“I can live alone, if self-respect, and circumstances require me so to do. I need not sell my soul to buy bliss. I have an inward treasure born with me, which can keep me alive if all extraneous delights should be withheld, or offered only at a price I cannot afford to give”.
“Puedo vivir sola, si el respeto propio y las circunstancias me requieren hacerlo. No necesito vender mi alma para comprar a felicidad. Tengo un tesoro interno con el que nací, el cual me mantiene viva si todas las delicias extrañas me son retenidas, u ofrecidas a un precio que no puedo obtener”.
“Jane Eyre” no es un clásico de la literatura Victoriana por mera coincidencia; en esta novela existen tesoros que aguardan. Estos tesoros no son sólo la valentía interna de nuestra personaje principal, sino que se albergan en una historia de resistencia y lucha contra los estereotipos victorianos, así también como la sensible y honesta pluma de su autora. Habiendo pasado 173 años de su lanzamiento, esta novela sólo se mantiene más presente y relevante; además ha sido analizada a través de todos los lentes posibles, entre ellos el religioso, el psicoanálisis, el post-estructuralismo y por sobre todo el feminismo. Lo que hoy nos convoca no es un análisis académico esta narrativa, sino más bien un honesto repaso de esta particular obra de Charlotte Brönte, reflejando el por qué continúa pregnando en nuestra sensibilidades.
“Jane Eyre” es la segunda novela de cuatro de la autora inglesa Charlotte Brönte, aunque la primer en ser oficialmente publicada el 16 de agosto de 1847 bajo el seudónimo de Currer Bell. Aquel nombre lo usó como una máscara, y es muy relevante para la narrativa de la familia Brönte, ya que fue ese mismo apellido que ocuparon tanto ella como sus hermanas Emily y Anne -Ellis y Acton Bell respectivamente- para no ser descubiertas como autoras femeninas. La novela en cuestión es una Victoriana, ya que fue escrita y lanzada durante el reino de Victoria, la cual fue monarca entre 1837 y 1901; esta era es reconocida por ser una importante transición socio-económica, filosófica y literaria en Inglaterra gracias a la revolución industrial vivida en el país.
Junto con esta revolución llega esta peculiar novela social con una especial preocupación por la mujer, su rol social y la clase vitoriana. Levemente basada en la autobiografía de Charlotte, la narrativa se centra en la evolución de una huérfana llamada Jane Eyre, la cual tienen una visión feminista radical y no posee una voz potente aún en la sociedad en la cual ha sido insertada. Escrito en primera persona, Jane Eyre nos cuenta de manera cronológica su vida tortuosa; partimos por la infancia de nuestra heroína mientras vive con su tía Mrs. Reed y sus dos primos Eliza, Georgina y John en Gateshed. Aquí, se enfrenta al desamor de una familia de parentesco, las torturas que imparten en la huérfana y cómo aquello sólo le da fuerza para florecer en su independencia y abandono.
Eventualmente nuestra protagonista es trasladada a Lowood, una escuela para huérfanas donde son educadas de por profesoras que viven en las mismas pobres condiciones que sus alumnas. Mr. Brocklehurst, el director de aquella institución es quién inflige la desdicha de las 80 pupilas, manteniéndolas al borde de la inanición. Miss Temple es una de las brillantes heroínas encargadas de la educación exhaustiva de de Jane, siendo una de las importantes figuras en su desarrollo. A su mayoría de edad y luego de haber ejercido como profesora de la misma institución, Jane Eyre busca otra situación que pueda satisfacer sus deseos de independencia monetaria.
Esta decisión la lleva a aceptar un trabajo en Thornfield Hall, donde sucede el mayor argumento del libro, siendo la institutriz de Adèle Varens que se encuentra al cuidado de Mr. Edward Rochester, el amo de la residencia. Poco a poco se comienzan a desencadenar relaciones en este hogar, Jane adopta una amistad con su pupila, con la ama de llaves Mrs. Fairfax, y luego con Rochester. Nuestra personaje principal se ve envuelta en una secuencia de confusiones emocionales mientras se ve inmersa en las practicas sociales de la clase privilegiada. Jane es vista como una joven plana, sencilla, sin dinero, ejerciendo sólo como institutriz, pero de la misma forma que ella lo expresa, sus valores residen en otras cualidades no importantes para la alta clase victoriana que visita Thornfield.
