Por Lily Molina
En 3 ocasiones ha estado U2 en nuestro país. Hace 19 años fue el debut, algo emotivo, lleno de conciencia social y amor cuando Bono subió al escenario a las madres de los desaparecidos durante la dictadura para cantar “Mothers of the Disappeared”. Después para el Vertigo Tour volvieron el 2006, cuando Bono se reunió con la Presidenta Michelle Bachelet, a días de asumir su primer mandato, en cuyo evento le entregaron al frontman la medalla Pablo Neruda, como reconocimiento a su mérito artístico y cultural. Y el 2011 regresaron con el apoteósico 360º Tour, que constaba de una inmensa instalación que lograba que desde cualquier parte del estadio se viviera una experiencia única. Esta vez retornan, nuevamente al Estadio Nacional, conmemorando los 30 años del eminente “The Joshua Tree”.
Y de lo que trata este quinto disco de estudio de los irlandeses pareciera ser una historia sobre inmigrantes. Cuatro tipos de Irlanda parten a Estados Unidos y lo que descubren los dejan robustecidos en cierta forma como indignados. Mientras que las letras de la obra de 1987 dan voz a su siempre creciente conciencia social, las raíces de The Joshua Tree están asentadas firmemente en el blues, góspel y folk. Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. eran extranjeros en una tierra extraña, y este sentido de la otredad es predominante en el disco.
“Realmente no suena como algo más de su tiempo en absoluto” recuerda The Edge en el documental Classic Albums del 99’. “No viene de una mentalidad de los 80’s, viene de un lugar completamente diferente… cuando estábamos haciendo este álbum, realmente no nos sentimos como parte de lo que estaba pasando en el negocio de la música en esa etapa. Y nos sentimos muy aislados”.
“Estaba tan fuera de lugar con todo lo que había alrededor” comentaba Bono. “Fue una locura. Era como una música extática”. El espíritu atrapado en The Joshua Tree llegó a la cima de los charts en más de 20 países, desprendiendo singles de éxito como “I Still Haven’t Found What I’m Looking For”, “Where the Streets Have No Name” y “With or Wihout You”. Tecnológicamente innovador, políticamente cargado, espiritualmente conciente y amigable con la radio al extremo, el disco construyó en la reputación de U2 como músicos en vivo sin precedentes.
Y la idea de preparar un nuevo tour para celebrar las tres décadas de uno de sus trabajos más importantes de su catálogo, Bono dijo “fue solo para honrar este álbum, lo que significó mucho para nosotros”. Al principio no había “gran concepto”. Sin embargo, una vez que se dieron cuenta que el disco era aún relevante temáticamente “la cosa funcionó sola”. The Edge citó también las elecciones presidenciales de Estados Unidos del año pasado y otros eventos mundiales por lo que juzgaba que era una resonancia renovada del tema de The Joshua Tree. “Las cosas tienen una especie de círculo completo, si quieres. El disco fue escrito a mediados de los 80’s, durante la era Reagan-Thatcher de la política británica y estadounidense, y fue un periodo en el que hubo muchos disturbios. Thatcher estaba apunto de intentar poner fin a la huelga de los mineros, había toda clase de problemas en Centroamérica (y en Chile aún no recuperábamos nuestra democracia). Se siente como si estuviéramos ahí de algún modo, dice el guitarrista. No creo que ninguno de nuestros trabajos haya llegado a un círculo completo en esa medida, ‘Wow, estas canciones tienen un nuevo significado y una nueva resonancia hoy que no tenían hace tres o cuatro años’”
Y es por eso que The Joshua Tree sige tan vigente. Convirtió a U2 en verdaderas estrellas del rock presentando algo cultural, histórica y estéticamente significativo. Los shows cuentan con una puesta en escena envolvente y un carisma y aura que alcanza todos los lugares del recinto. La mayoría de las cosas se devalúan, pero la experiencia de ver un concierto, sobre todo algo referente al revival de un disco clásico como lo es The Joshua Tree, no significa otra cosa que un acontecimiento triunfal.