Por Jocelyn Jara
Luego de una larga espera, tanto porque Mike Patton demoró tres años en volver a Chile, y por la suspensión del primer show de Mondo Cane en Santiago, y reagendado para el domingo 9 de septiembre, miles de fanáticos pudieron deleitarse con la voz del que llaman un chileno más.
Todo comenzó la mañana del sábado 8 de septiembre a las afueras del Teatro Coliseo, aquel pequeño recinto ubicado a pasos del Palacio de La Moneda, allí unos pocos fanáticos de Mike Patton esperaban ansiosos poder encontrarse con el cantante o con algunos de los músicos que integran el proyecto más elegante de la factoría del norteamericano, Mondo Cane, que reversiona canciones italianas de los 50 y 60.
Largas horas del extraño calor de invierno y de nerviosismo fueron parte de la jornada, la que estuvo marcada también por la aparición de Mike Patton llegando al teatro por una de las puertas de entrada, ante la emoción de varios de los presentes, quienes sin embargo no pudieron acercarse para pedirle fotos ni firmas, porque los separaba una reja y los guardias de seguridad del edificio.
Alain Johannes dando el pie inicial
Luego de todo el tiempo transcurrido entre las 10:00 y las 20:00, al fin se abrían las puertas dejando entrar a asistentes de todas las edades, entre ellos familias enteras. Mucha era la impaciencia que rondaba el ambiente mientras Alain Johannes, el artista invitado, se preparaba para presentarse ante un público que iba exclusivamente al show de Mondo Cane. Johannes brindó un buen espectáculo a pesar de algunos inconvenientes y del brusco corte que marcó el fin de su repertorio, puesto que tuvieron que parar su presentación porque aseguraban que se había acabado su tiempo. Tan sólo estuvo media hora sobre el escenario. Luego de ser cortado, el vaso que tenía al lado de su silla se quebró y se le cayó la guitarra.
Mondo Cane: primer intento de show fallido
Después de algunos minutos, todo el público estaba enardecido a la espera del número principal: Mondo Cane, proyecto del afamado Mike Patton, el cual no se hacía presente en suelo chileno desde su última visita en 2013 junto al compositor Ennio Morricone en el Estadio Bicentenario de La Florida.
Ante la notoria demora, los asistentes comenzaban a gritar y a aplaudir presionando así a los músicos, situación que ponía un clima enérgico y tenso a la vez, ante un posible retraso del vocalista al lugar del encuentro. Al poco rato el presentimiento se hacía real: un representante de la banda subía al escenario y confirmada que el show se había pospuesto por problemas de salud de Mike Patton, quien había sido traslado a una clínica de la capital por una infección estomacal. La incredulidad y la molestia no se hizo esperar entre los presentes, muchos de los cuales creían que se trataba de una broma. Pero no, el show se había reagendado para el domingo 9 de septiembre a las 18:00, mismo día que sería el segundo concierto de Mondo Cane. Muchas personas que habían viajado desde otras regiones del país, tuvieron que quedarse con las ganas de disfrutar del tan anhelado espectáculo, lo que sin duda fue el punto negro de esta nueva visita de Mike Patton a Chile, quien históricamente postergaba un show en nuestro territorio.
Domingo 9: la revancha
Nuevamente los fanáticos más acérrimos esperaban a su ídolo y compañía en la entrada de Coliseo, con el miedo natural a que el nuevo concierto fuera cancelado al igual que el del sábado. Desde aproximadamente las 10:00 comenzaron a llegar jóvenes y no tan jóvenes, y no faltaron tampoco los vendedores ambulantes de merchandising, que contaban con una variedad de productos, entre los que destacaban poleras, stickers, tazones, llaveros, y lo más original de todo: las inéditas máscaras de Mike Patton, las que se vendieron como pan caliente y se usaron para simular fotos junto al cantante de Faith No More.
