MGMT en Chile: viviendo de los clásicos

El Teatro Caupolicán fue el lugar elegido para lo que pudo ser la completa reivindicación del mal logrado show que hace dos años brindó MGMT en Lollapalooza Chile.

La agrupación estadounidense repasó en algo más de hora y media de presentación, los éxitos de «Oracular Spectacular» (2008) y «Congratulations» (2010), como también, la experimentación sonora de «MGMT» (2013), homónimo que descolocó a gran parte de la crítica y fanaticada.

La noche partió con «Alien Days», corte que tibiamente calentó los ánimos de un público que en su mayoría esperaba por escuchar los grandes hits de la banda. A pesar de eso, la atmósfera psicodélica se instaló desde el primer minuto; la nube alucinógena que inundó el Teatro tuvo como tónica los sonidos espaciales que ya son comunes en este grupo.

«The Youth» demostró la afinidad de los asistentes con el repertorio perteneciente a los dos primeros trabajos de estudio de Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser. Recibida con ovación, las ondas apacibles de la melódica canción llevaron a la multitud a un delirio onírico. En ese línea, fue el turno de «Flash Delirium», que por una que otra falencia técnica no pudo brillar como debía; en tanto, «Cool Song No. 2», tema que forma parte de su último álbum, constituyó una de las pocas ocasiones en donde la nueva apuesta musical logró emitir efectivamente gran potencia. No obstante, la reacción del público pecó de débil.

La euforia colectiva llegó con «Time To Pretend» y «Electric Feel», momento en que se aprovechó hasta su máxima expresión el uso de los sintetizadores. En ambas, llamó la atención la poca emoción que hubo al interpretar, haciéndose más que notorio el alejamiento a un supuesto pasado comercial que al parecer pena de sobremanera a MGMT. «Kids», alargada hasta más no poder, siguió con la fiesta que por única vez fue liderada por un carismático VanWyngarden, dejando enardecido a un público que solo quería vibrar y saltar con el pop electrónico.

Sin duda, la sinestesia musical y más contemplativa a la que apuntó el grupo con «Of Moons, Birds & Monsters» o «Introspection», no lograron conectar con los fans que solo querían sentir la explosión de ritmos bailables.

Lo de anoche borró de nuestras memorias la criticada presentación de 2012, pero no por eso destacó de memorable. Un poco más de goce por lo que hacían hubiese bastado para eliminar el letargo que a ratos se tomó el escenario. En definitiva, lo demostrado por MGMT dio claras señales de una banda que aún sigue en búsqueda de un horizonte musical, y que aunque no lo quiera, continúa (y talvez continuará) viviendo de sus clásicos que ya son parte del emblema indie.

Setlist: