Dentro de las próximas semanas -precisamente el día 29 de marzo-, los venezolanos Rawayana cumplirán 10 años desde que están conformados musicalmente como grupo, contando hoy con tres discos en su haber. Sin embargo, más que una banda como tal, ellos se consideran un colectivo, ya que el proyecto no sólo ha tenido una gran cantidad de colaboradores en la parte musical, sino que también en cuanto al arte plástico y visual. Por si no fuera suficiente, cuentan con el respaldo de músicos que no necesariamente salen en las fotos o videoclips promocionales.
En la producción musical siempre ha estado involucrado José Luis Pardo, quien también está abordo en el próximo LP del conjunto sudamericano. A esta exclusiva lista de especialistas, se suma José Corredor, quien en la parte audiovisual tiene un rol importante dentro del proyecto; y Joaquín Salim quien se encarga de la dirección creativa.
“Creo que partimos de un análisis retrospectivo y de miras hacia el futuro, por eso es que somos un colectivo creativo que hace más que música y sólo producir conciertos, que bueno, afortunadamente hemos tenido la oportunidad de visitar muchos países. Pero quizás mañana nos animamos a hacer una película y la hacemos”, comentó el vocalista, Beto Montenegro.
En cuanto a esta nueva entrega que se posiciona como su cuarto trabajo discográfico, todo el concepto, los títulos y el repertorio, están listos desde mediados del 2020. Lo cierto, es que se trata de su álbum más conceptual hasta el momento, manteniendo siempre en la mira la creatividad, y una apertura que les da libertad de poder hacer lo quieran.
En cuanto al género, no es novedad que siempre han enfrentado sus experimentaciones desde el reggae a su identidad caribeña. Colores que en esta oportunidad, se entremezclan con sonidos cubanos, funk y soul.
“Conceptualmente y filosóficamente en la música siempre hemos estado abiertos a distintos géneros, en eso no hay mucho cambio. Pero capaz que en sonido y en contraste sí se escucha una influencia de otros colores y de otros sabores. Estamos convencidos que la esencia sigue ahí y es simplemente una parte del ciclo en la que exploramos este nuevo camino, y listo. Es un disco cuyo concepto era específicamente eso, la fiesta del caribe”, detalló Andrés Story, su baterista.
En el caso de su primera publicación, Mi Amigo Luis, el estilo varió hacia un soul con claras influencias de la música afroamericana. Mientras que en su último estreno, Camarones y Viniles, se destacan colores de rock & pop, mezclados con psicodelia. Este último single nace de una idea muy básica, que luego se transforma en un concepto, y que posteriormente, desarrolla un universo estético completo donde descansa dicho concepto, lo que en muchos sentidos es una de las formas más reiteradas de creación dentro de este colectivo artístico.
“Estábamos en California rodando un videoclip para un sencillo y a Beto le vino esta melodía que empezó a tararear muy en un plan de encontrar la fonética correcta para armar este pequeño rompecabezas y tener algo que cantar. Ahí dio con la frase ‘Camarones y viniles’, que bueno, es básicamente una construcción que no significa nada, o que es absurda”, explicó Andrés Story. A partir de ahí, comenzó a desarrollarse este concepto que busca retratar el despecho, desde la perspectiva estereotipada de un hípster.
“Todo el debate que puede surgir de esa situación es bastante cómico. Todo el rollo alrededor de los hípsters, que es muy ambiguo, muy relativo, sobre qué es y qué no es ser hípster, es totalmente subjetivo. Entonces, a la vez ¿cómo determinas quién sí es y quién no es? Y, ¿qué cosas son y cuáles no? El hípster nunca se reconoce como tal, entonces básicamente con un tono de absoluto humor se comenzó a construir este concepto que tienen todos los discos de Rawayana”, agregó.
Para lo que va a ser su próximo álbum, este fue un single humorístico, que una vez listo resultó ser uno de los favoritos de todo el conjunto. Así nace la idea de un personaje que está añorando un montón de cosas, cómo es un estilo de vida que ya no puede disfrutar. La inspiración también viene de bromas internas de parte del equipo de trabajo. Así mismo, el resultado final se dio hablando sobre gustos personales, por lo que de cierta manera -según comentan ambos-, se están riendo de ellos de sí mismos.
