A fines del año 2016, Daniel Castell, periodista y documentalista (Fabula), creó el grupo Los Drama Kings. Un año después de esto, y tras haber creado cierto repertorio de canciones, comenzó a preguntarle a Juan Francisco Pavez, un eterno músico emergente de 18 años de trayectoria, sobre la escena musical de Santiago. Pavez fue respondiendo cada una de sus interrogantes, desde lo más básico hasta los más complejo, mediante anécdotas y opiniones a modo de consejo. Entre tanta conversación -medio en broma, medio en serio-, Castell le propusó que escribiera un libro y que él fuera su editor, y en respuesta a eso surgió tres años después: “Guía de Supervivencia del Músico Emergente” de Juan Francisco Pavez.
Este libro fue estrenado hace poco más de un mes, y en él se precisan una serie de experiencias y reflexiones que, sin duda, servirán de apoyo para aquellos que todavía mantienen el sueño de vivir y subsistir de la música en nuestro país. Dentro de las 250 páginas -de lectura rápida-, la frase que posiblemente mejor define todo este texto está relacionada con la conclusión de que “Chile es un país de músicos, no de poetas”. Así mismo, en su interior se divide en dos partes: en el lado A, se abarca la autobiografía de su autor; y en el lado B, se incluyen 11 entrevistas realizadas a diversos artistas nacionales.
En cuanto a su contenido, todo inicia mediante una nota de su editor, la que contiene la frase: “bienvenidos a los que valoran el fracaso”, y que prosigue con una crítica a los influencer: “¿por qué nos debiese importar lo que le pasa a un completo desconocido?”, una pregunta que invita a reflexionar acerca de la sociedad exitista actual. Mientras que, el prólogo está redactado por el ingeniero en sonido, Chalo González, quien ha grabado y masterizado a bandas como Los Prisioneros, Tiro de Gracia, Mon Laferte, Sinergia, Los Bunkers y Chancho en Piedra, entre otros. En este prefacio se abarca la relevancia de la autogestión, la importancia del trabajo colaborativo y lo beneficioso de las Redes Sociales.
“He dejado material en muchas radios, he gastado dinero y energía, y he tenido nula repercusión, es por eso que planteo: ¿no es mejor pagar 20 mil pesos en Facebook y que tu vídeo lo vean 400 personas? Los músicos nos acostumbramos a gastar millones en guitarras, amplificadores y pedaleras, y cuando tenemos todo listo no gastamos en difundir nuestro material”, comentó Juan Francisco Pavez, quien además aconsejó sobre las decisiones previas a lo que es la grabación de un LP. “Es mejor componer 20 canciones en vez de 10, y luego dejarse asesorar por un productor para que elija a las mejores, ya que por algo le estás pagando a alguien que tiene mucha más experiencia que tú”, agregó.
Lado A: Autobiografía
En este trabajo literario -brutalmente honesto por lo demás-, primero que todo, toma relevancia lo que son los inicios de cada músico. Es muy probable que, sin el apoyo de los padres, este hijo que es potencialmente artista nunca se pueda desarrollar, por lo que el respaldo material y motivacional resulta esencial. Juan Pavez tuvo dicho sustento por parte de su familia desde pequeño, sin embargo, en una época de su vida le estuvo yendo tan mal en el Colegio que estuvo algo más de un mes castigado sin poder utilizar su guitarra y, con profesoras particulares de Matemáticas y Química.
“¿En ese contexto qué voy a hacer?, ¿resignarme a vivir en la calle y tocar mi guitarra?, no queda nada más que hacer que tener engrupidos a tus padres con la música, eso resulta fundamental. En un Colegio de Ñuñoa en el que iba, cuando te iba bien en Inglés te daban una beca para estudiar en un instituto, y si te iba bien en Matemáticas te mandaban a una especie de olimpiadas de ese ramo, pero si eres bueno para Música queda sólo en una buena anécdota. Al menos en el año 2000 era irrelevante”, comentó su autor.
En la etapa escolar, el aprendizaje que puede recibir cada niño que quiera convertirse en músico puede ser tomado por ellos como un par de horas de diversión o de suplicio. ¿Cómo los profesores pueden estimular el interés de sus alumnos en géneros musicales que no son de su agrado?, ¿qué pueden hacer aquellos alumnos que se quieren dedicar a la música, pero que no tienen el tiempo ni el dinero para tener más horas disponibles? Hay preguntas que quedan en el aire, pero también quedan certezas: en Chile no hay formación artística en todos los hogares y muchas veces existe el prejuicio musical de algunos adolescentes que declinan en aprender de ciertos géneros.
Pasando a la etapa de formación de una banda, su autor se encarga de recalcar la importancia de mantener una relación compenetrada entre sus integrantes, tanto dentro como fuera de los ensayos. En esto, toman preponderancia tres conceptos que siempre deben estar presentes: la sintonía, la motivación y el compromiso. “Cometí el error de tocar con gente muy virtuosa, la cual compone bien, pero que es muy arrogante e irresponsable. Prefiero a una persona motivada y puntual, ya que seguramente va a aprenderse tus canciones, de tanto practicar va a llegar al ensayo sólo a ensamblar”.
