Sus ojos cristalizados, su frente en alto. “Gracias por todo, es muy emocionante”, afirmaba Climene Solís Puleghini, mejor conocida como ‘Denise’. Su presentación en Lollapalooza acaba de terminar, mientras el público comenzaba su expedita salida ella abrazaba afectuosamente a sus compañeros de banda, más de lo normal, como si casi se tratara de una despedida. Pero no. Los cuarteles de Aguaturbia semanas antes habían ya cotejado su próximo paso, uno que tuvo un sinfín de traspiés pero que finalmente se encaminaba de forma recta: su tercer álbum de estudio, y primero en más de cuatro décadas tras la edición de Aguaturbia Vol.2 (1970).
Un capítulo pendiente en la historia de un conjunto que se identificó con el movimiento ‘hippie’, cosechando una selecta gama de fans no sólo en nuestro país, sino que todo el mundo. Es más, muchas de las ventas físicas de su música se reparten entre el viejo continente y Norteamérica. “Queríamos hacer un disco hace mucho tiempo pero por distintas razones fuimos moviendo la fecha”, explica a La Tercera Denise, arguyendo que el lanzamiento de múltiples trabajos compilatorios, muerte de su baterista histórico Willy Rodríguez y estafa por parte de su mánager, influyeron en la constante recalendarización del mismo.
Pero este nuevo largaduración presupuestado para el primer semestre de 2017, tendrá varias particularidades. Recibirá al colectivo con una visible madurez personal y musical, traduciéndose en que la mayoría de sus canciones serán en lengua española, contradiciendo su tradición ‘inglesa’ y que incluso fue criticada por Víctor Jara. “Uno no puede autoimitarse. Está la esencia de lo que somos nosotros, hay blues y también hay sicodelia, pero no es lo mismo que ya sacamos antes, no es la tercera parte de una trilogía”, agrega la ‘frontwoman’.
Punto aparte en producción. Angelo Pierattini, mente tras Weichafe, será el encargado de tomar las perillas del proceso creativo. Es más, en esta fase, él otorgó nuevos arreglos mezclando además con su particular enfoque. Resultado: diez canciones que buscan marcar el ‘tercer ciclo’ en la historia del conjunto.
Al igual de cómo ha sido la tónica en cada lanzamiento de Aguaturbia, presentarán su largaduración con un concierto a tablero vuelto. Él se materializará en el Teatro Nescafé de las Artes en una fecha a definir dentro del mes de mayo. “Después de esto queremos hacer varios discos más. Yo quiero seguir el ejemplo de Prince en términos de productividad”, sentencian.
Como bien explica SCD, es uno de los pocos grupos de rock chileno anterior a Los Prisioneros que aún persiste en la memoria colectiva. Sin embargo, lo hace como un espectro, como un nombre sin rostro y sin sonido. Un nombre con un aura maldita. Casi todos han escuchado hablar de unos desfachatados chicos chilenos de hace treinta años, representantes máximos del paradigma hippie. Sin embargo, la realidad de este cuarteto de “blues sicodélico” gestado en 1969 se acerca más bien a una historia de amor que se remite al encuentro inicialmente profesional entre una cantante de la Nueva Ola llamada Climene Solis Puleghini (o Denise) y un guitarrista del grupo Gina y Los Tickets (Carlos Corales). Ya en enero de ese año estaban casados, sin la anuencia de sus padres, y en sólo unos cuantos meses tenían un grupo con un disco en la calle y un importante núcleo de seguidores.