Entre la posible unión que se promete para Mr. Rockester con Blanche Ingram, una señorita de alta alcurnia, Jane Eyre se encuentra ya pensando en la posible situación que la dejaría cesante y sin hogar. Sin embargo, no es Ingram a quien Rochester adora, sino la misma plana, sencilla y joven institutriz que llena nuestros sentimientos. Con una boda planeada, el giro que torna para Jane Eyre es casi insoportable. En plena ceremonia se descubre que el amo de Thornfield aún se encontraba casado con Bertha Antoinetta Mason, quién residía en el mismo hogar que Edward y Jane.
Jane escapa de su destino al descubrir las mentiras y represiones que venían desde Rochester, y con un corazón ofuscado y al borde de la muerte, Jane viaja millas y millas para verse finalmente refugiada con St. John Rivers, quien le encuentra el trabajo en una pequeña nueva escuela para mujeres rurales. Luego de un año fuera de Thorfield Hall, Jane regresa al lugar que dejó súbitamente, sólo para encontrarlo quemado y destrozado. Mr. Rochester, inválido y ciego se refugia en otra residencia. Jane sin haber olvidado la pasión hacia su maestro vuelve a él con una agitación y ansiedad jamás enfrentadas.
Entre los profundos y complejos personajes que plantea esta narrativa victoriana, Bertha Mason es quizás el más memorable. Llevada a la locura por lo que se asume fue sífilis, Bertha no se redime en “Jane Eyre”, sino que su historia es una contada a través de un lente masculino, siendo ella relegada a la locura encerrada en una alta habitación en la residencia Fairfax-Rochester. Su línea argumental, a pesar de ser muy bien analizada a través de Jane, no tiene forma de redimirse, ya que Rochester es quien cuenta sus pesares y la historia de la familia Mason. “Wide Sargasso Sea” de Jean Rhys sería una respuesta a esta parte de la historia de Charlote Brönte, dejando a Bertha como el eje de la narrativa feminista y anti-colonial. El cómo y el qué pueden detonar la locura en una mujer obligada a casarse con un extraño son aquello que desenvuelve esta bella redención de Bertha.
Brönte con esta novela que se propone como un clásico universal, representa la alta sociedad patriarcal que oprime a las mujeres de su época, aquí Jane Eyre desafía autoridades masculinas que la rodean: Rochester, St. John Rivers y los roles que estos le otorgan a Jane. Esta narrativa representa la posición de mujeres que eran sujetas a prejuicios y estereotipos opresores a través de esta novela. Así, el objetivo de esta narrativa es formar el camino para romper con los roles victorianos tradicionales y que las mujeres encuentren sus fuentes de sustento socio-económicos y empoderamiento. Jane, a través de Brönte también se cuestiona los estándares de bella los cuales ha sido sometida:
“I sometimes regretted to be handsomer; I sometimes wished to have rosy cheeks, a straight nose, and a small cherry mouth; I desired to be tall, stately, and finely developed in figure…And why had I these aspirations and these regrets?”.
(“A veces me arrepiento de ser más bella; a veces deseo tener mejillas rosadas, una nariz derecha, y una pequeña boca de cereza; deseo ser alta, majestuosa, y delgadamente modelada en figura… ¿Y por qué tenía estas aspiraciones y estos arrepentimientos?”)
Las mujeres, al igual que en las novelas de Jane Austen y de sus hermanas Emily y Anne, pueden ser el eje de una narrativa compleja, representando de forma exitosa la travesía de heroínas transgresoras. Siendo hasta considerada como una de las primeras novelas feministas, Jane Eyre transgrede con su visión de mundo independiente y decisiva. La prosa poética con la que nos envuelve Brönte nos sumerge en un mundo, no idealizado, sino que de lucha y de pasión; es una narrativa que hasta hoy mantiene la frescura y desgarro de su publicación, construyendo una historia, un mundo precisado en su forma más sensible.
“Jane Eyre” no es un clásico de la literatura por mera coincidencia, es la ruptura de las normas que podemos saborear con cada página, es la vital y vehemente historia de una mujer buscando su lugar, trabajando entre la alta sociedad por su independencia. Jane nos conquista con su ardiente determinación, con su forma de describirnos sus alrededores, la capacidad de detalle en su lenguaje, rico en sentimientos. “Jane Eyre” jamás será un clásico por mera coincidencia, sino que es una narrativa atemporal que nos envuelve en la comodidad de una novela perfecta.
Detalles Edición
Título: Jane Eyre
Páginas: 493
Editorial: Bantam Dell.
Año de la edición: 2003, Reedición Bantam Classics.
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