El cantautor chileno acaba de lanzar uno de sus últimos discos, Estación Pirque es la última placa de Javier Barría, conversamos con él para conocer el fondo del disco y su composición. Nos contó sobre su tema con la fama, sus Estaciones Pirque, sus desafíos y desmenuzó uno que otra letra de sus nuevos temas.
¿Sientes que te ha costado crecer en este país, donde a la música nacional recién se le está apoyando?
No, porque la verdad, el crecimiento está acorde con la ambición que uno tiene, si fuera más pop quizá me hubiese importado harto.
Podríamos decir qué tú vas de a poco, y hasta que no te importa tanto la fama
Lo que pasa es que yo ya pasé por ese proceso de empujón, que fue el 2009, cuando recién empecé a tener difusión, prensa y radio. En ese momento… sí, estaba alucinado, era lo que esperaba, pero eso ya ocurrió, después de eso lo que viene es estar metido en la música, es un crecimiento natural.
Pero sí tengo un tema con la fama, no soy aficionado a la exposición, no es lo que me interesa, mi motor es la música, el arte, hacer las cosas como corresponde. Mi último disco, por ejemplo, tiene muchos detallismos, cosas bien hechas. Pero, mis últimos discos, por dar la contraparte, eran para mis amigos, eran grabaciones caseras, no tenían la prolijidad de ahora.
Como proyecto Javier Barría ¿te planteaste desafíos?
Lo único… es no volver atrás, eso no puedo, una vez que te metes en la música es absurdo boicotearse y volver atrás. hay un disco que me hace ruido que siento que me descuido, que fue con El Diminutivo del Frío, lo hice en los mismos términos que Geometría, pero tuvo mucha más difusión por sí solo, de eso me arrepiento.
Ahora enmarcándonos en el disco: partamos por la portada ¿cómo nació la imagen?
La portada la hizo una fotógrafa y diseñadora: Dai-Liv Fuentes, con ella nos encontramos en un matrimonio, yo ya llevaba el 80 % del disco, no tenía idea cómo sería la carátula, pero quería algo en blanco y negro, algo como los discos de jazz. Bueno, ahí esperé a terminar el disco, que fue como en marzo, ahí salió la última canción, y ahí recién comenzamos a trabajar. Empezamos con una lluvia de ideas, seleccionamos algunas, teníamos varias, pero la idea que quedó es tener un cuerpo que se está desvaneciendo: como un espectro como de fantasma. Me gustó mucho, encuentro que es algo muy ferroviario.
¿Cuánto te demoraste en hacer el disco y cuáles fueron las influencias de este?
Poco la verdad, es el más rápido que he hecho, empecé como hace un año atrás. La primera canción la escribí como en abril y empecé a grabar en julio. Y bueno, los padrinos de este disco son Chet Baker y Nina Simone, artistas añejos, obviamente no se parecen, el resultado es otro, pero escuché muchos discos de ellos. Por ejemplo, de Nina me basé harto en el piano, quería más canciones con piano en el disco pero salieron unas cuantas no más. No obstante en cuanto a la voz, no el deje antiguo, el deje bien moderno, para que el disco se percibiera sin tiempo, si bien su origen es retro, pero en el resultado no existe un tiempo, es súper atemporal y eso es lo que busco siempre.
¿Sobre el primer tema del nuevo disco “‘Ya no se llama’ corazón, ahora se llama contorno en el cerebro”?
Ese tema es súper importante, el primero que hice, y va por una crisis vocacional y recreacional, porque desde el 2013 al 2015 estuve sin escribir nada, me vacié, pero este disco es una especie de reset. Las primeras canciones son unas que me canto a mí mismo, le canto al yo de antes, ya no me siento de la misma forma, mi corazón ya no es igual. Si no te diste cuenta el tema habla del corazón su casa, trata de la demolición de la historia de uno, no es que yo me quiera demoler, pero en un instante me sentí como “por qué no puedo escribir” me dio mucha angustia.
Hay otra canción que yo me pido el perdón, se llama Celoso, me pido el perdón a mí mismo por dejar el oficio, no lo quise abandonar, pero sí perdí una habilidad, pero ahora con este disco estoy ‘impeque’, a las cuatro canciones ya estaba listo. El origen fue la crisis, el primer tema es ese, batallando conmigo mismo en un territorio demolido, también los demás, están muy conectados todos los temas, todos dialogan, tienen palabras comunes.
En cuanto a la parte de “ahora se llama contorno del cerebro” tiene que ver con la onda más generacional, es porque nosotros los de 30 vemos las relaciones humanas, de otra forma, es más difícil entregarse y enrollarse con otros, esa onda del corazón, no es lo mío es bonito, pero esa onda es cuando uno tiene 15, es súper directo. Pasado la edad, empiezas a caer y te das cuentas que te proteges de manera más cerebral no más. Pero la esencia va en lo primero, va con mi rollo conmigo.
¿Por qué “Estación Pirque”?
Ese es el motivo del disco, es que yo descubrí la edificación como hace cuatro años o tres, cuando lo conocí lo primero que dije fue “ya este es mi próximo disco: Estación Pirque” es que quedé impactado con la Plaza Italia y está estación ahí, por qué nadie me había dicho de esto, ni mis viejos sabían. Ese concepto, fue de ahí que nace todo, esa estación tan fugas, duro solo 30 años, me imagine de la rutina de las personas, que hace todos los días un viaje, ahora es la actual línea 4 y 5, todas esas historias de encuentro y desencuentro, las estaciones y los aeropuertos son todo un mundo. Hay un antropólogo, que tiene una teoría sobre los no lugares, estos son solo lugares de pasos, la gente no construye historias ahí, como los autos y los aeropuertos, eso no lo pude rescatar en el disco.
¿Hay algún lugar que para ti que haya sido significativo y que lo hayan demolido, así como la Estación Pirque?
Sí, mis dos colegios y la casa de la playa de mi familia, (entre risas) mira acabó de cachar eso, esas son mis tres estaciones Pirques, están en mi memoria, pero la Estación Pirque no está en la memoria colectiva.
Sobre “Campo Quemado” y los puntos de restauración:
Está conectado con “Ya no se llama” entre esos años que me perdí, como los computadores cuando se echan a perder, hay un punto donde uno puede restaurar, pero la verdad esa letra es una recopilación de las sobrantes, porque yo hago un collage y luego quedo esta letra. Imagino la Estación y atrás un campo quemado, Providencia eran chacras, imagínalas todas quemadas. Pero los puntos de restauración, igual los pensaba por mí, en donde debería volver, pero no quiero volver, ahora encontré algo mejor, que es mi presente, con este disco encontré mi presente.
Sobre “Camino Cintura” y Berlín Oriental:
El Berlín oriental es un lugar que no existe, es todo un imaginario de la Alemania Comunista, allá hay mucha nostalgia, la gente de más edad lo recuerda y yo me emocioné mucho con eso. Pero igual lo puse, porque lo pensé como un lugar dentro de uno, todos tenemos un Berlín Oriental, donde tenemos las cosas que queremos olvidar, quienes fuimos en alguna edad, la ex pareja que nos dejó mal, por ahí va la analogía.
En resumen, para hacer el disco, me documente harto, sin ser pretencioso, no es un disco conceptual, la idea de la estación solo fue un motivador de ideas.