Era una noche cálida en Santiago de Chile a fines de la década de los 80s. Cecilia, junto a un grupo de amigas que no superaban los 17 años, veía la televisión. Súbitamente en la pantalla del extinto Martes 13 apareció el fenómeno del momento: Soda Stereo, liderado por la llamativa melena de Gustavo Cerati. La chica no dudó un minuto antes de decir a viva voz que «algún día lo voy a conocer, él me va a mirar, nos vamos a enamorar y nos vamos a casar y tener hijos», las carcajadas abundaron y todo quedó como una buena anécdota. En 1989 el azar se convertiría en realidad. Cecilia Amenábar, invitada por uno de sus tíos —dueño de la radio Concierto— logró adentrarse en la conferencia de prensa que el conjunto argentino llevaba en el hotel Crowne Plaza. En medio de preguntas sobre su nuevo álbum, Gustavo fijó su mirada en la tímida chica que aún asistía al colegio, y luego se acercó a invitarla a un programa de televisión en el cual actuarían. «Vení con nosotros», dijo el creador de Canción Animal. Era el principio de la historia que Cecilia se había imaginado dos años antes en una reunión ordinaria con su círculo más cercano.
El resto de la historia nos posiciona en un viaje romántico y de construcción mutua. Cecilia era una erudita musical, incluso al mismo nivel que Gustavo: charlas interminables sobre aquella extraña música británica de principios de los 90s, eran parte de su rutina diaria. Incluso, cuando Amenábar esperaba a su primer hijo juntos, fueron a visitar una bruja en la comuna de Vitacura, quien si quiera antes de poner un pie en su «oficina» asentó: «ustedes fueron hermanos en otra vida, y tú esperas un chico». Un romance que ya ha sido materia de varios ensayos, e incluso libros —en la biografía del músico argentino de Juan Morris se le dedican extensos pasajes—, y que ahora llegará a las tablas en forma de musical.
El trabajo teatral alista su estreno para el próximo 3 de junio en el CA660. El relato se centrará en el lado más humano del músico fallecido en septiembre de 2014: su relación con su madre, y música serán los ejes centrales. Además, Matias Oviedo —encargado de personificar a Cerati— interpretará entre 15 y 16 piezas de su trayectoria disocgráfica.»Es una escena muy bonita. Están recién enterados de que serán papás. Están juntando sus vidas y ella es el gran amor de su vida. A diferencia de las otras grandes mujeres que tuvo Cerati, con ella construyó. Es una mujer que lo entendía a nivel musical y que parece que su amor nada lo va a romper, incluso después, cuando no estaban juntos», afirma a La Tercera Natalia Grez, la directora de Cerati, Nada Personal.
El proceso tal cual detalla el matutino ha sido bastante trabajado. Por ejemplo, Matías Oviedo, ha sostenido extendidas conversaciones con parte del círculo íntimo del hombre que quiso hacer «cosas imposibles». Entre ellos Gonzalo Valenzuela, actor y amigo; experiencias pasadas con Zeta Bosio y Fabián «Tweety» González (quienes tuvieron una participación indirecta en el último álbum de Oviedo); y Mirta Magallanes, esposa de «Barakus», un personaje clave en el equipo de trabajo de Cerati: «Ella me habló mucho de él. El era un tipo muy noble. Si bien tenía un ego muy grande, era un tipo cercano. Afable. Muy de tener amigos. Con un aura muy grande. Y eso, a veces, me cuesta interpretarlo porque claro, en el escenario,era una estrella, y se nota que es ahí donde mejor se desenvuelve, pero en la obra queremos ver también al Cerati más normal, con su mujer, con su mamá. Ahí está el desafío», afirma.
Un desafío desde muchas perspectivas; musical, actoral, y de imitación, donde no sólo debe procurar personificar a la perfección al trasandino, sino que además imitar su agilidad en las cuerdas: «Yo toco guitarra, pero él es un guitarrista capísimo. Y ahora tengo que hacer solos de guitarra. Estamos trabajando harto en eso porque no puedes poner a Cerati solamente cantando.El público acá no va a ver aun imitador de Cerati, si va a ver a alguien que te haga entrar en la convención, entrar en la ficción», concluye.
Cuando el cuerpo no espera lo que llaman amor
En la otra cara de la moneda está Josefina Fiebelkorn, quien será la encargada de personificar a Cecilia Amenábar. Para adecuarse al personaje la actriz ha husmeado en archivos de entrevistas, páginas de moda, e incluso la citada biografía no autorizada del músico; en su opinión estamos en presencia de una mujer fuerte, que debió lidiar con todas las cargas de ser el brazo derecho de uno de los principales compositores de este hemisferio: «Me encantaría conocerla y compartir puntos de vista. Como preguntarle cuál fue el desafío y el aprendizaje de estar con un hombre como él».
«Estamos trabajando desde la sensibilidad. Sin tratar de imitarlos, pero que la gente los pueda reconocer, y es bonito. Es una historia que a la gente le sigue doliendo. Como si Cerati no hubiese muerto, porque cuesta creer que alguien así, esté muerto», concluye.
