Esta noche venimos a hablar de otra de esas bandas que como tantas en nuestra sección de DISCOS RECOMENDADOS, sentaron un precedente y un cúmulo de influencias para las jóvenes formaciones de aquella época y de muchas en la actualidad.
El mítico productor Chris Goss formó este grupo a principios de los 80. Colaborador en la producción de trabajos emblemáticos para bandas como Kyuss, Queens Of The Stone Age o The Cult, unió sus fuerzas allá por el año 1981 con el guitarrista Tim Harrington para fundar lo que a la postre se llamaría Masters Of Reality en honor de uno de los pesos pesados en la discografía de Black Sabbath.
El primer disco de esta banda se lanzó en 1988, ante nosotros tenemos una verdadera pieza maestra antojada por muchos coleccionista y difícil de encontrar a un precio asequible. Digamos que esto es una de las joyas musicales de finales de los 80 que ha estado oculta en el anonimato durante mucho tiempo pero que son unos pocos los que la veneran de una manera que mantenga su espíritu triunfador por todos estos años que han transcurrido. Dicho de una manera más corta, toda una banda de culto.
Los minimalistas que vayan buscando rellenos prescindibles en el disco les puedo asegurar que no entren en una batalla perdida. El primer trabajo de la banda de Syracuse toma todas esas influencias de los 70 y revienta con una nueva inventiva en lo que aparentemente funciona o más bien se escucha sin apenas esfuerzo, lo cual lo convierte en un trabajo brillante.
Masters Of Reality no estuvo exenta de caer en comparaciones con otros titanes del rock más clásico como eran Led Zeppelin o The Doors. La magistral producción de Rick Rubin dejaba sonidos que ninguna banda conseguía plasmar en esa época. Lo puedes escuchar hoy en día y gracias a su diversidad de géneros no sabrías a que tiempos asociarlo. La rectitud mágica que tiene esta ópera prima lo convierte en todo lo raro de encontrar e imposible de falsificar.
En esos tiempos de pre-grunge es una pena que su corto viaje haya sido lo justo para que se acabaron odiando entre ellos ya que poco después acabarán separándose pero que ni mucho menos sería el final de una historia que acabaría alargándose con diferentes formaciones sin conseguir esa primera repercusión inicial.
Los rastros sutiles a Sabbath se pueden encontrar en contadas ocasiones a lo largo del álbum pero su enfoque se orienta hacia un blues más de los 70 con mucho slide y la influencia directa a bandas como los nombrados The Doors o Ten Years After. La primera edición de 1988 vino bajo el brazo de Def Americana con una reedición en 1990 a cargo de Delicious Vinyl.
Con el respaldo por el mencionado y archiconocido productor, el método de entrega de Masters Of Reality sigue sus instintos a la hora de lograr grandes gestas de un sonido nítido y refinado como se pueden escuchar en “Domino”, la cual pasaría a formar parte de la banda sonora del clásico machacón del incombustible Steven Seagal llamado “Señalado Por La Muerte” y mezclarlas con la elegancia y la exquisitez de “Gettin High” o “The Eyes Of Texas”. Rubin es ese tipo de productores que sabe estar un paso por delante y dejar el momento idóneo para que los artistas sean ellos mismos. Bajo su dirección, el material suena realmente bien.
No quiero alargarme más ya que es mejor ir al grano y darle al play para disfrutar ampliamente de la escucha de este Goliat del rock. ¿Por qué catalogar este disco como una genialidad? De razones y piropos anda sobrado, si a esto le sumamos su cantidad de riffs de guitarra, sus descansos, sus solos, las excelentes melodías, introducciones de piano y ese espíritu pegadizo que se estira desde el primer minuto hasta el último, entonces podemos decir que los 60 definieron, los 70 dominaron para llevarte a un nuevo nivel y después llegó Masters Of Reality para tumbar todos los récords anteriores, facturando un álbum de rock clásico desde su primer intento.