Luego del atraso de casi media hora – agregado a que el show previo de Doja Cat había terminado varios minutos antes de las nueve – la banda cortó los silbidos ansiosos del público saliendo a escena para interpretar Bad Decisions, corte de The New Abnormal, disco que nació en pandemia y que tiene las mejores canciones de la banda en una década.
The Strokes frecuentemente tienen problemas para sonar bien en vivo, sin embargo, esta vez la banda sonó compacta y la voz de Julian Casablancas se notó en mejor forma que en su deslucida pasada por Argentina o su anterior visita hace cinco años, a pesar de algunos errores que no entorpecieron de mayor forma el show. Sin embargo, el escenario VTR no pudo solucionar sus problemas de volumen y la banda no consiguió sonar a la altura correcta para el público que se encontraba a los costados aunque estuvieran próximos a la banda.
Un Julian Casablancas – a ratos displicente que privilegiaba bromear y prolongar el tiempo entre canción con comentarios que en buena parte se extendieron más de lo que debían y que carecían de sentido en un contexto de show headliner – marcó el tono del show.
Aparecieron partes en las que Julian cambió la letra y tono de algunas canciones de una forma que poco aportó, como cuando interrumpe el diálogo de las guitarras de Albert Hammond Jr. y Nick Valensi en el clímax de The Adults are Talking, para después evadir el puente de la canción con un balbuceo enigmático.
Uno de esos arrebatos fue el jam improvisado de Ole Ole, donde Casablancas incitó al público a continuar con sus cánticos para armonizar y balbucear unas líneas sobre este. La banda completa no tardó en unirse en un acto que parecía a The Strokes creando una canción en vivo y en directo que otra cosa. El problema es que los tiempos y el setlist no aguantaban una intervención de este tipo de cinco minutos, por lo que se vieron obligados a acortar la lista de canciones que tenían preparadas.
Es cosa de gustos si uno hubiera preferido que la banda interpretara las dos canciones que restaban del setlist – Killing Lies y New York City Cops aparecían en la hoja con la lista de canciones que gente del staff le entregó a algunos fanáticos después del show – o si piensa que esa interacción con el público le entregó al show el jam Olé Olé fue justificada, pero se espera más de un banda encargada de poner el broche de oro a un festival.
Someday fue la única canción del encore, lo que Casablancas justificó aludiendo a que el metro iba a cerrar si la cosa no paraba ahí. El metro a esa hora ya estaba cerrado, y la gente, en su mayoría incrédula de que el show ya no seguía, coreaba los nombres de las imprescindibles que se fueron sin escuchar. Tampoco se realizó la tradición pirotécnica que despide cada festival, que siempre ha sido el factor que eleva la promesa de un próximo Lollapalooza.
Tal vez el atraso influyó en que el show se acortara, o las improvisaciones a mitad del set, pero lo cierto es que el show pudo ser mejor de lo fue, no tanto por un tema de canciones elegidas, sino más bien por una actitud de su vocalista que restó continuidad y fluidez al show.
The Strokes no dieron en la nota para ser el mejor show de cabecera, mucho menos de todo el festival – ese puesto se lo pelea IDLES y Miley Cyrus-, pero cumplieron en entregar un show con suficientes canciones buenas para quedar bien con los fans.
Fotos por Pablo Benítez