Decir hoy en día que Jacob Collier es un virtuoso no sería más que una vaga descripción de su persona. Si, tiene una facilidad impresionante para trabajar con la música – de la cual se le ha acusado ser ostentoso en exceso –, pero su amor e inmenso interés por las posibilidades del lenguaje sonoro son las que le han entregado más créditos. Su curriculum habla mejor que nadie: una carrera que comenzó con covers a capella en YouTube a principios de la década pasada, y que luego despega al firmar con Quincy Jones y conseguir varios Grammys por su impecable trabajo. Virtuoso sigue quedando corto; una creativa mente inquieta parecería ser un título que le sienta mejor.
Collier deja claro que desea expandir los limites de su propio registro en cada nuevo proyecto; el más reciente, Djesse Vol.3 es muestra de ello. Éste LP forma parte de un proyecto de 4 volúmenes, el cual ya cuenta con la primera y segunda entrega, lanzadas en 2018 y 2019 respectivamente. A grandes rasgos Djesse parece ser una auto-exploración del artista; el mismo Collier confirma que el nombre del proyecto corresponde a los fonemas de sus iniciales: JC. Si esto y sus portadas no son suficiente evidencia, el interés que el mismo muestra por disolver los límites de su sonido debería bastar.
«Espacio» es una de las palabras claves al definir a Djesse, pues en entrevista con NPR el artista declara que «la manera en que concebí todo esto no fue particularmente basado en genero, sino en espacio». El primer volumen dice estar pensado para capturar un «gran espacio acústico»; el segundo escrito para «un pequeño espacio»; y en ésta tercera entrega la exploración es en dentro del «espacio negativo». Sus palabras se condicen con el extraño paisaje que nos ofrece el recorrido de «Djesse Vol. 3»; una anomalía de Jazz y R&B que se disfraza de pop. El espacio negativo comprende lo inexplorado, lo nuevo y extranjero a la tradición.
Al sumergirnos en este nuevo capitulo, «CLARITY» cumple con su crucial rol como pieza introductoria: fragmentos del álbum incrustados en una amalgama electrónica, dictando desde el comienzo el tono «experimental» que este proyecto sugiere para la discografía de Collier. Una imparable velocidad frenética contagia a las dos siguientes piezas: «Count The People» junto con «In my Bones» arrivan veloces, emanando una eléctrica descarga de energía que consolida a esta primera fracción.
«Time Alone With You» llega con un tiempo más calmo, cuyo contraste con los episodios anteriores le hace destacar en el álbum. Y sus atributos no son por mera organización y puesto dentro del LP, sino que sobresale en el mismo al ser de las mejores piezas de R&B que Collier nos ha entregado. El primer paso de un refrescante y lento sendero, cuyo ánimo hace eco en las siguientes tres pistas. El cierre de este ciclo lo protagoniza «Butterflies«, en una zona que parece ajena a cualquier registro anterior del artista; meditativo viaje sin más pretensiones que ser una bella pieza de transición. No hay brillo, no hay exceso, y parecería no pertenecer al álbum; sin embargo funciona en lo ajeno, en estar presente como otro experimento que resulta de la saga Djesse.
Y hasta aquí cualquier crédito que se le haya dado al álbum se verá opacado, pues «Sleeping On My Dreams» sobrepasa cualquier acontecimiento anterior. Efervescente y cargada de las mejores bondades que el LP nos ofrece en el panorama total: dislocada mezcla de pop y jazz que se funde en un alegre delirio. De aquí en adelante las energías vuelven a un estado letárgico, con tracks que parecen dar una anticipada despedida: caricia y buenas noches.
El tercer volúmen de Djesse goza de muchas bondades, y aunque redundante, parece inevitable al menos mencionar la destreza técnica que el álbum ofrece. Además de los brillantes arreglos de Collier, éste colabora con nombres como Rapsody, Ty Dolla $ign, Tori Kelly, entre otros, quienes sirven de soporte para que Djesse Vol. 3 no se pierda en territorios que le podrían ser fácilmente ajenos. Y la complejidad musical hace un contrapeso a la liviandad de sus letras: simples y cliché, sin ofrecer más que un apoyo narrativo. A pesar de ello, en lo anecdótico de las mismas se encuentra también su fortaleza: al grano, para cumplir con el trabajo.
Para oídos críticos el sonido puede sentirse en ocasiones algo genérico y estéril, sin embargo el anzuelo de Collier engancha de otra forma: la gracia en sus detalles y la sinergia de sus arreglos. Hay algo muy bello en la experiencia de oír cada mínima porción, que son pequeños cameos de un tiempo o instrumento que irrumpe para colorear el paisaje. Y quizá lo más importante de su música es que es fácil percibir el ánimo y lugar desde donde se elaboran: un sujeto presumiblemente pleno y feliz, quien parece no preocuparse de crear desde las pretensiones que la industria musical requiere, ni mucho menos desde donde el mundo quiera situarlo. Collier crea lo que se le antoje, pues las herramientas y experiencia con la que se arma solo obedecerán a su voluntad; crear por el gusto y por si mismo, en un alegre delirio musical.
Aunque Djesse Vol. 3 pueda no ser para todos, es inevitable que quien le escuche tenga al menos un esbozo de curiosidad por lo que ofrecerá el siguiente volumen. Y es que estamos en presencia de un músico para la música, quien la vive con una pasión que contagia de alegría y nos abre el apetito por el porvenir.
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