Muchos dicen que es uno de los placeres de los dioses y conociéndola la mayoría podemos estar de acuerdo. Es que la música traslada a muchas de las criaturas de este planeta a otro estado mental y espiritual, al que sólo podemos ser conducidos con ciertos tonos y combinaciones de acordes que nos llegan de manos de verdaderos artesanos.
Es una combinación fantástica entre dos grandes personas. Por un lado, el lutier que ensambla con sus manos algunos de los instrumentos más refinados que pueda conocer el hombre. Por otra parte, está el músico que torna, digamos, un trozo de madera con cuerdas en un instrumento que emite algunos de los sonidos más agradables a los que se puede exponer un ser humano.
Por supuesto, somos tan distintos como la cantidad de estilos y subestilos musicales que existen, pero si hay algo que queda más que claro (observando los miles de millones que asisten a los recitales por año), es que el ser humano adoptó un camino que jamás podrá dejar, sea que escuche música clásica u ópera, hasta el más pesado de los metales industriales o el techno.
Es una de las costumbres más viejas, que arrastramos de aquellos primeros ancestros que realizaron percusiones para atraer a sus parejas. De a poco se fue amoldando a algo más referido al entretenimiento, hasta pasar a ser una de las principales formas de motivación y alegría de gran parte del planeta. Eso es la música, pero existen formas de disfrutarla mucho más, veamos cómo:
- En los recitales o shows en vivo – existen muchos artistas que dejan absolutamente todo en el escenario y que convertirán cada centavo que gastemos en ir a verlos, en una brillante elección. Además, el hecho de compartir una misma pasión con miles de otras personas, en su gran mayoría desconocidos, tiene un plus que jamás podremos conseguir de otra manera.
- En privado – para muchos la música es un cable a tierra, cuando el estrés de la vida se convierte en algo intolerable, sea por la escuela, el trabajo, o la pareja, para muchos no hay nada mejor que encerrarse con un buen par de parlantes o auriculares de alta calidad, a escuchar su música favorita. Recomendación: arrancar con volumen bajo y progresivamente ir subiéndolo, sobre todo en las partes más emotivas de la canción.
- En una juntada con amigos – una de las mejores formas de darle ambiente y espíritu a una reunión entre amigos es poner buena música. Lógicamente no siempre se puede dejar contentos a todos, pero existen bandas que trascienden los géneros y las preferencias y le llegan a todo el mundo. Una buena comida siempre suma al ambiente general, así que armar una lista y pedir comida a domicilio (para no tener que prepararla) son excelentes opciones.
- En la calle – en pleno viaje o caminando por ahí, no hay nada mejor que poner alguna banda sonora de alguna película emotiva. Nos hará sentir que estamos en una importante misión y nos motivará a seguir en la rutina.
- Aislante en el trabajo – todos conocemos a algún compañero de trabajo súper tóxico y muy difícil de evitar. Una excusa muy amable y hasta comprensible para el más desubicado, es tener un par de auriculares a mano y sumergirse en un mundo de sonidos más apacibles que alguien que se queja hasta de tener que abrir una puerta.