Cerrando el segundo día del décimo aniversario de Lollapalooza Chile, Miley Cyrus se presentó ante un Parque Bicentenario de Cerrillos ansioso por ser testigo del único show de cabecera no repetido de este año. Con un leve retraso, que también había persistido durante el resto de la jornada, la estrella pop subió al VTR Stage para reencontrarse con su público después de su visita el 2014 con el Bangerz tour.
Sus canciones más recientes, sacadas del disco Plastic Hearts – su trabajo mejor valorado por la crítica a la fecha-, no palidecen al ser incluidas en un setlist que se basa en éxitos y covers bien hechos. Mención especial a Midnight Sky y la pista que le da el título al álbum, sólidos argumentos para sostener que sus canciones están cada vez mejor pulidas y su creatividad aún no toca techo.
La idea de que Miley Cyrus intenta demostrar su libertad en todo lo que hace quedó clara hace varios años. Obviando su liberación sexual después del sometimiento al cartuchismo Disney, la cantante se ha movido por distintos estilos sin prejuicios, hecho las paces con su alter ego adolescente, rendido homenaje a sus ídolas de la música y explicitando una ética de “si no me divierto, entonces para qué hacerlo”.
Un show que superó toda expectativa y que mostró una conexión inédita con el público para ser un show de cabecera. Nunca Lollapalooza Chile había apostado por un nombre del pop a tal nivel, lo que parece ser un acierto para el festival que urge encontrar una propuesta fresca y volver a arriesgarse como lo hizo en sus primeros años, especialmente en un contexto donde tendrá que competir con otros importantes festivales que desembarcan en Santiago, con Rock in Rio y Primavera Sound.
La cantante tuvo tiempo para estrenar canción, repasar a Nick Jonas y seguirle el juego a sus fans más obstinados, que esperaban un guiño a la Miley Cyrus con la que crecieron y veían por televisión.
En su eléctrico enterito azul, se despidió del escenario de Lollapalooza desbordada de regalos, dejando material de memes para días y planteando una promesa tácita: haga lo que haga, Miley Cyrus nunca nos aburrirá.