Tako Tsubo, palabra japonesa que define el estado de agotamiento emocional o la angustia, y que deriva a la debilitación de los latidos del corazón. También, hace referencia a las consecuencias de un desastre emocional y personal, provocado por el rechazo de un ser amado. Este es el concepto clave e hilo conductor del segundo álbum de L’Impératrice, que se presenta como una ruptura simbólica de su romántico y bohemio primer lanzamiento, Matahari (2018). En su nueva apuesta, la banda gala se enfrenta a la realidad cargando el peso de lo personal y político a través de melodías resplandecientes, llenas de groove y sintetizadores vintage.
La elegancia que desborda el trabajo del sexteto parisino, se une al virtuosismo del productor Renaud Letang, conocido por trabajar junto a Jarvis Cocker, Lianne La Havas, Feist o Neal Pogue, y por ser la mente detrás de los trabajos de mezcla de artistas como Stevie Wonder, Outkast y Tyler the Creator.
Dentro del living del tecladista y fundador, Charles De Boisseguin, se puede observar una parodia a “El banquete de la Guardia Cívica de Ámsterdam”, obra del pintor Bartholomeus van der Helstél, que retrata una fracción del cuadro original donde se aprecia a los miembros de banda entorno a la icónica mesa, en un flashback pictórico que lleva a La Emperatriz de viaje por el tiempo hacia el mundo barroco y el Siglo de Oro de la pintura holandesa. Desde ese mismo lugar Charles y su vocalista, Flore Benguigui, nos cuentan sobre los referentes que inspiraron el proceso creativo de Tako Tsubo.
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“En su mayoría son influencias americanas. Tyler the Creator, Anderson .Paak, Kali Uchis, Billie Eilish. Y también, Daft Punk, Ennio Morricone, François de Roubaix, quien fue un compositor de bandas sonoras” relata De Boisseguin. Por su lado, Flore nos entrega detalles sobre el personaje que los ayudó a mantener su sonoridad nacional o “el toque francés”, que se refleja en el tributo y cover que cierra el larga duración: Tant d’amour perdu. “Michel Berger es una gran inspiración y referencia para nosotros porque él fue de lo más francés, pero a la vez fue muy americano en cuanto a composición y producción. Él siempre tuvo un sonido fascinante, una forma increíble de crear melodías francesas y, además, era bastante abierto al momento de producir. Él escribió la mayoría de las canciones más famosas en Francia.”
L’Impératrice nació como una banda instrumental al más puro estilo de sus colegas Khruangbin, pero con una sonoridad ligada al jazz y el rock. Sin embargo, luego de escuchar a Flore cantar en un café, el quinteto supo que ella era el elemento que faltaba para cerrar su circuito musical. Luego de lanzar su primigenio, Matahari, los tours se expandieron y la confianza comenzó a aflorar en Flore, quien poco a poco se integró al universo del equipo. ¿El resultado? Un segundo LP que rompe favorablemente con la línea espiritual de su antecesor gracias a su complemento lírico.
“Como tuvimos muchos tours, aprendimos a vivir entre nosotros y a escribir música entre todos. Yo comencé a sentirme más libre para escribir cosas políticas y personales, porque encontré mi lugar en la banda,” añade Flore.
Lo personal es político
La materialización de ese confort creativo se refleja en Hématome, cuya narrativa evoca la paradoja que deriva de las redes sociales: el estar siempre conectado pero dependiente de aquella fantasía digital. “Hay algo desesperado en la idea de que no puedes huir de las redes sociales. Hoy en día, estamos completamente invadidos, incluso si quisiéramos salir, no podríamos”.
También está Submarine, su única canción escrita en cuarentena y que cuestiona la absurda idea de que todos debemos presentarnos felices ante las cámaras, proyectando vidas perfectas y plenas.Con los colores de una armonía de acordes mayores en séptima, la canción logra transportar nuestra emocionalidad desde la celebración hacia la fragilidad.
Por otro lado, y quizás siendo el tema más directo de todos, el sexteto nos presenta Peur des filles, un reflejo en formato sátira del machismo que Flore ha vivido dentro de la industria y a lo largo de su vida. “La idea era escribir una pieza que hablara del tema, tomando un ángulo irónico y burlesco”. La canción logra su cometido y lo sanja a través de su respectiva pieza audiovisual, que se configura como una oda feminista y sarcástica en formato thriller: Flore Benguigui con sierra en mano matando a cualquier hombre que se le cruce por delante. Finesse.
