Si citamos a una banda como King Crimson podríamos hablar de unos pioneros dentro de la música más compleja y progresiva, una formación llena de talento e innovación que tocaban música del Siglo XXI en pleno Siglo XX. El simple hecho de observar con detenimiento la música de la banda angelina Tool puede ser el mejor reflejo de lo que aportaron aquellos londinenses en los años finales de la década de los 60. Aquella inyección de savia nueva tendría su regreso unos 25 años después para un grupo imposible de encasillar a un género en concreto y ahí es dónde radica todo su atractivo, ya que justo en 1990 daría luz una de las bandas más vanguardistas de los últimos tiempos para construir su obra maestra tan solo seis años después.
“Aenima” es nuestro disco recomendado para esta semana, el laberinto musical creado por Tool y a la postre su segundo álbum de estudio. En los días actuales los fans más acérrimos siguen preguntándose cuando llegará el nuevo material de la banda tras ocho años en el dique seco desde su último “10.000 Days” pero una simple escucha de su disco de 1996 para abrirte la mente y disfrutar de sus clásicos porque lo que está claro, es que estamos ante un álbum irrepetible.
Estando en la cima de su propia liga, el punto más culminante de su discografía se encuentra en ese año del 96. “Aenima” es el Everest de la música progresiva de los 90, no sólo Keenan sino el resto de la banda está mejor que nunca. El bajista Justin Cancellor sustituyo al bajista original de Tool, Paul D’Amour un año antes de la salida de este LP. Este último fichaje se convierte en una de las piezas más importantes de este rompecabezas experimental creado por estos 4 intelectuales californianos llenos de peripecia e imaginación.
Su segundo disco de estudio supuso una evolución bastante notable con respecto a su primer “Undertow”. La atmosfera que envuelve “Aenima” causa hemorragias bajo el riff pesado que marca la inicial “Stinkfist”. A partir de aquí ya no hay marcha atrás y las nuevas técnicas innovadoras hacen de la música de Tool todo un alarde de complejidad atractiva. Capa tras capa se van cubriendo pieza por pieza durante todo el trayecto que discurre “Aenima” ofreciendo mucho para el oyente. Aquí crece más la oscuridad de Tool duplicándose en intensidad con respecto a su primer álbum.
La contribución de Adam Jones (guitarra) y Danny Carey (batería) supone una de las partes más importantes dentro de la columna vertebral que descarga el sonido de Tool. Mientras el primero te muele a base de memorables riffs, es el percusionista quién va haciendo del desorden inicial toda una proeza de gran concentración.
No es una simple evolución lo que describe este álbum, la musicalidad versátil que habita en “Aenima” abre nuevas áreas de expansión dentro de la exploración musical de Tool. Mucho más melodía en las 15 piezas que lo componen y dejando unos 80 minutos totales comandados por partes realmente alucinógenas dónde la poderosa voz del demencial Maynard James Keenan dejan momentos imborrables en la memoria de Tool como es ese último minuto y medio de la gran “H”.
Hasta las partes que menos sentido tienen (“Useful Idiot”, “Cesaro Summability” o “(-) Ions”) llegan a ser necesarias para completar el disco de forma redonda con otros cortos más atmosféricas como “Message To Harry Manback” o “Die Von Ever Satan”. La evocación que despierta “Jimmy” con ese “Coming Home…” que canta Keenan, despierta una de las densidades más lúgubres de “Aenima”. De “Pushit” incluso podemos decir que estamos ante uno de los diamantes más brillantes de su discografía. Lo mismo pasa con “Third Eye”, ambos son los cortes más largos del disco y ambas dejan claro los momentos más grandes de lo que eran capaz de hacer Tool en aquellos momentos con esa creación de música exorbitada.
¿El comienzo del disco? Rozando la excelencia a la perfección del imaginario mundo que puedo aportar su música. Los californianos se van abriendo camino entre un bosque oscuro lleno de matorrales con cortes como “Eulogy” o “Forty Six & 2”. “Hooker With A Penis” muestra la versión más agresiva, otra prueba más para deleitarnos bajo la música progresiva y sincronización que se gastan la tripleta atacante: Chancellor, Adam Jones y Danny Carey. A su lado el Keenan más protestante sucumbe ante el señor riff que aquí, una vez más, se vuelve a hacer poderoso como mismo pasa con la malhumorada “Aenema” dónde él frontman nos vuelve a mostrar el particular armageddon de la banda.
“Aenima” ofrece un mundo extraordinario para perderse en su interior el tiempo que sea necesario. A pesar de su densidad global y las indulgentes tendencias que aporta, Tool se mantiene fiel a su estilo creciendo enormemente como banda y siendo catapultados por la magnitud de esta joya. Este es el encuentro dónde el grupo descubre su firma que 5 años después llevaría a otra gran continuación elevada casi a los mismos altares de este disco, “Lateralus”.