Alucinante, en corto. Acá en largo.
Muse hace mucho tiempo que se asocia con la grandilocuencia, la pomposidad, con el casi demasiado. Aplicado a sus discos, esta descripción puede jugar en contra – sus últimos trabajos reflejan esto en sus, en ocasiones, poca sustancia – pero es lo que nutre y da vida a la banda: sus presentanciones en vivo. De hecho, los conciertos son parte fundamental de que se les considere una banda aún bastante vigente, tomando en cuenta que sus trabajos discográficos cada vez reciben menor atención y que hace tiempo se alejaron del sonido que los hizo famosos.
The Guardian catalogó su show en Londres como “un vertiginoso espectáculo de rock” junto con una puntanción máxima, The Mercury News como el problable mejor show del 2019 y Gigwise le clavó el adjetivo de “brillante”. A ningún fan de la banda hay que convencerlo de aquello y todos los que hayan seguido más de lejos la carrera de la banda conocerán que esas alabanzas se repiten por todo el globo y desde hace más de una década.
Los setlists de la gira generalmente se mantienen idénticos, principalmente porque el show está tan estrechamente armado que es díficil adaptarlo a cambios radicales, pero las canciones no se hacen escasas. De hecho, a falta de tiempo se las arreglan con un medley para que todos queden satisfechos (como en la arremetida de Stockholm Syndrome / Assassin / Reapers / The Handler / New Born adaptadas para que juntas no superen los 10 minutos) y los clásicos no faltan (Plug in Baby, Time is Running Out, Starlight, Madness, Uprising).
Sin embargo, quienes vayan con la idea de toparse con canciones de su catálogo más primitivo se van a quedar esperando. De Origin of Symmetry aperece sólo Plug In Baby y el guiño a New Born antes mencionado, de Showbiz ni hablar. Su nuevo material cubre el mayor porcentaje de la lista de canciones – ninguna sorpresa acá -, pero como ya se dijo los momentos gloriosos no va a faltar. Bellamy y su banda no se guardan nada a la hora de rockear y el vocalista/guitarrista/pianista se roba todas las miradas aún habiendo una banda de trompetistas completa por el escenario o un animatronix alienígena gigante en la parte posterior de la escena – como viene pasando en todas las presentaciones en estadio de la gira-.
Muse visita Chile esta vez para presentar su oda retro-futurista ochentera, Simulation Theory. Si antes nos decían que la sociedad estaba corrompida y que el mundo se iba a acabar, ahora su mensaje es advertirnos que vivimos en una simulación, una dirigida por James Cameron/Ridley Scott musicalizada por canciones teatrales – algo más bailables (la extraordinaria Pressure)- y con la guitarra de Matt Bellamy siempre bien distorsionada. La última vez que se pararon frente al público chileno fue sobre el escenario del Teatro Caupólican (2007, en la misma gira con repletaron el estadio Wembley y donde grabaron el concierto HAARP) y más recientemente el 2015 con la gira de su disco Drones en el Movistar Arena.
El show programado para el 13 de octubre en la Pista Atlética del Estadio Nacional será el más masivo a la fecha en nuestro país, donde el público vive por shows como los de Muse – sudados, saltados, gritados- y que se ha hecho con buena parte de los tickets.
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