Los fanáticos de Snoop Dogg no estuvieron para nada contentos con su bajada de Lollapalooza 2016. Brandon Flowers fue el plan de contingencia ante la ausencia del rapero. Alegatos como “lo hubieran cambiado por alguien del mismo género” o “quién es”, no se hicieron esperar. Pero el show tiene que continuar. A sólo horas de la nueva versión del festival ya ni se habla de “Brandon” como reemplazante, sino que el vocalista de The Killers que ofrecerá su primera presentación como tal en Chile.
Partamos por sus inicios: The Killers, banda formada en 2001, que cuenta con cinco discos de estudio, millones de ventas alrededor del mundo, y un nombre bien ganado en la escena actual; mismo que el citado vocalista ha ocupado de excelente manera para promocionar su carrera en solitario, casi como si se tratara de un trampolín. Los creadores de “Mr. Brightside” son un conjunto amado como también odiado. Por lo que su cara visible no escapa de ello. Tanto su voz, como afán de crecer, han sido criticados en innumerables veces por la prensa americana. Pero eso no es lo que nos concierne acá. Aclaremos que atrás quedó el prototipo de buena y linda voz; en el siglo pasado quedó el talento vocal y bien se sabe de esto en Chile.
Por lo tanto, vamos a lo que importa. Solo dos LP tiene en las manos: Flamingo (2010) y The Desired Effect (2015), ambos con gran éxito, y una fuerte difusión por parte de su proyecto madre. Tan así, que ha llegado a ser número uno en Inglaterra. Pero siendo sinceros, varios entienden que las listas y los elogios de revistas como Rolling Stone o prensa especializada de Inglaterra, ya no son los de antes. No son más que las mismas palabras que les dan a una estrella pop de Estados Unidos. Es decir, crítica envasada similar a la música a tratar.
De lo anterior, se desarrolla lo siguiente: las canciones de la mayoría de los artistas son producidas bajo el mismo marco, estrofa y coro (con su respectivo bis), pero sin abuso notorio… al menos de la mayoría. Brandon es el caso de abuso: sus composiciones en totalidad, no durarían más de 2 minutos si no fueran por su bis. Podría decirse que su género es el pop actual, ese pop que no es más que música para los afanados del ritmo repetitivo y pegajoso, que dura en un playlist hasta que aburre o se hace tedioso sin más.
El egocentrismo ya es parte de la coyuntura de los grandes autores, poco se habla de humildad a estas alturas. Pero seamos objetivos: gusta y atrae que un buen artista tenga dicho carácter, pero únicamente cuando es en base a la raíz musical que ha o han desarrollado. Lamentablemente, esta no es la instancia. Música en un envase pequeño más egocentrismo, no hacen más que una mala combinación para un público objetivo y razonable que aprecia la música. Pero, el gran, pero: ¿es molesto lo anterior para el público del Lollapalooza Chile?
La respuesta -y puede que no haya imparcialidad acá-, no. En lo absoluto. Al contrario, las tonadas y esa armonía en base a sintetizadores (o algunos dirían computadores), esa música de djs, esa que se puso de moda hace algunos años, es lo ideal para un festival como el que el 19 y 20 de marzo se verá en el Parque O’Higgins, en donde se podrá gozar a Brandon en la máxima expresión que podemos obtener… en vivo.