Por Lily Molina
La escena musical en 1994 era una amalgama de estilos. En Inglaterra, Oasis había lanzado el Definitely Maybe, lo que marcó el éxito de los originarios de Manchester en Estados Unidos. Pink Floyd presentaba The Division Bell, su disco número catorce y penúltimo de estudio y Vauxhall and I de Morrissey veía la luz. Disco tan aclamado como su debut solista con Viva Hate. Ese mismo año, pero en EEUU, se imponía el grunge. Nirvana había grabado su Unplugged de MTV, uno de los últimos shows de Kurt Cobain y compañía. El Vitalogy de Pearl Jam también salía en el 94’ y Alice in Chains lanzaba su segundo EP, el Jar of Flies. Y el tan aclamado Superunknown, disco que hizo alcanzar la popularidad a Soundgarden, era otro de los álbumes destacados de ese año. Por otro lado, Green Day sacaba una de las piezas más importantes del punk moderno, el “Dookie”, otro trabajo que marcó una época para el rock alternativo. “III Communication” de Beastie Boys dejaba claro que el rap seguía en la palestra, pasando a ser uno de los registros esenciales de los 90’s. Y 1994 también fue un año fundamental para Trent Reznor, ya que Nine Inch Nails lanzaba su obra maestra “The Downward Spiral”.
Y esta fusión musical que surgió en Londres, con esta banda liderada por el histriónico Jay Kay presentaba el 17 de octubre del 94′ en UK, su segundo disco de estudio, después de un triunfante y socialmente consiente debut con Emergency on the Planet Earth. Aquí Jamiroquai todavía mantiene el groove y la musicalidad de su primer disco, pero con algo más. En este energético e hipnotizante álbum, la banda mantiene sus raíces de funk, R&B y acid jazz, pero también explora con otros estilos como el bossa nova, esta mezcla con la música disco y el jazz, siempre manteniendo su sonido en bruto y alejado de las tendencias electrónicas.
La voz de Jay Kay, su forma de cantar y timbre recuerdan a Stevie Wonder y Al Green. El tecladista Toby Smith, además de continuar con los acordes de un clásico Fender Rhoads, despliega nuevos sonidos con un sintetizador Moog y el bajista Stuart Zender ejecuta las notables líneas de bajo que conservan el groove del grupo. Uno de los más refinados ejemplos del sonido único de Jamiroquai.
“Just Another Story” es el tema que abre el disco y la más larga. Desde el comienzo se siente mucha diversidad y creatividad. La entrada es algo oscura, pero después la atmósfera cambia con el teclado y la línea de bajo de Zender que te atrapa. La batería de Derrick McKenzie es frenética junto con la voz de Jay, suave y llena de energía. Podrían percibirse cuatro partes, con un cambio de cadencia en el bajo, lo que evita la repetición en una canción. Mientras pasan los minutos se vuelve más funky y el efecto wah-wah de la guitarra aporta la melodía. Podría entenderse como una canción biográfica para Jason Kay, quien durante un tiempo no tenía hogar y llegó a delinquir como una forma de sobrevivencia. En este tema se habla igual de un “hermano muerto”, situación que vivió Jay Kay igual.
“Stillness in Time” es el quinto single del disco. Muy bailable por su toque bossa nova. La versión que aparece en el CD dura un poco más de cuatro minutos, pero la que sale en el vinilo incluye como dos minutos más de instrumental que realmente te hacen sentir como si estuvieras en Brasil escuchando samba. Y como una anécdota algo bizarra, la banda había consumido bastante LSD la noche anterior a grabar el videoclip, y éstos estaban convencidos de que había un gato atrapado entre medio de las paredes de su hotel , tanto así que llegaron a romper las paredes buscándolo. Y un dato importante sobre este track es que alcanzó el número 9 en los UK Singles chart, lo máximo alcanzado por la banda hasta esa fecha.
En “Half the Man” el comienzo en lento, acompañado por el teclado donde luego se suma la batería y la voz de Jay que le dan todo el estilo jazz y soul. La percusión cautiva y lleva el ritmo en esta canción que suena muy parecido a lo que haría Stevie Wonder.
