A través del teléfono, la energía radiante y la risa honesta de Zahara son contagiosas. Las llamadas por WhatsApp suelen tener un deje de traición; se pierde la conexión, se escucha entrecortado, pero ella no se complica para nada. Simplemente toma un “perdone, ¿me podría repetir lo que me ha preguntado, por favor?”, y la conversación sigue su curso.
La artista, oriunda de la provincia de Jaén, surgió luego de un par de lanzamientos independientes para coronar el cierre de los años 2000’s con su debut oficial, La fabulosa historia de… (2009). Desde ahí, ha sido una década de exploración, experimentar y consolidarse como una luminaria de la música española, llena de determinación y versatilidad. Esta semana, la cantante realizará algo que, entre risas, explica como una “mini gira” que pasa por Perú, Argentina, y tiene fecha agendada para el 5 de marzo, en el connotado Club Chocolate en Santiago de Chile.
“La verdad desde hace varios años estoy intentando ir”, indica Zahara. “Sé que tengo una comunidad de seguidores que ha ido creciendo con los años. Me di cuenta a través de las redes sociales y Spotify que muchos oyentes procedían de allá, y eso me da la seguridad de pensar ‘ya, este es un lugar al que tengo que ir a tocar’. Para mí ha sido un objetivo por largo tiempo poder agendar un viaje a Chile, conocerlo y por fin presentarme allí”.
“Para este set de concierto, voy sola con mi guitarra”, detalla con genuina exaltación. “Lo que tengo pensado es hacer un repaso a mi carrera, para que sea lo más global posible”. Gran parte de su emoción radica en la propuesta del show que realizará, que viene teñida de un tinte nostálgico. “He estado viviendo un momento precioso, de tocar harto en festivales y en lugares muy grandes. Esta gira, en cambio, supone una vuelta a mis orígenes, a las salas más pequeñitas, el intentar conectar con gente que no me ha visto nunca antes. Y eso para mí es un regalo, porque es fundamental no perder de vista ese contacto con el lugar pequeño, con la energía que se crea en espacios así.”
También su intriga con la idea de visitar el país parte de su curiosidad por el reciente levantamiento civil que ha surgido en los últimos meses. “El pueblo se está movilizando y hay una situación política bastante complicada. Sé que como voy justo en unos días, el 8 de marzo está cerca y habrá manifestaciones de las mujeres. Me alegra estar ahí para comprobarlo, y espero conectarme con vuestra situación”, comenta.
Contacto a Tierra
La placa más reciente de Zahara, Astronauta (2018), marca un punto álgido de su carrera, pero que viene a cambio de embarcarse en algunas de sus búsquedas existenciales más grandes: el cambio sísmico de su vida a la luz de la maternidad y una depresión post-parto. “Fui madre hace dos años, y todo eso coincidió justo con el proceso de terminar el disco. Pensaba en cómo me sentía, en la pérdida de mi propia identidad, en ese bagaje en el que me encontraba. Buscando una nueva manera de vivir, pero sabiendo que nunca iba a volver a ser quién era antes de ser madre”, reflexiona la artista al respecto.
“Y dejé de entender quién era yo”
“Yo era una chica que hacía canciones, escribía relatos, hacía actuaciones en televisión y viajaba muchísimo. Todo estaba súper centrado en mí y en mi carrera, en mis emociones para transformarlas en canciones, y en el momento en que nació mi hijo, obviamente todo eso desapareció”. Pero para Zahara, nada de eso resultaba negativo. El real problema, en sus palabras, “fue el no poder componer, no tener tiempo ni energía para lo que hacía habitualmente. Eso me hizo desconectar profundamente de quién era. Y dejé de entender quién era yo, porque de repente no tenía ningún tema de conversación, no me apetecía hacer música, no quería hacer absolutamente nada.”
La paradoja se había instalado en la vida de la cantante. A pesar de estar rodeada de personas y sentir el profundo amor que experimentaba por su hijo, no podía evitar sentir el desgarro de la soledad. “Estaba todo el día enganchada a mi hijo, dándole pecho, y me preguntaba qué quedaba de esa Zahara que creaba música y dónde estaba. Y ese sentimiento es tristísimo. Entender que la persona que hay en el espejo no se parece a ti, que vas a cambiar, que la imagen que te haces de cómo vas a ser como madre no se realiza y tienes que entender que eres otra. El ideal choca todo el rato con la realidad, haciendo que todo se vuelva complejo y gris”.
