Por Salvador J. Leiva
¡Jonny Pierce vuelve a la carga con su flamante regreso, llamado Abysmal Thoughts! En esta ocasión, es la primera vez que el cantante queda en solitario después de la partida (anunciada el año pasado) del restante integrante original de la banda, Jacob Graham. Por esta razón, el vocalista se tuvo que hacer cargo de componer, grabar y producir el álbum por sí solo.
El nuevo disco viene hecho desde un contexto complicado para Pierce, que, además de ver la partida de Graham, miembro activo desde la formación de la banda, tuvo que sufrir las consecuencias del fracaso y posterior divorcio de su matrimonio, precipitándose a la depresión, drogas y alcohol. Se le suma también a estos desafortunados sucesos el hecho de vivir con el constante rechazo de sus padres por su condición sexual, debido a que éstos viven en un ambiente sumamente religioso.
El resultado de “Abysmal Thoughts” es, a todas luces, contundente. Vemos a una banda consistente en cada track, principalmente con el sonido característico de sus primeros dos álbumes. A primera vista, se le consideraría al disco como una habitual “vuelta a las raíces”, a no ser por canciones que resultan ser experimentos aislados en el sonido de la banda, que no le hacen nada de mal, como la incorporación de un saxofón y un sólo contundente de éste en el track basado en sintetizadores llamado “Your Tenderness” o lo demostrado en “If All We Share (Means Nothing)”, una canción desnuda y reflexiva con arpegios de guitarra limpia como elemento protagonista, que devela una faceta hasta ahora desconocida en el sonido de The Drums.
Las cuatro primeras canciones del comienzo “Mirrors”, “I’ll Fight For Your Life” y los excelentes singles “Blood Under My Belt” y “Heart Basel” entregan ese sonido característico de The Drums, con punteos típicos de guitarra que hacen reconocible a la banda, el feeling ochentero y los coros pegadizos con influencia surf-pop a la Beach Boys.
Luego llega “Shoot The Sun Down” entregando un track con más presencia de sintetizadores y bases electrónicas, mostrando una de las mejores progresiones de acordes y coro del disco. “Head of The Horse” con una letra autobiográfica, donde Jonny relata fríamente los conflictos con sus padres, poniendo de ejemplo a su hermana, que se había casado varias veces y no resultaba problema para nadie, pero si él se enamoraba de un hombre, sus padres lo consideraban un pecado, amenazándoles con nunca más tener contacto con Pierce.
Al igual que los primeros temas del elepé, “Under The Ice”, “Rich Kids” y la que le da el título al disco conceden la fórmula tradicional del conjunto, mientras que “Are U Fucked” es un interesante corte, bastante oscuro, denotando otra faceta que se desconocía de la banda, entregando otra progresión de acordes que nunca se había visto antes en el catalogo de la banda, incluyendo también una melodía interpretada por una trompeta al final de la canción.
Es grato que The Drums quiera volver a sus raíces, sin embargo el álbum hubiera podido caer peligrosamente en la monotonía si no fuera por las canciones “experimentales” que marcan las diferencias. Por otro lado, resulta grato ver la consistencia que estos 12 tracks poseen, retratando una banda estable y a un trabajólico Jonny Pierce que siempre quiere dar lo mejor de sí. De esta manera, de nada se echa de menos sus primeros álbumes, o a los antiguos miembros que alguna vez conformaron The Drums.