Benito está en la cima y lo sabe. Se trata del último gran ascenso meteórico que nos ha entregado la pomposa y vacilona industria del Urban Latino. Y aunque muchos quisiéramos asegurar lo mismo para nuestro presente, lo cierto es que (hasta antes del estancamiento del mundo) el 2020 figuraba como el año definitivo para este “Latin Pop Super Star”, como recientemente lo coronó la reconocida revista Rolling Stone, a raíz del indiscutible éxito que fue su segundo álbum de estudio “YHLQMDLG” (2020). Aquel es un apoteósico homenaje a la historia del Reggaetón que además de regalarnos un impresionante surtido de hits para cerrar el verano perreando hasta el menos ocho, debutó como número dos en el Billboard 200 de Estados Unidos, lo que se traduce en todo un hito comercial para la música en español.
Muy en la parada de ser y hacer lo que se le dé la maldita gana, el conejo malo sorprendió a sus seguidores con una jugada que perfectamente podría pecar de soberbia, aunque de ser así, tendría todo el sentido del mundo dentro de un género que desde sus inicios basa su lógica en una exposición pornográfica de competencias, excesos, riquezas, superficialidades y barbaridades varias que han mantenido desde siempre a la industria del entretenimiento (¿para que andar con cosas?).
El pasado 10 de mayo y en pleno confinamiento planetario, el rockstar puertorriqueño lanzó “Las Que No Iban A Salir” (2020), un trabajo que sin lugar a dudas es inferior a su antecesor a niveles técnicos. Es que si de comparar se trata, esta compilación de protohits se nota efímera y desinteresada como la actitud de su autor, debido a la nula edición y refinación sonora del producto final, que finalmente hace evidente y de hecho potencia, la intención complementaria de la placa (que de todas formas quedaba clara en su título).
“LQNIAS” como lo apodan ya en redes sociales, no es nada más ni nada menos que lo que dice ser. Lo más probable es que dentro de su aburrimiento de multimillonario enclaustrado, el trapero de 26 años haya tomado las maquetas sobrantes de su último disco y en un ejercicio de entretención y envanecimiento, no dudó en demostrar que tenía temones para rato, dando vida a las pistas y beats que en pleno proceso de producción de “Yo Hago Lo Que Me Da La Gana”, quedaron en capilla por decisión del compositor.
Lo interesante y valorable de Bad Bunny, es que incluso dentro de una movida que sienta sus bases musicales en la aliteración melódica y rítmica, logra dar un valor agregado. Ya sea con sus líricas tautadas en el presente, en el hoy y el ahora más simplista posible, o su bombásitca estética de Gen Z mezclada con actitud punk y beats de miles de dólares.
Este capricho de media hora parte con “Sí Ella Sale”, líricamente tan inoperante como “Yo Perreo Sola” en su búsqueda del anclaje discursivo, pero muy en la línea de trap under mega producido que fue su hermana discográfica mayor. Por otro lado, el segundo track del Conejo tiene imanes de calibre con nombre y apellido. El feat que Zion y Lenox hacen en “Más De Una Cita” suma un importante plus a esta suerte de demo instrumental que recuerda a los hits más bailados del querido 2006, y que a grandes rasgos, es un featuring transgeneracional que funciona increíblemente bien, y que daba hasta para single.
La tercera rola del larga duración sigue el patrón abstracto de la etapa artística que actualmente atraviesa Bad Bunny. Sí bien, “Bye Me Fui” pudo haber quedado muy bien como relleno del disco anterior, las apuestas de producción no escapan de lo ya insufriblemente sonado, aunque no deja de funcionar como una pieza pegajosa y bailable.
