Era un día común y corriente en la Cambridge High School. Jóvenes caminando por los pasillos, organizando el panorama de fin de semana, y discutiendo sobre la sociedad que en ese entonces los rodeaba. Los años sesentas traían consigo no solo la “beatlemania” en todo Reino Unido, sino que un fenómeno cultural tan perfectamente reflejado en el film de Alfred Hitchcock, “Psicosis”, estrenado en dicha década. Lo que nadie sospechaba era que ahí, entre medio de una docena de silentes y aburridos parques, comenzaría a forjarse de las fuerzas musicales que cambió para siempre nuestra forma de concebir el rock: Pink Floyd.
Syd Barrett y Roger Waters se conocían desde su infancia. Tenían gustos similares y percepciones orientadas en un mismo camino, pero por algún motivo, musicalmente aún no confluían. Cosa diametralmente opuesta ocurría con una de las amistades de Syd en la Escuela de Arte de su ciudad natal. David Gilmour le enseñó los primeros acordes de guitarra antes que la mente tras “Interstellar Overdrive” decidiera tomarse en serio la música. El tiempo pasó y ya como declarado fan de The Beatles y Rolling Stones se sentó a escribir su primera canción, una que no vería la luz hasta ya varios años más: “Effervescing Elephant”.
El paso siguiente era lógico. Ya con cierto recorrido ganado, Syd fue invitado por Roger Waters a participar en The Abdabs, banda formada por él y su compañero de universidad, Nick Mason. Grabaron dos temas en los estudios Thompsan Private, ambos con una notoria influencia del blues. Pero eso no era lo que quería el “diamante loco”, su mente iba más allá, tenía otra concepción de la música nunca antes vista y que se plasmó en el primer álbum de Pink Floyd: la psicodelia.
Junto con ser uno de los bien llamados “padres” del género, Syd empezó a sentir las primeras consecuencias de él: el consumo de LSD se volvía indiscriminado, y ya era difícil diferenciar cuando estaba sobrio y cuando no. Luego de la edición de “The Piper at the Gates of Dawn“, su miraba se perdía para siempre. Llegó muy pronto al secreto, lloró por la luna. Dejó de brillar.
Toda esta extensa carrera recién resumida será honrada el 27 de octubre precisamente en Cambridge. Un concierto en homenaje y una estatua serán parte de esta pequeña muestra de aprecio a uno de los compositores más grandes de la historia de la música, pero también uno de los más desconocidos.
Men on the Border será la banda encargada de re-interpretar parte del repertorio de Barrett tanto como solista como con Pink Floyd. “Syd siempre será amado por Cambridge. Era su hogar para él. Su familia quiere agradecer a todos los involucrados con este memorial”, declaró su hermana Rosemary Breen.