Es de suponer que el gran problema de Billy Corgan es que no entiende como se mueve la música actualmente, que no basta con lanzar un buen álbum para que venda por sí solo. Los discos en la actualidad hay que promocionarlos, pasearse de vez en cuando por algún festival grande para que la gente vea que aún estas en forma. Quedarte en casa esperando que tus discos se vendan sólo porque eres Billy Corgan o The Smashing Pumpkins es un error. La música ya no funciona de esa manera y me pregunto si alguna vez funciono así.
Es bien sabido que Corgan tiene amistad con varios comentaristas musicales del Chicago Tribune. Suele hablar con ellos y lo que les dice se termina publicando en los Estados Unidos.
Lo cierto es que Billy ha hecho dos nuevos álbumes, que serán lanzados el próximo año, pero nadie los quiere. Es decir, ninguna casa discográfica quiere tomar ese toro por las astas, porque simplemente es perder dinero. Por muy buenos que sean los discos no tendrán la promocion adecuada. Y seamos sinceros, los sellos ven a través de dos signos pesos por los ojos y Corgan con sus dos discos les nubla bastante la visión.
Él dice que no merece la pena hacer tanto esfuerzo en las grabaciones para luego vender sólo siente mil ejemplares, que fueron las cifras que arrojo su último trabajo. A consecuencia de ello, les da la noticia a los del Chicago Tribune que ya no habrá más Smashing Pumpkins.
Una pena y una idiotez, porque él es The Smashing Pumpkins. Se ha quedado con todos los derechos hace ya un largo tiempo y los actuales músicos en el grupo, incluido Tommy Lee, son contratados.
La rabia y la desesperación de Corgan son evidentes. No se ha adaptado todavía al panorama que vivimos con la música. Nadie niega su virtud como guitarrista y menos como compositor, pero se mueve en un tiempo diferente a los actuales. Y es simple, te adaptas o mueres.