Bad Bunny es hoy una incuestionable superestrella de la música pop latina, sin embargo tanto en redes sociales como en su postura pública, el artista se presenta como la voz de la actual generación. Despreocupado, sin tabúes, intoxicado de cultura pop, saturado en memes y criado en redes sociales. Un ejemplo es su cuarto track. Desde su título “Canción Con Yandel” se proyecta como un potencial éxito comercial: primero porque el “Ft.” que se desprende de acá es junto a “La Leyenda Viviente”. Segundo, porque la fórmula del desamor sensual a 4/4 con ritmo Dembow ya está más que probada. ¿Qué mejor que demostrarlo con el coautor de “Noche De Sexo”?
Este es un gran momento. En su quinto corte, Bad Bunny nos trae de vuelta a un verdadero prócer del Reggaetón. En “Pa Romperla” Don Omar regresa con un flow bellaco, sucio y directo que perfectamente pudo ser Top One hace una década o ahora mismo, ya que esta colaboración junto a “El Bandolero” es uno de los puntos más fuertes del disco.
Aquí se podría plantear una hipótesis: ¿Es Benito Martínez el creador del reguetón conceptual o el reguetón progresivo? Es que, para quienes no le hacen el quite a la pista de baile, “Safaera” (14vo track de “YHLQMDLG”) es realmente una oda rítmica a la historia a los años iniciales del reguetón, mucho amor por el género aquí. Esa misma línea es la que sostiene la funcionalidad del quinto track que compone este este álbum/DLC. “Bad con Nicky Jam” es un menjunje de tempos y brillo que (hay que admitir) le sacan todo el potencial al estilo de canto/rap del buen Nicky.
“Bendiciones” es el séptimo tema de esta placa, una invitación pacífica a derrocar la mala onda y las odiosidades con puro amor y agradecimiento. Ojo que la base Trap que sostiene esta declaración de buenas intenciones es una de las más sólidas del álbum. “Desde acá un abrazo pa to el mundo, hasta pa los que se viraron, y me tiraron” canta Benito muy resuelto y en paz con su propia existencia.
Al igual que hizo con Duki y Pablo Chill-E en “Chao Hablamos Mañana”, el 8vo tema de “LQNIAS” da un espacio para las nuevas promesas del género. Ese es el caso de Jhay Cortez, compositor y productor coterráneo del Conejo, que tuvo su momento en la placa con “Cómo Se Siente”, una canción que en el plano instrumental se acopla mucho al Trap de la nueva década: romántico, con aires de R&B mezclado con puro y duro reggaeton playero.
“Que sí no fuera por mi el género sería tan monótono” declara Benito en el pre-cierre de su último disco. “Ronca Freestyle” es lo que es, un vómito de métricas rítmicas silabadas que buscan imponer respeto en la escena. Martínez hace exposición de sus habilidades como Freestyler, mientras desafía sutilmente a sus colegas del área, insistiendo en que muy merecido es su éxito, tanto por su devoción cristiana, como por su talento para generar millones con su música.
“En Casita” es la rola que cierra esta producción. Se destaca por ser la única canción de este trabajo que fue compuesta y producida por Benito desde su hogar arrendado vía AirBnb. Quizá el mejor cierre para un “No-Disco” de Bad Bunny. Se trata de una narrativa en verso que resume los sentimientos generalizados de esta cuarentena, porque sí, el disco fue pensado y lanzado como producto de entretención en enclaustramiento social. Mucha cotidianidad en un momento donde nos toca replantearnos nuestras cotidianidades, donde probamos nuestra naturaleza humana como mamíferos dependientes de afectos y grupos.
“En Casita” es genial porque no cuenta con la intervención de productores proxenetas de Beats, y presenta con más claridad que nunca las habilidades de producción de Benito, que sumado al dueto que hace junto a su novia Gabriela, nos ofrece una tonalidad distinta en los colores de su sonoridad, casi como si se tratara de un experimento indie. En fin, con este disco Bunny solo aprovecha de entretenerse en el contexto que nos toca vivir, y de paso nos alarga la playlist para ese carrete detonado y maldito que a todes nos espera cuando todo esto termine.