Han pasado más de trece años desde que una agrupación de jóvenes canadienses estremecieron al mundo con su álbum debut. Un larga duración que destacaría no solo por sus conmovedores arreglos musicales, sino que asimismo por sus críticas líricas sociales. El producto de un sexteto de veinteañeros oriundos de Montreal que cambiarían el curso de la primera década del milenio con un disco de 48 minutos.
Desde el primer instante “Funeral” mantiene un ambiente afable y cálido. El corte introductorio se adentra entre acordes de órgano y los sensibles punteos de un guitarra. El bajo junto a la voz de Win Butler brotan con suavidad en “Neighborhood #1 (Tunnels)”, mientras las cuerdas confeccionan el sonido sinfónico del tema. La muerte es un tópico recurrente, abordado con tanta pena como optimismo. Aún cuando el tono presente en la música sea melancólico, “Tunnels” habla del óbito como una forma de liberación, de honestidad y superación.
Durante la primera mitad del álbum, las distintas partes de “Neighborhood” se refieren al concepto de vecindario como manifestaciones de la sociedad. Cada segmento aborda una variada expresión de la frustración moderna y examina los componentes que llevan a su réplica. “Laika” recibe su título de la perra del mismo nombre y la usa de metáfora sobre sacrificarse por el bien mayor. La canción enjuicia el alineamiento entre tonos barrocos y recita “es por tu propio bien, es por el vecindario”.
“Power Out” cava con un potente riff de guitarra e hipnotizante ritmo de batería. Allí el narrador se manifiesta sobre las contribuciones de las generaciones pasadas en su estado actual, y se muestra consternado al tener que enfrentar su futuro. “Funeral” es en muchos sentidos un retrato de la sociedad de principios del milenio. Una generación que despertó con las cosas resueltas y sin los problemas que sus padres tuvieron que enfrentar. Aún cuando el álbum se caracterice por su ambiente barroco de cuerdas e instrumentos de viento, “Power Out” presenta una de las piezas de guitarra más entretenidas de la agrupación.
La producción de “Funeral” es magna a la hora de equilibrar los instrumentos utilizados por la banda. Entre tantas voces es sencillo perder el rumbo, no obstante cada pieza encuentra su lugar y solo se opaca si el momento lo requiere. Sin una voz privilegiada, Will Butler y Régine Chassagne cantan con sutileza y sensibilidad, aprovechándose de la emotividad de sus líricas para elevar cada tono enunciado por sus bocas.
En “7 Kettles” el grupo cierra los temas sobre el vecindario con una cavilación acerca del paso del tiempo. Con una constante presencia de cuerdas, es la línea principal de guitarra acústica la que lidera la estructura del tema mientras la voz apagada del narrador canta con melancolía. Luego en “Crown of Love” este se manifiesta sobre un amor perdido con alegre tristeza, para en el coro ponerse en el lugar de su amada y pedirle que si aún le quiere, le deje ir.
Los arreglos son variopintos, entregados a puntos culmines que sin poseer energéticos ritmos pueden estremecer al espectador de una pasada. “Wake Up” se adentra entre acordes de guitarra para dar con una de las introducciones más emocionantes que la banda ha realizado. La instrumentación es exquisita y el excelente uso de piezas de rock tradicionales elevan la emotividad a uno los niveles más altos alcanzados por el grupo. La influencia emo a la par de las sensibles letras sobre la perfección y las expectativas gestan un ambiente cálido y dulce. La desgarradora voz del narrador se mete en tus entrañas para ponerte la piel de gallina. El tema es tan poderoso que en su momento llamó la atención de connotados artistas como U2 y David Bowie.
Al llegar a “Haiti” se emplean elementos alternativos convencionales mientra la voz de Régine Chassagne describe la tierra nativa de sus padres. En dicho país muchos cercanos de la artistas fueron asesinados y torturados por el gobierno Francois Duvalier, el cual obligó a su familia a emigrar del país. La alegre melancolía vuelve a la canción una extraña y exótica pieza de arte, mientras los acordes acústicos entregan un onírico esplendor.
Casi llegando al final del álbum “Rebellion (Lies)” aparece para marcar un cierre espectacular y delirante. El sueño es un concepto recurrente en la canción, este representa una forma de dominación, de estar atrapado por ilusiones y el erotismo de la imaginación, expresión que es sentenciada en el coro: “cada vez que cierras tu ojos, mentiras, mentiras”. El narrador llama a luchar contra la la sumisión y la autoridad, contra las expectativas y los sueños falsos, que la vida está en la realidad y que la oscuridad no es el fin. “Rebellion” se sentencia con tal conmoción que se vuelve un himno inmediato de este época.
Para finalizar, la voz de “Chassagne” dicta las últimas sentencias de la banda. El miedo a morir es en cierto sentido, la más intrínseca de las fobias. Aún cuando el optimismo sea un punto álgido en varias de las temáticas inherentes de estas canciones, es inevitable para el grupo cerrar con un tono triste. El melancólico optimismo es aquello que vuelve a “Funeral” una pieza exorbitante de música indie.
El álbum debut de Arcade Fire es quizá una de las obras maestras mejor confeccionadas de todo el milenio. Un larga duración que entre emociones tristes logra manifestar la suficiente rabia como para influenciar a toda una generación de músicos afligidos. Cada segmento del rompecabezas está justo donde debería estar, el perfecto equilibrio entre baladas barrocas y potentes himnos de rock alternativo.
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