Le sigue “Light Years”, un tema con una atmósfera oscura y con un lado enérgico. El piano y las líneas difusas del bajo realmente resaltan la sensación de estar en una pista de baile. Sonoramente es tan diverso que evita sentirla extensa. En el video de la canción el grupo está practicando snowboarding en St. Anton, Austria, un momento que se refleja en el coro: “Now I got the sunshine in my life”.
Y otro tema majestuoso y donde se siente el acid jazz en su máxima expresión, y que además fue sampleado por Tupac Shakur en “Who do U Believe In” es “Manifest Destiny”. Aquí Jay Kay suena menos enérgico. Todo es muy suave, como para una semi balada. Con esta canción, por ejemplo, uno podría entender este uso de plumas en la cabeza, como se ve en el Buffalo Man, el logo de la banda que está presente en casi todas sus carátulas, como en este álbum, donde se imita a los nativos americanos, y un poco de esa historia es la que se cuenta en este destino manifiesto.
En la siguiente canción, “The Kids” todo cambia totalmente. Fue el primer single que presentó Jamiroquai de este disco, y fue grabada en las sesiones de su trabajo anterior, The Emergency on the Planet Earth. Aquí el sonido es más rock y funk, con más efecto wah-wah. La letra es sobre los derechos de los niños y su estatus social en el mundo. Algo particular en esta canción igual es su rapidez en el tempo, como para representar la inmadurez de los niños, y en general a toda la infancia de una persona, un periodo libre de preocupaciones.
El séptimo track, “Mr. Moon” expele un groove con el bajo muy pegajoso. Acompañan en la percusión unos bongs indios, que se entrelazan con una voz muy soul de forma tal que pareciera que suena fuera de este mundo. Fue compuesta por Jay Kay, el virtuoso Stuart Zender y Toby Smith, quien falleció este año y probablemente debe estar tocando ahora con Mr. Moon.
Se vaticina algo glorioso con la intro de “Scam”. Todo se resume al alma funky de Jamiroquai. Demasiado bailable, sobre todo al final cuando se vuelve muy bossa nova. Otro ejemplo del sonido de los londinenses en su mejor momento.
En “Journey to Arnhemland” lo smoothy de la canción se fusiona con el sonido del didgeridoo de Wallis Buchanan, este instrumento utilizado por los indígenas australianos, y que es escuchado en el primer track del Emergency on the Planet Earth, “When You Gonna Learn?”. El sonido acá te hace sentir como en un viaje a Arnhemland, un lugar propio de la cultura nativa de ese país.
Uno de los temas bajos en revolución, místicos e idóneos para acompañar algo de weed es “Morning Glory”, donde la banda demuestra su versatilidad donde no todo es groovy y funky.
Y el último tema, “Space Cowboy” tiene dos versiones. Una fue grabada con Stuart Zender en el bajo, tiene un mayor tempo y usa la técnica del slap en el coro. Y como todo está relacionado con la hierba, esta versión se conoce como “Stoned Again Mix” y en realidad es la versión original. Y para extrañeza de todos, el bajo para la versión del álbum no fue tocado por Zender, sino que por un músico que aparece como “Mr. X” en el booklet. Con un videoclip que irradia estilo, unos pasos de baile propios de Jay Kay y comunes de ver en varios registros del grupo, mientras se ven siluetas de marihuana en el fondo. Todo es muy high, con un space cowboy Jay Kay multiplicado junto al resto del grupo que aparecen y desaparecen en las tomas del video.
Cuando Jason “Jay Kay” Cheetham y su banda aparecieron en 1992 como parte del movimiento acid jazz fueron vistos con gran desconfianza por parte de los conocedores del rock y el soul. Pero todo eso cambió cuando lanzaron su primer disco y se convirtieron en una gran influencia en el género y en la experimentación en la música. Y The Return of the Space Cowboy se ubica en la mejor época de los ingleses, cuando todavía eran parte del grupo Smith y Zender. Luego vino la consagración con Travelling Without Moving y todo fue cósmico y glorioso.