Sophie Allison es una pensadora a lo grande. La guitarrista oriunda de Tennesse mina su propio arte y creación en búsqueda de significados mayores, y bien sabido es que desde lo inmemorable, la música ha sido uno de los primeros terapeutas en un mundo de sinsentidos. Color Theory, el segundo álbum de Soccer Mommy, viene a confirmar esta idea mientras la joven artista continúa elevando el listón de calidad, cortesía de un impecable set de desnudas composiciones y brutales verdades.
En la cuidadosamente pensada premisa que da título a la placa, Sophie asigna un color a tres experiencias centrales que han marcado su vida personal. El azul representa la tristeza y la depresión. El amarillo refleja la enfermedad mental y física. Y por ende, el gris simboliza la pérdida y la muerte. Las consiguientes canciones abren discusión acompañadas de un destilado sonoro de la música favorita y las influencias de la compositora.
En Color Theory, todo se siente más grande. La expansiva paleta sonora del proyecto se fortalece cuando la compositora adopta el modus operandi de crear aquello que ella describió como “la música de su infancia, pero afligida – y en algunas instancias, decadente”. La producción de Gabe Wax, colaborador en la grabación del álbum anterior Clean (2018), enfatiza en las sensibilidades pop de los arreglos elaborados por la artista. Así mismo, la ejecución de la banda que la acompaña crea una atmósfera nubosa, imponente, casi como si se tratara de una pequeña película grabada en una cámara super-8.
En ninguna otra pieza el concepto musical es más evidente que en el segundo tema, “Circle The Drain”, una reflexión sobre la cotidianidad y la rutina bajo la cual una depresión puede consumir a quiénes afecta, bañada en un halo de cálidas guitarras y una percusión que recuerda al más puro estilo del equipo de producción The Matrix (colaboradores de Avril Lavigne, Katy Perry, Kelly Clarkson, entre otres). Otros momentos como “Lucy”, “Bloodstream” y “Crawling In My Skin” recuerdan más el elemento clásico y la urgencia en el trabajo de estandartes noventeros como Liz Phair. Dicho esto, lejos de caer en las trampas de los tributos, Soccer Mommy crea un cohesivo set de canciones que se sienten más como el traspaso de antorchas entre una generación artística y la otra.
“Una contención frente a tus cruzadas existenciales”
La gran victoria de Color Theory radica en cómo los arreglos musicales se integran con la lírica en una relación profundamente simbiótica, componiendo la carne y hueso de un álbum oscuro, denso, intrigante que encara al dolor en su cara con gracia y dignidad. Aquí, Soccer Mommy alumbra los rincones más oscuros de su existencia, creando relatos que en la medida del tiempo, guiarán a oyentes que podrán encontrar una contención frente a sus propias cruzadas existenciales.
Una tímida, hipnótica melodía de guitarra acústica compone la columna vertebral de “Night Swimming”, mientras el eco de su sonido se alimenta con una línea de sintetizador que pareciera simular un arreglo de cuerdas con escalofriante parecido. Sophie conjura la imagen de sí misma bañándose en la playa, mientras quién le acompaña parece no compartir su emoción, ni mucho menos entenderla, reflejando la disonancia de estar acompañado y mantener múltiples relaciones, y aun así sentir soledad e incomprensión.
Es imposible el no sentir alguna conmoción fuerte al escuchar “Yellow Is The Color Of Her Eyes”, la épica pieza central del álbum que habla sobre la lucha de la madre de Sophie contra una enfermedad terminal. Con desoladora honestidad, la joven ilustra la angustia de no poder aprovechar junto a los seres queridos el tiempo, que además tiene una fecha de expiración que no puede conocer ni tampoco detener. La universalidad de su lírica proporciona un abrazo sónico a cualquiera que haya pasado o esté pasando por esta clase de desconsuelo. Y como si el efecto no pudiese ser más demoledor, la increíble sección final de la canción se asegurará de que todos estallen en lágrimas.
Entonces, puede ser cierto que el mar de confrontaciones y emociones que se atraviesan en el álbum resultan abrumadoras. Pero la experiencia creada resulta tan fiel a la realidad humana que es imposible no identificarse con estos relatos. El muro de sonido que recubre las líricas además hace un eco irresistible de la música en la adolescencia de muchos, marcada por la energía visceral de canciones ansiosas y deseos rabiosos. En este álbum, Sophie Allison demuestra que ella es todos, y todos son ella, a diferentes momentos en el tiempo, y que nadie está a salvo de los juicios y pruebas de la vida.
Existe algo inquietante sobre la forma en que “Gray Light” pone fin a este ciclo. La pared de sonidos industriales avanza, haciendo cada vez más estrecho el espacio en la habitación, y de repente, no queda nada. Soccer Mommy no nos deja sus últimas resoluciones; un soplo paranoico y contrariado sobre el impacto de asumir nuestra propia mortalidad es lo último que alcanzamos a escuchar de ella. Tal como en la vida misma, el dolor no siempre se esfuma. No todo tiene que terminar con una nota de esperanza forzosa, y tal como este momento en la música, la única y mejor finalidad es un camino abierto.
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