Si bien desde sus inicios Javiera Mena ha apostado por lo performático para enfrentar la vorágine que significa construir un show en vivo, lo cierto es que hasta hace poco se trató de una propuesta alejada de la parafernalia, que enfocaba sus energías principalmente en la música y el baile.
Sin embargo, la puesta en escena que ofreció el pasado 27 de enero para su presentación en el Benidorm Fest -certamen de la cadena española RTVE para seleccionar a sus representantes en el Festival de la Canción de Eurovisión- pareciera haber significado un desafío que abrió nuevas puertas creativas para la estética de la compositora nacional.
“A mi me gusta fluir en los shows en vivo pero en la tele es: ‘tienes que mirar aquí, la cámara está acá, mira acá’. Eso es un poco neurótico, me desespera”, reconoce Mena sobre su presentación en el evento europeo.
Y no es para menos. En los poco más de 3 minutos que dura “Culpa”, canción que escogió para esta experiencia mediática, Javiera se robó la película abrazando la teatralidad de un personaje que, al igual que ella, pareciera venir de un universo under, distópico y discotequero.
“¡Sí, me llevo mi máscara de diablo! Obvio, por ahí va la cosa” adelanta, sobre lo que podría ser su presentación en la décima edición del Lollapalooza Chile, con traje brillante, cuerpo de baile, show láser y música electro-pop incluídos: “aprendí mucho de lo de Benidorm, fue súper exigente. Nada puede quedar al azar”.
La intérprete local afirmó que este nuevo espectáculo podría “ser una mezcla de las dos cosas” para sumar todo lo que cosechó en dicho evento, pero que principalmente es la idea de “llegar a jugar en casa”, lo que más le emociona de su retorno a Chile para su presentación del próximo sábado 19 de marzo en el Parque Bicentenario de Cerrillos.
Pero lo de Lollapalooza actualmente podría considerarse un hito más, dentro de la efervescente agenda que la autora de “Espada” ha venido enfrentando desde el año pasado, y que pese a la pandemia y el caos en el que pareciera sumergirse el mundo desde el 2019, no ha frenado su voracidad creativa y artística de sumar nuevos desafíos.
“Es un momento súper rico. Yo nunca paré en la pandemia, seguí sacando los singles, seguí generando material, esa fue mi apuesta. Entonces siento que fue una buena decisión”, reconoce Javiera y es cierto.
A finales del 2021 lanzó su EP I. Entusiasmo, mientras cocinaba colaboraciones tan inesperadas como eficaces, sí hablamos del track “Dunas” junto a Miriam Hernández, o absolutamente necesarias, como fue el caso de “Amuleto”, con la argentina, Marilina Bertoldi.
A eso se suma el lanzamiento del single, “Entre Las Dos”, junto a Miranda!, un esencial de la biblioteca musical trasandina y el todo el trabajo que ha significado el desarrollo de su sexto álbum de estudio, agendado para mayo de este año.
“Ahora paré un poquito. Estoy un poco más tranqui para recargar pilas, porque ahora se viene Lollapalooza, Estéreo Picnic y voy a sacar mi disco donde vienen todas estas canciones. Es una época feliz”, complementa sobre este periodo de su carrera, en el que podemos hablar sin holguras de un camino largo y demostrado de calidad interpretativa, musical y pop, que pareciera quedar cada vez más lejos de sus orígenes en el under santiaguino, pero que realmente, extrae todo el sustento humano y profesional que puede ofrecer dicho recorrido.
Siempre con un pie en la pista de baile
“Hasta el día de hoy sigo siendo independiente. Me he mantenido siempre con un pie en el underground, me gusta mucho ir a fiestas, ver cómo la escena nueva que está pasando, ir a cosas que se hacen en Santiago, sobre todo como música electrónica”, asegura la cantante, agregando que “a pesar de que ahora voy a tocar a festivales y todo, yo me nutro mucho del underground y de Santiago también. Recuerdo de esos años mucho aprendizaje, me han forjado, me han hecho ser quien soy”.
En esa línea, Javiera explica que la experiencia de haber girado de manera independiente, “durmiendo en sillones de amigos”, le permitió transformarse en una artista “súper adaptable porque sé que vengo, de una escena que quizá a veces pudo ser muy precaria. Entonces siempre me siento super agradecida cuando voy a cualquier lugar (…) Creo que tener esa tierra, eso de saber de dónde veni, te hace disfrutar más las cosas y nunca irte por los humos”.
Pese a reconocer todo ese proceso, lo cierto es que hoy, Javiera Mena viene prácticamente “de vuelta” en lo que a un recorrido profesional respecta, pues no solo le bastó encabezar la camada de artistas que se atrevió reconfigurar lo que en Chile entendíamos por “escena independiente”, sino que escaló hacia un reconocimiento internacional que hoy la posiciona como un verdadero icono del pop latinoamericano, lo que eventualmente, ha significado un agotamiento en lo que a giras, lanzamientos y puestas en escena respecta.
Esto último, ha sido de alguna forma una apertura de nuevos rumbos con los que Javiera ha comenzado a coquetear, como es el caso de la producción musical: “creo que de aquí a unos años me quiero dedicar 100% a eso porque igual es cansador andar de gira, es cansador tener que estar arriba del escenario, reinventarte y todas esas cosas. Me gustaría ocupar otros lugares también. Conozco a un montón de productores y hay pocas mujeres también, entonces sería un aporte para ese lado, pero estoy lentamente aprendiendo porque también es un oficio difícil”.
La producción al final del camino
“Hay que estar muchas horas frente al computador. Hay unos memes de productores que están todo el día sentados en el computador haciendo lo mismo. Es un oficio bien duro, le tengo mucho respeto y cuando lo haga quiero hacerlo muy bien. Hasta el momento solo he picoteado”, explica la cantante, compositora y también productora de sus propios temas.
Aunque pese a su poca experiencia produciendo a terceros, Javiera ha demostrado tener muy claro lo que busca y lo que no de este trabajo que se vive tras bambalinas: “no me gusta imponer ninguna opinión y me gusta dejar que el artista vaya hablando y generando los espacios seguros. A mi me gusta trabajar así también, entonces yo como soy artista, sé cómo me gusta que me traten (…) me gusta mucho trabajar con un artista que tiene las cosas claras, que me mande las sesiones, más que con alguien que viene con la canción en guitarra y voz. Para mí es mucho más rico y creo que las herramientas están al día de hoy para que cada persona pueda desarrollar su propio sonido y que crezcamos”.
“Yo te puedo hablar desde mi experiencia y en mi caso es eso, tecnicismos como qué micrófono vamos a usar, qué micrófono suena mejor en tu voz, todas esas cosas y también está la parte estética de cómo vamos a producir esas voces, ¿vamos a usar mucho Autotune?, ¿vamos a usar poco para que no se note?, ¿no vamos a usar nada?. Son muchas cosas, es como infinito, pero a mí cómo me gusta me traten y cómo me gusta tratar a los artistas, es no imponiendo nada y simplemente siendo una guía, hasta psicológica…El estudio es un lugar muy vulnerable también“, confiesa.