A las 16:00, una hora antes de lo informado por Transistor, fue la apertura de puertas. Nuevamente la ansiedad marcó la espera de los fans que habían acumulado aún más energía y entusiasmo para el reagendado recital.
Mondo Cane demoró algunos minutos en entrar en escena, lo que puso nervioso al público, ante la duda de una nueva postergación. Luego de un breve lapso que pareció ser eterno, por fin empezaban a subir al escenario los primeros músicos, que correspondían a la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Santiago, quienes acompañaron a la banda a interpretar todos los temas del repertorio. Uno a uno iban subiendo los integrantes entre gritos y la euforia de quienes habían esperado cinco largos años para volver a escuchar esas melodías italianas cantadas por el multifacético Mike Patton.
Pero sin duda toda la atención estaba puesta a la llegada del vocalista del extinto grupo Mr. Bungle, quien arribaba vistiendo un elegante terno blanco y una camisa negra con brillantes costuras, el pelo engominado como de costumbre, y sus anteojos. Así era la elegante y distinguida entrada del versátil frontman, quien con su atuendo hacía rememorar esas películas de la mafia italiana. Como era de esperarse sus fieles le gritaban todo tipo de dedicatorias, desde “mijito rico” a “Mike, suelta el baño”, a raíz de sus problemas de salud presentados el día anterior. A las gesticulaciones típicas del hombre, quien demostraba estar algo apresurado por cumplir con una gran presentación, se sumaban sus movimientos bestiales y agresivos.
El resto de la banda también se mostraba entusiasta y eufórica ante tal recibimiento del colmado recinto, desafiando a levantar más la voz. Una energía tal que parecía que estallaría en cualquier momento el pequeño local, lo que se dan en conciertos íntimos como éste, apoderándose del lugar desde la aparición misma de los miembros.
El impecable setlist inició con la hermosa Il Cielo In Una Stanza, para luego continuar con una seguidilla de éxitos como Ore D’ Amore, la poderosa Urlo Negro, que dejó a la masa con los pelos de punta, Deep Down, entre otras, generando un show casi idéntico al de 2011 en el Teatro Caupolicán, con la variación de no haber homenajeado a la cantautora chilena, Violeta Parra, con ¿Qué he sacado con quererte? (lo cual fue compensado en el segundo show de las 21:00 horas y con un Patton vestido de huaso).
Tras haber interpretado diecinueve canciones, el cantante anunciaba ya el término del concierto, advirtiendo que sólo iban a tocar un tema más. No obstante, se permitieron continuar con el intenso y emocionante recital con tres piezas más, argumentando que lo hacían “sólo por vos chilenos”, en un aceptable español mexicanizado de Mike Patton.
Un gran concierto fue el que brindaron a sus fans más fieles en Sudamérica, uno cargado de nostalgia por las presentaciones de años anteriores, haciendo recordar una vez más que el carismático músico puede hacernos vibrar desde un susurro hasta sus gritos más estridentes, pasando por todo tipo de voces y efectos que tan sólo con sus cuerdas vocales, logra estremecer hasta lo más profundo del alma. Tal vez sí faltó más interacción con el público, pero se explica por la urgencia de cumplir con un íntegro listado de canciones.
Dieron por finalizado el tan esperado y accidentando primer concierto de Mondo Cane en Chile 2018, con la tremenda Sole Malato, la cual fue coreada con todo el fervor que se merece, más las palmas de todos los melómanos emocionados hasta las lágrimas por ver al que consideran su ídolo y un chileno más, porque mal que mal Mike Patton ya es de la casa. Casi inexplicable parece ese mutuo amor entre él y su público chileno, una conexión que va más allá de las apariencias, más allá de su música, de su sencillez, o de su imagen.
Un reencuentro que como otros quedará para siempre en la retina de los espectadores, que se dieron por pagados luego de la decepción del día anterior, y quienes sin duda perdonaron a su ídolo.