Fue en medio de esas emociones complicadas donde comenzó a surgir el caballo de batalla. “Así, en esa soledad me sentía como una astronauta, vagando por el espacio, que precisamente abandonó la vida en la Tierra, y que busca más allá de las fronteras conocidas algún nuevo lugar en el que habitar. Y en ese sentido, esa era mi meta”, contempla la cantautora, sabiendo determinar que en ese punto, todas las ideas concretaron un punto de llegada.
Cuando Zahara contempla las múltiples discusiones que se están dando en torno a la experiencia femenina en el siglo XXI, valora muchísimo el cambio de paradigmas que ocurre en relación al embarazo, la maternidad, y las luchas que las mujeres están conversando con más apertura. “Cuando eres madre, hay un giro radical en tu manera de vivir, cosa que sí que sabes, pero hay algo que nadie te explica, que es la pérdida de tu propia identidad, algo que se tarda en recuperar. No todas las sensaciones y emociones que vives en el proceso son positivas. Tienes tantas dudas, miedos e incertidumbre, que hablar de ello nos hace sentir un poco mejor”, resume al respecto.
Empezó entonces el camino hacia una nueva identidad, tanto para ella misma como para su música. “Las canciones en sí no tienen que ver tanto con la maternidad, sino que son más como fotografías de momentos que he vivido”, cuenta. La colección pasa por relatos confesionarios de brutal honestidad, como “El fango” y “Guerra y paz”, y anécdotas como la vez que encontró al actor David Duchovny (The X-Files, Californication) en un teatro en Nueva York, en la canción de su mismo nombre.
“Hoy la bestia cena en casa”, posiblemente la más emblemática del conjunto, fue una composición realizada junto a su tecladista, Martí Perarnau. En ella, Zahara realiza, en sus palabras, una “vomitona de rabia” respecto al ambiente de desilusión política que sumía a España. Dedicada a interpelar “a esos personajes políticos y empresariales carentes de empatía, que sólo miran por sus intereses”, la canción se convierte en la voz de millones de españolas, para completa sorpresa de la artista. “Hay frases de ella que se utilizaron en los carteles del Día de la Mujer”, recuerda, “y lo han llevado mujeres en las pancartas. Es increíble el poder de la música para unir, transformar y animar los movimientos sociales. Es un medio más a través del cual entender qué nos sucede, en qué momento nos encontramos, y mover a las masas para algo positivo.”
La fabulosa historia continúa
Cuando María Zahara Gordillo irrumpió en la música española con su primer álbum oficial, la escena que la recibe estaba en una encrucijada, en la constante discusión sobre el valor de lo mainstream vs lo alternativo. “Una de las mayores adversidades que tuve fueron para posicionarme en un estilo, porque siempre he querido liberarme de las presiones de los géneros musicales. No existían los términos medios, ni eras muy respetado si lo que querías hacer estaba en ambos espectros”, recuerda de aquel cierre de década.
“Ahora esa barrera se ha ido difuminando. Cada vez hay más artistas que se han despreocupado de hacer esto, principalmente porque el indie se ha convertido en el nuevo mainstream, y ya no es tocar para una minoría. La mayoría de los festivales de España en verano son indie. Gente como Vetusta Morla, Izal, Love Of Lesbian venden muchísimo y son capaces de colarse en las listas de ventas en puestos altísimos.”
¿De qué manera esto ha afectado en la carrera de Zahara? “Bueno, mi crecimiento ha sido muy paulatino, llegando a un público cada vez más diverso, pero poco a poco”, sabe ella al respecto. “He tenido tiempo para asimilarlo, vivirlo de una forma muy consciente, pero no deja de emocionarme. Me siento profundamente afortunada, porque hacer música es lo único que quiero seguir haciendo durante toda mi vida, y si las cosas van bien, es más fácil que siga pasando eso”.
Todo luce prometedor de cara al debut de la española en Club Chocolate este jueves. ¿Qué podemos esperar de esta jornada? Zahara lo deja claro y sencillo. “Me apetece tanto enfrentarme a este público nuevo y desconocido. Voy con un repertorio amplio, con ganas de tocarles muchas canciones, de ver cómo vibran con la música, qué sienten, y estar muy despierta viviendo la experiencia. De ellos no demando nada. Sólo sé que me encantaría que vinieran todos los que pudieran, que disfrutaran de mi música y que vinieran a conocerme, porque la verdad yo tengo muchas, muchas ganas de conocerlos a todos.”
Zahara se presenta el jueves 5 de marzo en el Club Chocolate, a las 22:00. La apertura de puertas será a las 21:00. Las entradas se encuentran disponibles a través de PuntoTicket.