Tras la repentina cancelación de su show en diciembre, New Order concretó la promesa del reencuentro con un show memorable por donde se le analice.
El merchandising pirata de la calle San Diego no disocia mucho a New Order con Joy Division, infiriendo que celebrar a uno es sinónimo de celebrar a los dos. Y no están tan equivocados. Ambas comparten más que músicos, sino la capacidad para ser símbolos de una era, un estilo musical y una estética definida, y la noche del 9 de enero fue la ocasión para celebrar eso.
Después de una confusión logística que obligó a reprogramar el show en una nueva fecha, New Order subió al escenario pasadas las 9 de la noche y todo partió con Singularity, de la misma forma que lo hizo en su último show en Chile el 2016. Las canciones no variaron de tal manera que nos haga pensar que estamos viendo un show completamente nuevo, pero sí uno bien montado.
Obvio que sonaron, Blue Monday, Temptation, Bizarre Love Triangle y demás clásicos, colocados estratégicamente el setlist para que no hubiera momentos flojos en el show. Más allá de las canciones que sonaron y no sonaron, la experiencia New Order es una para atesorar por su puesta en escena y la estimulación visual por parte de las pantallas y la impresionante configuración de luces.
El trabajo visual de la banda es simplemente cautivador. Hipnotizan al punto de captar la atención más que la propia banda en canciones que no son del conocimiento de todo el público; casi sintiéndose como una película con soundtrack en vivo. Acá es donde se manifiesta derechamente la obsesión de New Order, en especial Sumner, con la juventud y los cuerpos esculturales. Modelos blancos que protagonizan las visuales en videos de archivo o trabajos de la banda. Una romantización de la belleza y el arte en lo físico y espiritual, y al mismo tiempo por un pasado idealizado.
La música de New Order y Joy Division encuentra nueva vida en la música de nuestra generación como la principal manifestación de lo adelantados que estuvieron a su tiempo y lo influyentes que son, y ellos bien lo saben. Así que es natural que la audiencia se ubique por todo el espectro demográfico y pueda hacer bailar y emocionar tanto a veteranos como neófitos. Sin dudas hay un lenguaje común que todos entienden y que se transmite a través de sintetizadores inconfundibles y capas de sonido que apelan a la fibra más fina.
Es un caso aparte la forma en qué New Order homenajea a su banda madre Joy Division. Ciertamente Sumner se notaba igual de excitado que el público a la hora de experimentar en ese momento las canciones que resultaron de la breve y tristemente interrumpida carrera de esa institución manchesteriana. No es un trámite, Sumner quiere que cantemos con todas nuestras fuerzas porque esas canciones al fin y al cabo son de todos.
New Order no es ni será opacado por Joy Division, ya que es de las pocas bandas que supo construir su identidad a partir de sí misma y encumbrarse al mismo nivel de la leyenda fugaz que lideró Curtis. En este sentido, Atmosphere, Decades y Love Will Tear Us Apart no se constituyen como un artefacto fácil para cerrar el show y dejar a todos contentos, sino como una decisión personal – por algo no son solo ‘hits’ – y como una bofetada para dejarnos claro su atemporalidad.
SETLIST
- Singularity
- Ceremony
- Age Of Consent
- Restless
- Crystal
- Academic
- Your Silent Face
- Tutti Frutti
- Subculture
- Bizarre Love Triangle
- Vanishing Point
- World
- Plastic
- The Perfect Kiss
- True Faith
- Blue Monday
- Temptation
- Encore:
Atmosphere (Joy Division song)
Decades (Joy Division song)
Love Will Tear Us Apart (Joy Division song)