Como un secreto a voces fue creciendo durante los últimos años, un discreto pero evidente clamor por traer al conjunto australiano Sticky Fingers a nuestro país.
El deseo se hizo realidad hace un par de meses, cuando la banda anunció sorpresivamente su presencia en el festival Colors Night Lights: Summer Edition. Con cumbia villera de fondo y un cuestionable español, el tecladista Freddy Crabs y el baterista Beaker Best dieron cuenta del llamado que cientos de fanáticos chilenos hicieron patente en sus redes sociales, principalmente en los comentarios de los videoclips que tienen en Youtube los autores de “Clouds And Cream” (Caress Your Soul, 2013), y los que incluso fueron respaldados por fanáticos de todas partes del mundo.
El quinteto de reggae rock psicodélico se encuentra por estos días ad portas del lanzamiento de su cuarto larga duración “Yours To Keep”, anunciado para el próximo 8 de febrero y con el cual se embarcarán en una extensa gira promocional que los llevará por Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Irlanda, Inglaterra, Escocia, Alemania y Holanda.
Se trata de un verdadero revival para el grupo, luego de un receso que los tuvo fuera del mapa desde el 2016 hasta marzo del año pasado. Esto, debido principalmente a una serie de acusaciones por amenazas y violencia de parte del vocalista Dylan Frost, contra la artista indígena Thelma Plum y posteriormente contra la modelo y escritora transgénero, Alexandra Tanygina. A esto se suma la pésima fama de tener un comportamiento nefasto contra sus colegas y compañeros, lo que fue ligado a problemas con el alcoholismo por el propio intérprete en las disculpas públicas que ofreció desde sus plataformas online.
Sticky Fingers comenzó su historia a finales de 2009, con el lanzamiento del EP “Helping Hand” estableciendo su estilo influenciado principalmente por el reggae, con matices de lisergia e indie rock. Una declaración de principios que se ha mantenido vigente en todas sus producciones hasta la fecha (Caress Your Soul; 2013 – Land Of Pleasure; 2014 – Westway; 2016) y con la que lograron una notable popularidad no solo en Australia, sino que también en mercados como Francia, Alemania, Nueva Zelanda y Reino Unido.
Esto gracias a una estampa musical que desde el minuto cero te transporta a una playa donde simplemente todo está muy bien, a un mood muy “australiano”, con aires de suburbios, vitamina D e intoxicación por estupefacientes. Con hits tan hipnóticos y sedantes como “How To Fly”, los chicos buenos de Nueva Gales supieron dar un giro bastante auténtico al más que retocado reggae jamaicano, manteniendo aquella esencia repleta de “good vibes”, pero cambiando la marihuana por un amigable cartón de LSD, gracias a pujantes voces reverberizantes, líneas de bajo que saben hacer surf, guitarras de arena y certeras baterías a contratiempo, que acompañan sus letras que celebran el carrete, la amistad, el sexo, la cerveza y el amor. O sea, una más que amistosa invitación sonora para sacarse uno que otro del bolsillo.
Sin embargo, poco a poco el quinteto de Sydney ha ido dejando de lado aquella sonoridad de espíritu independiente, para dar paso a un sello mucho más transversal y familiarizado sutilmente con el pop. Un hecho que queda en evidencia tras su reciente regreso al estudio para lanzar los singles “Kick On”, “Cool & Calm” y “Loose Ends”, todos lanzados durante el 2018 y enfocados en una producción mucho más “exagerada” y limpia que sus antecesores, lo que podría ser el primer vistazo del rumbo musical que podrían estar tomando en esta nueva etapa y que traerán para su debut en nuestro país, para finalmente comprobar la fidelidad de aquella barra brava digital que se hizo escuchar desde la caja de comentarios.
Sticky Fingers se presentará por primera vez en Chile y Sudamérica, como plato fuerte de la nueva edición del Colors Night Lights, junto a Wiz Khalifa, Donavon Frankenreiter y Gondwana, el próximo jueves 24 de enero en el velódromo del Estadio Nacional.
Las entradas siguen a la venta a través del sistema Ticketplus con precios que van de los 32 mil a los 98 mil pesos más cargo por servicio.