“The French Touch”
Estados Unidos hace varios años gobierna la cartelera cultural del mundo occidental. Atrás quedó el dominio británico, que si bien tiene exportaciones culturales y sobre todo musicales de gran calibre, ya no representa un liderazgo en lo que a las artes hegemónicas respecta. Aun así, cualquiera lleve la batuta, la cultura dominante en un contexto globalizado tiene una lengua específica, y esa es el inglés.
Por lo mismo, cualquier artista europeo que desee apostar hacia la internacionalización, está sujeto a las reglas del mercado, que exigen componer en inglés. Los artistas K-Pop son un ejemplo de esto último. Si bien BTS marcó un precedente al tener una presentación en los premios Grammys y MTV VMAs, en ambos shows interpretaron Dynamite, su puerta de entrada al mercado anglo que, al mismo tiempo de un éxito comercial, los obliga a desprenderse de sus raíces culturales en nombre de la industria.
Similar al caso de sus pares Black Pink, que también tienen que mezclar su idioma con el inglés para cumplir con los estándares de una supremacía comercialmente cosmopolita, pero culturalmente cerrada, como lo es la estadounidense. A los parisinos de L’Impératrice no les es ajeno este requerimiento.
“Al principio, algunas personas de la industria nos decían que nunca seríamos conocidos si no traducíamos nuestras canciones. ‘Nadie quiere escuchar canciones en francés’ nos decían.” señala la letrista principal. “En Matahari hicimos versiones en inglés, pero luego descubrimos que al tocar en vivo, la gente quería las versiones en francés. Les preguntamos ‘¿qué canciones prefieren?’ y definitivamente querían las canciones francesas”. El empresariado nuevamente desbordando mal gusto.
Con la resolución del lenguaje saldada, el flujo compositivo para este segundo álbum quedó libre de presiones. “Nos dimos cuenta que no era un tema de lenguaje. Además la vibra de la canción es diferente si le cambiamos el idioma. En este álbum, ‘Tako Tsubo’, hay varias canciones en inglés, pero no las escribí por presiones del mercado, es simplemente porque la canción debía ser escrita así” sentencia Flore.
La magia de la música
Y es que ya sea por curiosidad, exotismo, arribismo o simple gusto por el francés, las canciones de los parisinos cautivan ¿La razón? es desconocida incluso para ellos. Sin embargo, entre risas, Flore recuerda que “es algo que siempre nos preguntan en Francia. ¿Cómo explicamos el éxito de nuestras canciones? Y simplemente no tenemos idea”. “Quizá es por el lado exótico del idioma francés” añade Charles mientras suma otra variable a la ecuación, “también puede ser porque somos una banda de seis integrantes. Eso es raro aquí, inusual. En bandas de rock es más común, pero en el pop la regla general es que sean solistas. Quizá es eso.”
Hace unas semanas sus coterráneos Daft Punk anunciaron su separación luego de 28 años de carrera. Para Charles la noticia fue una verdadera estocada. “Crecí con Daft Punk, recuerdo cuando lanzaron Homework y Discovery. Para mí son unos adelantados en todo. Siempre fueron los que lanzaron todo antes que el resto”. En base a eso, la teoría de que ahora L’Impératrice es la mejor exportación musical que tiene Francia comienza a crecer, pero entre risas Charles niega rotundamente con la cabeza.
Con una humildad desligada del estereotipo francés al que los gringos nos tienen acostumbrados, gracias a su séptimo arte, De Boisseguin aclara: “Es un gran honor, pero es una mentira. Tratamos de hacer lo mejor pero seguimos siendo una banda pequeña, confidencial y de nicho. No creo que tengamos el potencial de Daft Punk, no somos tan universales como ellos.”
Aunque ellos aún no lo quieran aceptar, el sexteto apunta hacia el cielo. Si la esperanza por un eventual fin del coronavirus no se permea por otras mutaciones, L’Impératrice volverá a los tours y podrá continuar conquistando oyentes. De seguro para ese entonces volverán a Sudamérica, al menos así lo vaticina Flore, “sí, ahora confirmaremos algunos shows, probablemente iremos a Sudamérica. No solo queremos estar en Europa, sino que también pensamos en el Norte y Sur de América. Claro que ahora no podemos confirmar fechas allí pero está proyectado en nuestro futuro”.