Por Lily Molina
¿Qué tan importante es la música en una película?
“La música y el cine encajan naturalmente porque hay un tipo de musicalidad intrínseca en la manera en que las imágenes en movimiento funcionan cuando se juntan. Se ha dicho que el cine y la música son muy parecidos como formas artísticas, y creo que eso es cierto” – Martin Scorsese.
“Una pregunta demasiado amplia. Digamos que cubre una multitud de pecados” – Woody Allen.
Con la excepción de los musicales, ningún género cinematográfico capitaliza más en la música que el terror. Es el alma de cualquier susto, ya sea una cacofonía de cuerdas, una escalofriante escala de piano o un ensordecedor episodio de silencio. Prueba y recuerda algunas de las escenas de terror más icónicas y tu mente evocará el OST de acompañamiento también, o viceversa.
A unos días de Halloween, preparamos una lista con algunos OST esenciales en terror. Aquí incluimos solo bandas sonoras originales, nada de El Exorcista, El Resplandor o La Noche de Los Muertos Vivientes.
Jaws
John Williams
Steven Spielberg tenía un gran problema en el set de Jaws: sus tres tiburones animatrónicos se habían echado a perder. Sabía que se estaba quedando sin tiempo y sin opciones. Pero estos posibles fallos de funcionamiento que podían arruinar la película resultaron ser una bendición disfrazada, esto porque: 1) No ver al tiburón durante la mayor parte de la película resultó ser más aterrador que verlo realmente, por el factor sorpresa que generaba. 2) El ominoso y ahora icónico tema de John Williams se convirtió en la clave de su terror.
“Da-da…da-da…” Ese es el sonido del Gran Blanco que se acerca, mirando la carne de las piernas humanas mientras cuelgan bajo el agua. “Da-da-da-da-da-da-da”, la música se desarrolla mientras la persona nada más rápido, justo debajo del cuerpo, hasta ese momento que te hace gritar cuando una mujer es sacudida de lado a lado como si fuera una muñeca de trapo, o cuando la balsa de un niño se vuelca en un géiser de sangre. Al optar por un enfoque del enemigo más atrevido e invisible, Spielberg cambió la manera de hacer películas, mientras el OST de Williams continúa persiguiendo a generaciones que aún piensan dos veces antes de sumergirse en el agua.
A Nightmare on Elm Street
Charles Bernstein
Freddy Krueger sigue siendo uno de los villanos más horrendos y terroríficos de las películas de terror porque existe en un lugar del que no se puede escapar por completo: los sueños. Muchos de los tracks del filme, como el tenebroso “Prologue” y el “Main Title”, suenan como canciones de cuna distorsionadas, lo que reduce la guardia a un sueño incómodo. El uso intensivo de sintetizadores (en “Dream Attack”, “Terror in the Tub” y “No Escape”, por ejemplo) tienen una sensación cursi por excelencia de los 80’s, pero todavía funcionan hoy al representar las rarezas febriles de las pesadillas. “Laying the Traps” suena más como una canción de una película de acción, que logra el objetivo porque los protagonistas de la película realmente contraatacan y hacen planes sensatos para sobrevivir a los ataques de Krueger. Y una de las partes más espeluznantes del score, sin embargo, es el uso escaso, pero fuertemente distorsionado de las voces, que Bernstein realmente creó al grabar a través de los pedales Boss en delay y con ecos digitales.
The Thing
Ennio Morricone y John Carpenter
John Carpenter tiene una reputación como de un cineasta “que lo hace todo”; dirigió, produjo, compuso la música y actuó en sus dos primeros éxitos, Assault on Precint 13 y Halloween. Y en The Thing Carpenter reclutó al virtuoso y hábilmente diverso Ennio Morricone. Se dice que Carpenter le pidió a Morricone que simplificara su intención en el OST, lo que lo llevó a la siniestra versión final, que casi perfectamente se combina con el estilo musical de Carpenter.
