El pop es una infinita fuente de producción; es indestructible como potencia pero ilimitado cuando hablamos de las propuestas que nacen desde este término. Desde el reciente “IGOR” de Tyler, The Creator hasta “Lemonade” de Beyoncé, desde “Pure Heroine” de Lorde hasta el “Oops!… I Did It Again” de Britney Spears. El buen pop deconstruye sus propias estructuras artísticas y expande nuestra percepción de él. Así pues, Lady Gaga no es la excepción. La artista ha forjado los cimientos del pop del nuevo siglo comenzando con “The Fame“, y su vuelta al dance-pop no es ninguna coincidencia.
Lanzado el 29 de Mayo del 2020 a través de Interscope Records, “Chromatica” es el título de este sexto LP de la artista Stefani Joanne, el cual nos sumerge en el regreso del dance-pop desde una perspectiva auto-destructiva pero reflexiva. Para este acontecimiento Gaga apunta por una producción impecable que hace justicia a las referencias al synth-pop, EDM, eurodance y house: BloodPop, Axwell, Burs y hasta Skrillex hacen apariciones estelares para conformar esta secuencia burbujeante.
“Chromatica” está compuesta por 16 canciones, que se dividen en tres partes, cada una de estas introducidas por temas titulares: “Chromatica I, II y III”. Lo interesante de esta aparición de Gaga es la travesía: “Joanne” y “A Star Is Born” se desligan de la estrella pop como propuesta artística para tener un acercamiento más a lo singer-songwriter, además de un salto a la pantalla grande que conllevó al Oscar. Porque finalmente eso es lo que Lady Gaga representa: una propuesta artística; su rol jamás fue imponerse como pop superficial sino atender a la representación de la estrella popular como una forma artística; ser todos los clichés para deconstruir el pop desde adentro.
“Chromatica” no juega a la deconstrucción de estructuras, más bien viene a ser un manifiesto de la madurez y de la versatilidad artística además de la consistencia musical. La primera parte de este álbum justamente habla de aquellas vetas de consagración, denotando la travesía de la artista hacia la sanación. Así, partimos con “Chromatica I” que es la introducción instrumental abismal que se transforma en el intrépido primer tema “Alice“.
Esta canción nos habla de la salud mental de la artista, buscando así un lugar a donde pertenecer con la depresión que la mantiene prisionera. Sin embargo, aquel elemento lírico no es necesariamente lo que nos queda de este primer manifiesto. “Alice” es un hit post-rave dance de principios de los 2000, que nos sumerge en su universo proveniente del house con un beat propio del EDM de los 90 con sintetizadores relucientes y glossy. Este tema es justamente uno de los más frescos y en sintonía con la nueva propuesta post-apocalíptica de Gaga — ¿o pre-apocalíptica? — “My name isn’t Alice, but I’ll keep looking for Wonderland” nos estremecen en su poder más efímero y desinhibido: esta es Lady Gaga en su máximo esplendor efervescente.
Mientras nos sumergimos en esta narrativa melancólica de la supremacía del Dance, Gaga nos lleva a territorios menos intensos como los son “Stupid Love“, que si bien tienen muchas referencias ochenteras de esencia disco, no son tan abrasivos como el anterior o su sucesor “Rain on Me“. Este tema es de aquellos que nos devuelven la era de los ’00 es sus intrépidos crossovers del pop; mientras en el 2010 Gaga deslumbraba con el clásico “Telephone” con Beyoncé, hoy nos trae a Ariana Grande. Hablando sobre el alcoholismo que inunda la vida de Stefani, Ariana entra en territorios del pop veterano para complementar un himno de sanación y amistad. Colorido y saturado, este tema centra a dos mujeres en la cima de la colaboración artística.
La narrativa pierde su dirección en el resto de este primer capítulo — “Free Woman” y “Fun Tonight” — pero vuelve con extremada fuerza en “Chromatica II“. Este capítulo es sin duda el más fuerte de los tres que componen este LP, siendo “911” el detonante. Un beat industrial se entrelaza con robóticos cantos que dan un groove hasta funk, nos proponen una monotonía intensa pero increíblemente desenfrenada. Mientras Gaga habla de las medicaciones y las enfermedades que sufre a nivel psicológico, “Plastic Doll” nos cuenta de la objetificación que vive la artista dentro de la industria musical.
Lo particularmente interesante en este LP son las colaboraciones; hacia esta sección BLACKPINK denota la importancia del K-Pop en el panorama actual del pop, y Lady Gaga enorgullece “Chromatica” con fusiones linguísticas y multiculturales en “Sour Candy“. Un tema burbujeante en su máxima forma, nos invita a pensar en la paleta de color que se nos muestra en este acontecimiento: el dance-pop se fusiona con lo intrépido de las propuestas de Korea del Sur.
“Enigma” y “Replay” por su parte explotan el disco y el EDM, son temas que forjan sus cimientos en la pista de baile, peor en aquella pista desenfrenada que se teje por las calles de San Francisco. Es particularmente refrescante escuchar a una Gaga que no sólo vuelve a referencia sus proyectos anteriores, sino que puede leer su historia y el eurodance de una forma inteligente, valiente y decidida.
En la tercera parte de esta travesía decae un tanto la dirección, siendo “Sine From Above” la colaboración con Sir. Elton John una extraña fusión de elementos. “Babylon” logra desenterrar ciertas referencias, ciertos beats y melodías que apuntan por una Gaga que deslumbra vocalmente cualquier línea que se encuentre en su paso, entregando un himno de disco de principio de siglo.
El show que realizó Lady Gaga en Las Vegas titulado Enigma era un antecesor al viaje que acabamos de atravesar: una experiencia astronómica, elegante y desinhibida. Si bien nos encontramos con una artista que líricamente está mucho más sencilla, tenemos una narrativa avant-garde en su visualidad que emite la esencia de Lady Gaga como personaje musical. “Chromatica” mantiene su tenacidad durante la mayor parte de su recorrido, bajando su intensidad a ratos, pero que aún así dejan resaltar esta habilidad de potenciar el EDM y el dance-pop, porque aquellos son justamente los ejes del álbum: la búsqueda del sentimiento que nos dejaba el techno de principio de siglo. La pregunta es ¿logra Gaga transformar estas referencias en propias?
La respuesta es sencilla: logra fusionar elementos de su discografía y narrativa con la icónica historia del dance. Lady Gaga vuelve a las pistas de bailes, coloridas, intrépidas e inclusivas. Forma himnos de auto-destrucción y de sanación, pero aún así logra florecer musicalmente. Este es un momento que nos vuelve las esperanzas de la Gaga más perfomática y que arrastraba una paleta de colores aún no concebidos. “Chromatica” es familiar en algún sentido, pero logra a través de su producción y de sus melodías volcarnos hacia la melancolía de el baile desenfrenado del pop enigmático. Una travesía que transforma sus referencias en una propuesta artística audaz, completa y enigmáticamente familiar.