Hablar de una banda como Dätcha Mandala, tras ese excéntrico y original nombre, hay un ritual de psicodelia bluesera a un nivel estratosférico que muchas bandas actuales quisieran alcanzar. Lo confieso, en mi particular punto de vista no sabía de esta formación hasta hace apenas una semana, y desde entonces, ha sido tal engullimiento al que he sometido a mi cerebro que me he merendado toda una discografía repleta de enormes canciones, piezas que se mantenían en el anonimato de muchos ya que confío en que son muy pocos los que conozcan esta banda más allá de las fronteras francesas.
Me imagino a unos músicos como estos delante de mí, asistiendo en persona como un privilegiado más a uno de los tantos directos que tienen en su canal de YouTube, hay para repartir, y verte esa explosión sónica capaz de volarte la cabeza con una colección de riffs para la memoria o sentarte a orillas del Mississippi y disfrutar de los mejores momentos blues.
“Anâhata” es su nuevo EP, y segundo tras su homónimo trabajo del año pasado y continuación de un predecesor “Eden Sensuality” que actuaba como álbum debut para este power trío de Burdeos. Si, Burdeos, de allí hemos traído sonidos o más bien discos, como toda la discografía de Mars Red Skyhasta la fecha y propietarios de una disquetera propia que se encarga de la distribución de este nuevo retoño.
Exceptuando esos gramos de psicodelia que llevan ambas formaciones, está claro que la música de Julien Pras y los suyos es mucho más pesada con la siempre correcta y bienvenida a esta casa, denominación stoner. Datcha Mandala se mueve por otros derroteros, mucho más directos y del exquisito surtido del rock setentero, de aquella década que hoy en día sigue teniendo tantos tesoros ocultos, como lecciones musicales muestran a las jóvenes bandas actuales, hoy les traemos otro nuevo alumno.
El nuevo EP de los galos, tan solo tiene dos canciones pero son las suficientes para que en tu primera toma de contacto te sometas al encantamiento musical que ellos ofrecen. Un despliegue divino de exquisiteces que arrancan bajo las melancólicas composiciones de “Misery”. La voz de Nicolas Sauveyno es que se parezca a la de Matt Bellamy, pero si es cierto que esta pieza perfectamente tiene un guiño a los primeros discos de los británicos Muse. Toda esa aflicción que va creciendo dentro del núcleo de la banda, intromisiones al piano y demás instrumentos crean un conjunto bastante evocador de pesadumbre pero que visto lo lanzado por los artistas hasta la fecha, es un material bastante fresco.
La segunda cara de este EP es para “Mojoy”, armonías más familiares salen de nuestros altavoces para mostrar el potencial de estos tipos una vez que se ponen el traje de faena. Desde los primeros compases, olemos el mejor bourbon de lejos, geniales armónicas nos acompañan para entrar en la lograda ambientación que recrean del mejor delta blues, y un señor como Míster Mallet que hace que nuestro cuerpo comience a mover los músculos con tal provocador compás. Dicho esto, los riffs entran en escena, su guitarrista Jérémy Saigne salta a escena y todo se hace mayúsculo. Estupendísima sección rítmica para un tema que es totalmente adictivo, puede tener momentos de los mejores Led Zeppelin tras de sí, que sacarte el mejor pata negra del gran Muddy Waters.
“Anâhata” es corto pero preciso, suave pero tentador, engañoso y de lo más juguetón, esperemos que sea la antesala de un próximo disco larga duración. La música de Dätcha Mandala es pura droga y como tal, necesitamos nuestra dosis. Si aún no estas expuesto a su radiación esta es una buena piedra de toque para entrar en su mundo. No tarden mucho en volver…