Marilyn Manson vive a sus cuarenta y seis años de edad, un nuevo renacer de la mano de su disco The Pale Emperor. Su noveno trabajo de estudio cuenta con la particularidad de la sobriedad; dejando de lado ese pasado tan estrafalario y a ratos enfermizo que lo catapultó.
Antes de su salida, el propio sello del cantante liberó el tema “DeepSix”, uno de los mejores trabajos de la estrella de “los ángeles caídos”. La canción es buena, con una gran cantidad de ruidos, guitarras y con un oscuro ritmo de blues antes de explotar con un fogoso estribillo de lo más demoledor.
Junto con el tema anterior, el primer single “The Third Day Of A Seven Day Binge” muestra otro gran salto para el “dios del sexo”. En una entrevista con Rolling Stone afirmó que con este disco se dio el lujo de experimentar, de volverse más maduro; de cerrar los ojos y componer. No es la nueva gran maravilla de nuestros tiempos, pero sí es un disco a tener en cuenta. Por momentos hasta divertido.
En su tramo final se carga de blues, de sonidos melosos que llevan a una especie de vaivén y te sumergen en él. No es un trabajo forzado ni tampoco es un álbum creado para salir del paso; se nota que hay trabajo y que nada fue dejado al azar.
Es también una placa corta, fácil de digerir, no tan extenso y sin tantas variantes. Eso es un gran punto a favor, claramente un paso evolutivo a su anterior disco de 2012 BornVillain. Aquí el trabajo de Tyler Bates sale a relucir. El álbum se podría definir como un trabajo de rock crudo y oscuro, marca personal de Manson, pero todo ese material se mueve por maquetas de blues y esa es la gran clave del disco.
The Pale Emperor es sin duda su mejor disco en 10 años; compacto, lúgubre, con una producción que hay que destacar por parte de Bates. Con buenos temas que demuestran que no es el Manson de los noventa. Este nuevo trabajo se llena de atmósferas envolventes con aires bluseros, lejos del circo que lo rodeó en Golden Age of Grotesque. Se ve un músico más maduro y personal, con algo que decir y compartir.