Con respecto al registro musical y audiovisual, en ese sentido también hay lugar para algunos consejos. “Siempre es necesario dejar algún presupuesto para invertir en un videoclip y en difundirlo mediante Redes Sociales”, argumenta su autor. La esencia de esta creatividad artística, cuestión primordial para cuando no dispones de mucho capital, se puede observar en canciones como Lonely Boy de The Black Keys, No Surprises de Radiohead, Hurt de Johnny Cash o Stay de Rihanna, que son auténticos clásicos a pesar de la simpleza de sus vídeos.
Siempre teniendo en vista que este libro fue creado en apoyo de los músicos emergentes, en las páginas siguientes se siguen dando más sugerencias para poder ahorrar en lo económico. La autogestión (que fue señalada anteriormente) es clave; comprar productos nacionales (instrumento, pedal y efectos, amplificador y pedalera, entre otros) es una buena opción para el bolsillo y para ayudar a que crezca la industria local; y que los shows en vivo sean una experiencia esporádica (entre dos a cuatro veces al año) es bastante recomendable, debido a que la ganancia resulta prácticamente nula.
Lado B: Entrevistas y reflexiones
Cuando Juan Francisco Pavez había completado cerca de 40 páginas se les fueron ocurriendo más ideas, y a esta autobiografía repleta de consejos le complementó la perspectiva de algunos músicos locales. Es por esto, que en esta segunda parte se encuentran variadas fuentes de bandas y artistas como Fahrenheit (Carlos Cid y Carlos Otto), Solar (Alejandro Gómez), Duna (Felipe Moreno), Angeline Bernini (The Fallacy, Gabriel Hidalgo e Inclusión), Cler Canifrú (Lilits), Felipe Salas (CAF y La Brígida Orquesta), Pepe Lastarria (Drogatones y All Tomorrows), América Paz (Groove 64 y Santiago del Nuevo Extremo), Diego Ormazábal (Weichafe) y Pablo Martínez (Myriam Hernández).
Fahrenheit fueron los primeros entrevistados, quienes tuvieron logros como grabar Nuevos Tiempos junto al productor David Prater (reconocido por trabajar junto Dream Theater); al participar en la Cumbre del Rock Chileno y en Vive Latino; y al telonear a Evanescence, Kiss y Motley Crüe. Sin embargo, actualmente no están en vigencia tras no alcanzar el éxito esperado:“una banda debe funcionar como un grupo de amigos, como éramos en un principio, sin altas expectativas ni presiones”, declaran en el libro. Gracias a ellos, luego se gestionó la entrevista con Alejandro Gómez de Solar, que, por su parte, valorizó que “en la experiencia musical es más reconfortante el proceso que el recuento”.
Entre las fuentes femeninas estuvo la guitarrista Cler Canifrú, quien cuando estaba en segundo año de universidad tuvo la valentía de dejar la Sociología para estudiar Música, a pesar de los prejuicios de sus padres -en un principio- y de sus compañeros de carrera, ya que era la única mujer de su generación. Hoy en día cuenta con una sólida carrera como solista y hace un par de meses firmó como embajadora de Gibson. Así mismo, también estuvo presente América Paz, bajista que participa en dos bandas actualmente, y Angeline Bernini, guitarrista en tres proyectos musicales, quienes estimaron positivamente la función de las Redes Sociales y de la autogestión.
“La entrevista estrella del libro es la que le realicé a Pablo Martínez. Nunca pensé en entrevistarlo y, de hecho, él me contactó a mí” comenta Pavez. El punto más alto de él seguramente es su perseverancia: hace algún tiempo se levantaba a las 5 a.m. a estudiar batería; a las 6 a.m. se duchaba y partía a la universidad donde en sus recreos se dedicaba a estudiar; luego se iba a su trabajo de medio tiempo; y, por último, después del trabajo ensayaba hasta la medianoche. En su caso, Felipe Moreno, baterista de Duna -banda de grunge que siempre fue emergente hasta su defunción-, detalló que ellos bajaron el telón debido al cansancio y a la desmotivación.
Pepe Lastarria, quien ha sido productor de bandas como Kuervos del Sur, apeló a lo lógico: “debes tener todo tu proyecto bien armado y recién ahí lanzarlo”. El baterista, Diego Ormazabal, aconsejó enfáticamente a los adolescentes: “hay que tener claro que la música es una carrera de resistencia, no de velocidad”. Y, por último, Felipe Salas, baterista de Como Asesinar a Felipes, dejó la frase: “todo entra por la vista”, una oración llena de sentido, ya que por más que tengas una buena propuesta lírica y artística, si no tienes nada interesante que entregar desde el formato visual, simplemente estás acabado.
Como conclusión final, cualquier persona que incluso sea ajena a la industria de la música chilena, espero que luego de leer este libro haya cambiado su percepción y haya tomado distancia del personaje rockstar que muchas veces se ha vendido. La realidad del músico emergente es mucho más precaria de lo que se cree, no solo por el contexto actual, sino porque la gran mayoría debe dedicarse a otras disciplinas para abastecerse, dejando como hobbie la función de hacer música. Desde la perspectiva del músico, el amor al arte nunca puede faltar: seguramente que con una importante dosis de este factor todos podrán estar más cerca de lograr todos los sueños que se propusieron en algún momento.