Por Salvador J. Leiva
¿Puede una banda llegar a ser reconocida, sin necesidad de tener ni un sólo trabajo de larga duración?
La respuesta es Sí.
Y el secreto de todo esto lo tiene Greg Gonzalez, vocalista y fundador de Cigarettes After Sex. Internet es la prueba del éxito del conjunto: con tan sólo teclear el nombre de la banda en el buscador de YouTube, nos encontramos una media docena de vídeos con millones de visitas, como por ejemplo, su canción más visitada «Nothing’s Gonna Hurt You Baby», con la increíble cifra de 64 millones de visitas. Y cabe resaltar que hace unos días atrás, el catálogo de la banda consistía solamente en un EP de 4 canciones y un single de 2 tracks, ambos trabajos con 3 años de diferencia, el primero editado el año 2012 (I) y el siguiente en 2015 (Affection).
Y ahora, en el presente año 2017, llega el primer elepé de Gonzalez y compañía, con un sonido ya reconocido e icónico en el ADN de la banda, entregando una mezcla de Slowcore con Dream pop bastante atmosférico, que recuerdan a bandas como Mazzy Star o Red House Painters, con letras que abordan principal o totalmente a situaciones relacionadas con romances y la pasión o lujuria que éstos traen.
El legado de Cigarettes After Sex se mantiene recto y de pie con este álbum, entregando canciones directas, adictivas y minimalistas como la partida con «K.» con Gonzalez cantando muy cerca de tu oído, acerca de una chica llamada Kristen y su relación carnal/emocional con ésta.
La formula se repite con «Each Time You Fall in Love» y «Sunsetz», canciones llenas de reverb, panderos y mucho sentimiento. La tripleta «Apocalypse», «Flash» y «Sweet» encontradas a la mitad del disco, están entre los mejores acontecimientos del disco. La primera, siendo el primer single del disco, evoca un día soleado de amor primaveral y optimismo puro. La segunda trae un sentimiento de desamor y pérdida, con acordes y arreglos de ánimo decaído, pero indudablemente hermoso. Y la tercera, con una letra evocando la obsesión del narrador por el cuerpo de una mujer que le envía vídeos a su celular. Sin duda, una dulce y sugerente canción.
Luego de este trío emocional llega «Opera House», la canción más larga y pausada del disco, aunque no por eso la voz de Gonzalez evocará menos sentimiento. Todo sigue su curso, como si lo que hemos estado escuchando fuera parte de un sueño. Pareciera que con esta canción, todo en el mundo de Cigarettes es en blanco y negro, con eco, reverb, y romance.
Las últimas tres canciones del disco «Truly», «John Wayne» y «Young & Dumb» poseen los mismos elementos ya escuchados en el elepé, siendo la segunda de éstas la que más resalta, con un coro bastante oreja. Por otro lado, da la sensación un ligero cansancio auditivo debido a lo similares que son unas canciones de otras.
El disco debut de Cigarettes After Sex queda con la sensación de haber pasado la prueba con creces, sin embargo, abre la interrogante del sonido del grupo: sonar siempre de la misma forma para un eventual próximo álbum podría o cansar a los auditores, o terminar por extinguir una carrera que actualmente se ve más brillante que un cigarro prendido en la oscuridad.
