgoneta con suficientes setas como para parar un tren y conduje por la costa sin rumbo ni destino. Pasadas unas semanas, estaba escribiendo una novela y fue entonces cuando finalmente encontré mi voz narrativa… Tuvo que pasar un tiempo hasta que esa voz se empezó a manifestar musicalmente, pero en cuanto me instalé en el nido de ratas de Laurel Canyon (Los Ángeles), donde vivo ahora, me pasé meses creando todas esas canciones raras de cojones sobre experiencias también raras de cojones que estaba viviendo y tuve uno de esos momentos de iluminación musical en el que te encuentras a ti mismo, exactamente lo que sentí cuando estaba escribiendo el libro”, agrega sobre su última edición.