Historias de la salida de Syd Barrett de Pink Floyd existen por montones. Algunas fueron contadas por cercanos; tanto amigos como familiares, mientras que otras por personas que aseguran haber estado en el estudio aquel día que sus compañeros de banda no le reconocieron por los elocuentes cambios que había originado ya el LSD en él. Sin embargo, en la próxima edición de la revista Uncut a editarse en diciembre próximo, parece haber más de lo que conocemos y esta vez en boca de su buen amigo y baterista del mencionado conjunto musical, Nick Mason.
La nueva box set de Pink Floyd, que perfectamente decidieron llamar The Early Years 1965-1972, será lanzada al mercado de forma oficial este 11 de noviembre y entrega todo lo hecho por la banda antes del legendario Dark Side Of The Moon, incluyendo su disco debut además de canciones en solitario de Syd que son poco conocidas como “Vegetable Man” y “Scream Thy Last Scream”.
Es en ese contexto de promoción que colaboradores y miembros oficiales del extinto Pink Floyd han dado entrevista ofreciendo una que otra “papita” de que ocurrió en los primeros años del grupo. Aunque más bien de como un drogadicto paso de tocar en estacionamientos o bares de mala muerte a presentarse en programas de la televisión norteamericana en momentos realmente inauditos para la música inglesa.
Sobre aquellos aconteceres se centra al tremendo reportaje que hizo Uncut y que será dado a conocer este mes de diciembre. Detalles que sorprenden no por lo estrambótico que pueden llegar a ser, sino porque en cierto aspecto nos cambia un poco la idea que teníamos del ex líder de Pink Floyd.
“Syd simplemente estaba buscando iluminación y el LSD fue la clave. Al comienzo no ingería tanto aunque no tardo en tomar cantidades que cualquiera las hubiera encontrado exageradas. Aunque cabe destacar que cada vez que tomo no era para irse a discotecas en Ibiza ni nada de eso, lo hacía para meditar, para lograr sacar eso que lo atormentaba y paso siguiente, crear música”, afirma Nick.
“Pero todo fue más grave que eso, él reacciono mal a la droga”, comenta el baterista, “pero creo que siguió drogándose por lo que obtenía de ella. Siguió en eso cuando probablemente debería haber dicho ‘no, esto no funciona para mí’. Creo que ese es el punto relevante en la historia, de porque todo salió mal al final: drogarse no era el problema, sino las monstruosas cantidades que ingería fueron lo fatal”, sentencia Mason.
“La verdad es que el negocio de la música destruyo a Syd”, dice Andrew King, co-gerente del grupo en 1967 que también fue consultado por el legado de Barrett. “Todo el mundo dice que tenía algunos malos amigos que lo metieron en el mundo del LSD y que terminó por destruirlo y así sucesivamente, sin embargo, lo que realmente lo mato fue la presión. La presión que existía en la simple frase: ‘Tienes que hacer algo, vamos Syd, danos nuestro próximo single’”.
“Cuando tienes un grupo de música pequeño pero exitoso –no estaban haciendo barriles de dinero precisamente- hay muchas personas que dependen de ti y de lo que puedas crear como músico. Una vez que una banda de este nivel comenzaba una gira, Syd básicamente se tenía que hacer cargo de unas 30 o 40 personas que literalmente dependen de que tan bueno sea tu siguiente single. El resto de la banda le decía en aquel entonces: ‘Vamos Syd, tú eres el que escribe los éxitos aquí, danos el siguiente’. Ese fue el problema de Syd Barrett; tenía mucha gente en la cual pensar y la presión en el mundo de la música es inexpugnable”, dice Andrew King.
También afirma que el tema “Vegetable Man”, escrito por Syd, habla de aquello. De cómo lo necesitaban. Lo presionaban para que escribiera. Quizás, esos malos amigos a los cuales se refiere Andrew King fueron los mismos integrantes de la banda, tanto productores como ingenieros y un gran etc, los culpables de su adicción: lo drogaban para viajará por el universo y así creará grandes canciones. Aunque hay que entender que el LSD siempre cobra su parte si quieres hacer uso de él. Syd lamentablemente fue un buen ejemplo.