Con un elegante retraso de 5 minutos, con bandera chilena en mano, la cual permaneció junto a él durante todo el show, comenzó la presentación del artista británico Tom Chaplin en nuestro país, 4 años después de su última presentación en Chile con su banda Keane, en la versión de 2013 del festival Lollapalooza. Apelando a los sentimientos y emociones, el cantante junto a su banda de 4 integrantes, repasó en su totalidad – y agregando incluso algunos bonus tracks – las canciones que componen su primer álbum solista “The Wave” lanzado en el año 2016, además de apuntar varios de los grandes éxitos de Keane, como “Crystall Ball”, “Everybody’s Changing” y “Bedshaped”, desplegando aquellos elementos sorpresa a los presentes.
Luego del show de We Are The Grand, con una calidad vocal impecable y frente a un repleto teatro La Cúpula compuesto por un público de diverso rango etario, Chaplin y compañía, en un extenso setlist de 22 canciones se extendió en casi dos horas de espectáculo. Aquellos alteraron atmósferas que pasaron por canciones que llaman a disfrutar la vida, a emocionantes tributos a su pasado y a su actual vivir, tópicos centrales que involucran la creación de su primer trabajo en solitario y al repertorio de su antigua agrupación. Acompañados por cantos al unísonos del público chileno que daban para el reconocimiento respecto a que su gran fanaticada nacional lo esperó por un largo tiempo y lo recibió con los brazos abiertos en esta nueva ocasión.
Dentro de su energética presentación de este viernes se pudo destacar por sobre todo el sincero agradecimiento y la permanente felicidad del cantante por estar presente en ese momento, dando las gracias constantemente a sus fanáticos por estar junto a él y por seguir su carrera por más de una década, en un nervioso español. Así se da a conocer a lo largo del show que en cierto punto de su vida pensó nunca más volver a ver un escenario lleno de gente que amara su música, debido a errores cometidos en el pasado, por lo que el respeto y la emoción de volver a reencontrarse con su público latinoamericano traspasaba el escenario cada vez que Chaplin se dirigía a los presentes con cada uno de sus temas y que generó un íntimo ambiente que estuvo lleno de risas, de sentimientos y éxitos.
Cerca de las 11 de la noche e interpretando finalmente el clásico de Keane “Somewhere Only We know”, el británico se retiró del escenario ante un aplauso cerrado de un recinto lleno y con una sensación de satisfacción que invadía al público presente; pareciera ser que Tom Chaplin se encuentra en uno de sus mejores momentos musicales, lo que se podía reconocer a cada minuto, y con esta impecable presentación reafirmó con hechos que el futuro de su carrera en solitario está recién comenzando y que en sus propias palabras, “nunca se sabe” si volveremos a verlo en Chile en un período menor a los 4 años de separación de esta oportunidad.