Morricone, uno de los mejores compositores cinematográficos de todos los tiempos, logra transmitir perfectamente los temas principales, como el aislamiento, la paranoia y el miedo a lo desconocido. “Main Theme-desolation” presenta sintetizadores en staccato combinados con sonidos orquestales de estilo gótico, mientras que el bombardeo claustrofóbico de sonidos en “Contamination” es suficiente para tener esa sensación como si unos insectos repugnantes se arrastraran sobre uno.
Los tonos electrónicos se ajustan al antagonista alienígena futurista, como también al escenario; una instalación de investigación en la Antártica. Las piezas orquestales más tradicionales, como las cuerdas profundas y lentas que se vuelven estridentes y apremiantes en “Bestiality”, tocan las fortalezas de The Thing como una película de terror llena de monstruos.
Rosemary’s Baby
Krzysztof Komeda
Nunca “La la la” sonó más creepy que en Rosemary’s Baby, cuando la canción de cuna entrecortada de Mia Farrow se ensombrece con el disonante clavicémbalo eléctrico, lo que indica que fuerzas más oscuras pueden estar en juego en el cuento de hadas de los años 60’s en Manhattan. La música inspirada en el jazz, preparada por el pianista y compositor poláco Krzysztof Komeda, continúa modificando notas discordantes, contrarrestando un vals guiado por cuerdas y un zumbido apenas perceptible para sugerir una dulce canción infantil que se volvió siniestra.
Como la pelirroja y embarazada Rosemary (Farrow) comienza a desconfiar de todos los que la rodean, desde sus vecinas (Ruth Gordon, Sidney Blackmer) hasta su esposo (John Cassavetes) pasando por el bebé que está creciendo dentro de ella, la tensión en cada una de las notas y piezas orquestales de Komeda alcanza unos niveles febriles de terror. En la escena final con “¡¿Qué le has hecho a sus ojos?!” el OST llega a su cenit aullante y cacofónico, dando un nuevo y temible significado a lo que representa el miedo al embarazo.
Psycho
Bernard Herrmann
Es considerado uno de los soundtracks más importantes en el género por dos razones. Una, por la partitura maravillosamente aguda y llena de terror de Herrmann, que está construida sobre una base de cuerdas que se empujan y tiran en todas direcciones, elevando aún más una película ya febril e impactante.
Dos, ¿existe un score más canónico, más culturalmente resonante y pop y referenciado que el OST de Psycho? Hasta el mismo Hitchcock mencionó una vez que “el 33% del efecto de Psycho se debió a la música”.
Inicialmente, para la escena de la ducha con Janen Leigh se tenía pensado dejarla en silencio, y en un punto Hitchcock incluso consideró un score con jazz. En cambio, Herrmann prevaleció con su idea, y con una banda sonora tan efectiva e intrínseca que se hace imposible imaginar la película sin el.
Eventualmente, Herrmann pasaría a componer para siete películas de Hitchcock. Él siempre insistió en el control creativo, y siempre se lo ganó en verdad. Después de todo, el mejor amigo de un muchacho es su compositor.
Halloween
John Carpenter
A principios del verano de 1978, meses antes del lanzamiento de la película en octubre, Carpenter recibió un final cut de la película sin ninguna música o efecto de sonido, que proyectó para un joven ejecutivo de la 20th Century Fox. “No tenía miedo en absoluto” escribió Carpenter en unas notas que se incluyeron en el OST, agregando que “Entonces me decidí a salvarlo con la música”.
Inspirado por Bernard Herrmann y Ennio Morricone, Carpenter y el consultor creativo Dan Wyman, quien trabajó con él previamente en Assault on Precint 13, se reunieron en el Sound Arts Studios en Los Angeles, y durante dos semanas compusieron en modo “double-blind”, lo que según Carpenter significaba “in situ, sin referencia o sincronización con la imagen real”.
El icónico tema vino de un ejercicio que el padre de John le enseñó sobre los bongos en los 60’s; el “Laurie’s Theme” y “The Myers House” nacieron de melodías de Herrmann. Composiciones minimalistas que evocan atmósferas hipnóticas e inquietantes que atormentan y acosan a cualquiera. Son sonidos que realmente capturan personalidades.