Lollapalooza 2017 fijó en nuestras retinas el segundo hito Two Door Cinema Club, en lo que pareciera un lazo fuerte entre la banda y Chile. Ésta vez lo realizado por el cuarteto es una presentación más intensa que la anterior, no sólo por que los cuatro años no pasaron en vano sino que adquieren calidad de show imperdible siguiendo a los únicos Duran Duran. Lo irresistible de un acontecimiento renovado y extremadamente más maduro, se desenvuelven en una comodidad electrizante y una balanceada explosión “indie”.
Hacia el mismo festival en su edición 2013 de la cual ya hemos hablado, Two Door Cinema Club debutaba en escenario nacional bajo dos manifestaciones aclamadas “Tourist History” de 2010 y “Beacon” del 2012. Aquel debut se consolidaba como uno refrescante y nuevo de una agrupación típica de festivales veraniegos. Con lo que han llegado esta vez no es una propuesta distinta en sí,sino que una evolución de lo que han trabajado, integrando en su portafolio un reciente “Gameshow” anclado al beat ochentero. En términos de setlist, la apuesta fue una como la de Argentina hace un par de días exponiendo todas las sorpresas que aguardaban en su bolsillo.
Con un público colmado aparecen dando altos cortes de juventud con lo infalible “Cigarettes in the Theatre” acompañado de inmediato de la explosión frenética de “Undercover Martyn”. El LP Tourist History marcó su aparición casi completa, denotando aquellos riffs dulces y ágiles que prometen, llenando a cada espectador de narcotizados momentos irresistibles. Juegan con los corazones abatidos con despliegues como “Do you want it all?” y “This is the Life” en la primera mitad del set.
Su colección musical propia destella referencias obvias en la escena actual, generando comparaciones a Phoenix, Passion Pit y hasta la complejidad emocional de Bloc Party. Es certero decir que las comparaciones son justificadas en casos, pero lo que demuestran en el escenario Vtr es mucho más que aquello, se apoderan de la monocromía escénica a ratos para traer frescas salidas “Bad Decisions” atacando a lo energético con la ansiedad digitalizada de nuestra contemporaneidad, pasando por versatilidades pasadas con “I Can Talk” hacia el centro del set.
En concreto lo que aportó Two Door Cinema Club desde el primer segundo hasta el cierre con “What You Know” fue una atrapante y frenética propuesta que se destacó por sus destellos contemporáneos sin encerrarse demasiado en un sólo término musical. Alex Trimble en declaraciones pasadas nos reafirma que el conjunto no pretende ser parte de ningún movimiento musical en específico, lo que nos habla de la versatilidad con la que nos envuelven.
El riesgo que corrió el festival en pasar de un 2013 en que la banda se presenta alrededor de la una de la tarde a un show de 7.15 pm fue uno que pagó bien su precio. Podemos, luego de ver a nombres como The Strokes más tarde, asegurar la química y seguridad con la que, se desenvuelven atrapando a cualquiera en esta suave red ecléctica, que a pesar de ser quizás una banda que muchos llamarán cliché, es sin duda una propuesta que nos trae balance en su máxima expresión. Despliegan álbumes equilibrados, consistentes y potentes sumados a una curiosidad musical pregnante de parte de los nerds que empoderan la banda, bañando nuestros momentos en el recinto de riffs melancólicos en una arquitectura compositiva hipnótica e insaciable.