Caminaba en pausas, tenue, como si tratara de excusarse en cada paso. Estatura media que incomodaba a los flashes. ‘Trata de correrte a la izquierda, la tapas’, indica el camarógrafo de un canal televisivo, de aquellos que transforma la prensa rosa en un burdo juego de niños. ‘Tú, un poquito más a la derecha’, recalca. Perdida entre micrófonos está ella: Mon Laferte. Responde preguntas, sonríe, y mira con incomodidad, casi sintiéndose una turista en su propio país. ‘¿Cómo sentiste tu show en la Cumbre, Mon’, interrogan algunos. ‘Bien, aún estoy emocionada’, responde con los ojos vidriosos, abriendo la puerta a su apasionada pero frágil alma. ‘¿Y el nuevo disco’, lanza otro profesional. Calla, sonríe y balbucea ‘se viene’.
Un mes más tarde su status cambiaba bruscamente. De desfilar por los escenarios de la música emergente azteca, Monserrat Bustamante estaba parada en medio de la vitrina más grande de Chile: Viña del Mar. Bailó, saltó, cantó, lloró y abrazo, los titulares el día siguiente no escatimaron elogios, y la situaron como el fenómeno musical más importante de nuestro país en este 2017. No se equivocaron en el fondo, sí en la forma.
Durante semanas el nombre ‘Mon Laferte’ dejó de ocupar portales especializados en música, para trasladarse a pantallas de televisión, diarios e incluso revistas de papel cuché, esas que tanto ha criticado en su meteórica carrera. Un ‘ídolo’ a la fuerza pensarán algunos, que dota de ventas, ‘likes’ y rating, a aquellos que ven en las comunicaciones un mero juego comercial, de simpatizar sin mayor esfuerzo intelectual. El ejercicio puede ser un tanto alarmante: introducir sus siglas en algún motor de búsqueda arrojará toneladas de información surgida tan solo en los últimos meses.
Pero Mon calla, sonríe y hace lo que mejor sabe hacer: música desde su interior, sin filtrar emociones. Aterrizaje en México con alegres cuentas en sus redes sociales. Varias fechas en el Teatro Caupolicán se anuncian paralelamente. Sus pares la reconocen, su fanaticada la aplaude. ¿Cuál es el siguiente paso lógico? Claro está, un nuevo álbum.
Un proceso que marcará el quinto hito en su carrera musical, pero el primero desde que la atención mediática llegó a su honesta mirada. Un trabajo terminado y que fue gestado en México, que considerará la colaboración de Juanes, así como participaciones aún no develadas de Álvaro Henríquez, principal motor de Los Tres, y Omar Rodríguez-López, activo integrante de The Mars Volta y At The Drive In, que por estos días precisamente se enmarca en una gira mundial junto a la banda de rock hardcore.
La publicación se materializaría a principios del segundo semestre, apoyada por espectáculos a gran escala,a demás de residencias en importantes festivales de nuestro hemisferio. Sólo en nuestro país ya tiene tres shows a capacidad prácticamente completa en el aforo de Calle San Diego.
Mon Laferte es hoy una de las artistas más interesantes en la escena musical latinoamericana. Chilena de nacimiento y radicada en México, la cantante obtuvo el Disco de Platino por vender más de 60 mil copias de su álbum “Mon Laferte VOL .1”.
En sus comienzos participó en múltiples actividades musicales en su país, pero eso no fue suficiente para sus aspiraciones artísticas, por lo que buscó trascender las fronteras. México la acogió y ahí empezó a participar activamente de la escena local y a relacionarse con sus músicos. Tras actuar en el festival Vive Latino en 2015, lanzó su música de forma independiente consiguiendo éxitos como “Flor de Amapola”, “Lo que pido” y “Vuelve por favor”.