En esta lírica terminaron realizando una especie de oda u homenaje a directores, artefactos y aspectos propios de la vida cotidiana. Un interesante aterrizaje conceptual, desde una sonoridad que nunca había trabajado la banda. Tal como sus miembros indican, una aventura divertida en cuanto a producción, cuyo resultado terminó siendo ampliamente satisfactorio.
Volviendo a sus gustos, entre bromas y verdades nombran a Radiohead, Jeff Lebowski, y varios otros nombres que para Andrés Story, tienen coherencia en su discurso. “No me imagino algo que esté dentro de la canción, que no le guste a alguien que esté dentro del proyecto, es parte de esa ambigüedad. Es como absurdo todo ese debate sobre qué ser hípster y qué no, se trata de eso. The Big Lebowski es una película súper importante para todo el equipo y es de mis favoritas de la vida. También tuve mi etapa de Radiohead súper intensa, en la que no podía dejar de escucharlos”.
En tanto, Beto Montenegro asegura que las influencias tienen una connotación liviana con respecto al contenido de sus canciones. “La verdad es que estuvimos conversando un rato, pero esta es una de las letras más tontas. Es de humor. Nosotros antes hacíamos un ejercicio que consistía en crear canciones que eran para reírnos, y básicamente aquí era como bueno: vamos a procurar que no haya una idea en la canción, sino que simple y llanamente nombremos cosas que se considerasen como parte de esta cultura hípster, que nadie acepta que existe”.
Frente a esto, Story complementa: “el track existe en un contexto particular, porque vive dentro de un disco que aún no publicamos, pero que es probablemente el disco más denso, serio y de una reflexión mucho más profunda entre todos los discos de Rawayana. También es el que musicalmente, es más experimental y extenso”.
En esta invitación hacia una desconexión con la realidad, a este viaje surreal, los venezolanos siempre han tenido como prioridad lo que transmiten desde su sonido, más que desde sus letras, ya que estas buscan ser comprensibles y cotidianas. Camarones y Viniles es una evidente muestra de aquello: “yo creo que la herramienta para el viaje es la decisión de la orquestación, de qué instrumentos estamos utilizando desde una perspectiva en tema de producción musical. Ahí es donde hemos intentado generar esta sensación de que estas ideas líricas puedan estar en un contexto, que trate acerca de cosas que suceden en la vida y con las que la gente conecta, porque se sienten identificadas ”, comentó su vocalista.
Crisis migratoria en Venezuela
“Imagínate, es algo que nos da mucha pena porque significa que la casa está mal, hay algo por lo que tantos miles de personas están saliendo de sus casas. Irte de tu país y de tu hogar es algo que estoy seguro de que el noventa y pico porciento que lo está haciendo, no lo está haciendo por gusto, sino por necesidad, entonces es un debate complicado. Cuando es tan masiva esa consecuencia de una mala gestión, pasa que todo lo que sale de ahí no es lo mejor y eso genera conflicto en distintos países hermanos que nos están recibiendo, con situaciones desagradables que suceden, como, por ejemplo, ahorita en Perú y en Ecuador. Nosotros durante mucho tiempo en Venezuela crecimos y tuvimos la oportunidad de vivirlo como generación, que por el ingreso petrolero éramos el sitio donde se venían muchos europeos y mucha gente de Latinoamérica, nos acostumbramos a vivir con gente de muchos lados del mundo y ahora es al revés” comenta Beto Montenegro con pesar.
Andrés Story por su lado cree que “toda esta discusión, además de tener infinitos matices y sin duda un montón de problemas que surgen como la xenofobia, que es algo que simplemente no debería existir en el 2021, siento que se torna desde un punto de vista muy pasional y no pragmático, por lo que no hay una visión objetiva acerca de todo este fenómeno. Desde un punto de vista más sobrio y más objetivo, creo que cualquier persona estaría de acuerdo que cuando se trata de millones de personas que se están moviendo desde un sitio a otro, no hay forma de que no exista fricción, así salgan sólo los que llamamos venezolanos de bien. Imagínate que en tu casa te digan de un día para otro que de cuatro personas ahora van a vivir 28, eso siempre va a generar un conflicto de algún tipo, porque ningún sistema está preparado para ese movimiento. Lo importante es tener clara la conclusión y tener presente el origen del problema, que es básicamente el poder de destrucción que tienen estos regímenes con sus discursos, sobre todo, a un país tan rico como el nuestro”.