La deuda ya está pagada. Los nostálgicos y densos sonidos noventeros han vuelto a tocar nuestro país, ésta vez el cuarteto californiano Silversun Pickups deja su marca. Íntimo quizás es poco, su juego pasivo agresivo se agudizó de la manera más certera posible. Se ha desmitificado la injusta comparación con Smashing Pumpkins en tan sólo una hora con una cantidad de enganches genuinos que los posicionan como un giro inesperado en el Acer Stage.
Brian Aubert y Nikki Monninger despiertan a la masa, cumpliendo la deuda en Sudamérica, en éste su último show de la gira de éste lado recóndito del planeta. Nos traen densidad tras densidad, hito tras hito entrelazando a su vez la andrógena voz de Brian con la dulzura y sensibilidad de la voz de Nikki. “Kissing Families” marca la mitad del show, donde ya podíamos ver la transa entre el vocalista y la audiencia, creando la intimidad de la cual la audiencia siempre se encuentra deseosa.
Desde el 2005 hasta la fecha nos dejan tres álbumes de estudio más EPs que intentaron conglomerar en su tiempo acotado dejando rastros himnos de voz rasposa y sentimental. Podemos destacar “Friendly Fires” del 2015, extraído del “Better Nature” junto con “Latchey Kids”. Mencionamos una vez más a Brian quien no podemos de dejar de destacar como una figura coqueta y pragmática en escena.
El hito final se da con “Growing Old Is Getting Old”, aferrando su cálido y desenfrenado público algo más allá de lo terrenal. Debemos destacar a los asistentes, son la verdadera razón por la cual bandas como Silversun Pickups- que por lo demás sacan su nombre de una licorería de su ciudad natal- prometen su pronta vuelta.
La crítica de la banda formada en el 2000 ha sido todo menos amable, aparte de la comparación con la tendencia creada por Billy Corgan las marcas han sido de dream pop aburrido y de poco creativo. Lo que presenciamos hoy fue completamente lo opuesto, atravesaron sus propios miedos e inseguridades trabajando en escenario maravillosos poderes ocultos de drama bañado en un aura humano. Ellos han constatado que lo que intentan comunicar es un lenguaje musical para crear algo que no existe, transformando lo abstracto en bellos melodramas atmosféricos e intensos.
Lo que hace la esencia de la banda una genuina es exactamente la mezcla de ésta sensibilidad musical junto con la criticada andrógena salida de parte de las vocales, que si nos preguntan crean un perfecto equilibrio de un flash hacia los noventa sin dejar atrás el contexto en el que se enmarcan. Potentes líneas de bajo se entrelazan con el sintetizador dejando en nuestros paladares una dulce entrega, densidad y calibre altura que ya estamos esperando nuevamente.