Nuevamente Trent Reznor y los suyos pisaron tierras criollas para descargar una batería de temas electrónicos de rock, y el sello característico de Nine Inch Nails, aunque ahora fue ante el inmenso y exigente público chileno de Lollapalooza.
“Pinion” se escuchó de fondo, mientras todos esperaban que apareciera el grupo en el escenario. La desesperación de los fanáticos era evidente, arranca “Wish”, y se escucha el primer grito de los fanáticos. Trent Reznor ya estaba en el escenario haciendo lo suyo.
Ésta fue seguida por “Letting You” y “Me, I’m Mot”. Durante el concierto se notó un sonido perfecto, e imágenes de fondo marcaban un evento único, con una de las bandas actuales con sonido auténtico y propio. Parecía que el público no arrancaba, pero con “Terrible Lie” se notó una diferencia, y la reacción en cadena siguió con “The March of the Pigs”, canción que hace que todos quieran golpearse y correr en círculos.
Con “Something I Can Never Have” llegó un momento de paz y calma. Sólo el canto de Reznor y la batería percucionada que acompaña su canto. Un momento que deja claro que su voz es buena, y que no es necesario gritar siempre. Una pausa para el setlist que le siguió con “Reptile”, tema que hace seguir toda la canción moviendo la cabeza con el sonido de sus campases.
Otro punto interesante fue cuando comenzó “Burn”, tema con otro ritmo, que da un pequeño quiebre a lo que se venía escuchando, siguiendo con los temas antiguos, y el cóver de “Hand Covers Bruise”, perteneciente a la colaboración con Atticus Ross.
El cierre con las canciones “The Hand That Feeds”, de su disco With Teeth, del 2005, la clásica del “Head Like a Hole”, de su disco debut “Pretty Hate Machine”, y el verdadero final con “Hurt”, (que se le fue arrebatada por Jonny Cash) hicieron de la presentación de Trent Reznor y sus Nine Inch Nails, una buen concierto en Lollapalooza, aunque dejó con ganas de escuchar algunas de las viejas canciones como “Sin” o “Happiness in Slavery”.
Finalmente fue una buena presentación, con buen sonido e iluminación, y mostró un repertorio más electrónico de la banda. Probablemente le faltó algo de la violencia que proyecta en sus letras dentro de su presentación, pero lo principal es que dejó conformes a miles de fanáticos que esperaron 6 años para su regreso a Chile.