Mayo, 2001, Norteamérica. Los desérticos espacios que había dejado el grunge y britpop comenzaban su abrupta repoblación. Luego de años deambulando en locales de mala muerte, The Strokes editaba su primer EP. Él llevaba por título ‘The Modern Age’, agrupando tres canciones de simple estructura: ‘The Modern Age’, ‘Last Nite’ y ‘Barely Legal’. Un sonido rock en diálogo con pop meloso pero a la vez áspero, abría las puertas a su estrellato, uno que tendría por sede la ciudad de Nueva York y un puñado de bandas de la zona.
Movimiento bautizado como el ‘renacer del rock’ y que es tratado en extenso en el nuevo libro de Lizzy Goodman, ‘Meet Me in the Bathroom: Rebirth and Rock and Roll in New York City, 2001–2011’. Allí, se dan cita una y mil historias de bandas como Yeah Yeah Yeahs, LCD Soundsystem, Interpol y Vampire Weekend. Páginas que abordan por lo demás extensas conversaciones con sus protagonistas.
Una de las más ‘jugosas’ es con Nick Valensi, guitarrista de The Strokes, quien transparenta la frustración que sintieron como banda al darse cuenta que bandas como The Killers tenían un mayor revuelo mediático. “Solíamos tener conversaciones que eran como ‘Dios mío, de verdad creo que nuestras canciones son mucho mejores que Mr. Brightside de The Killers, pero qué mierda pasa que todo el mundo está escuchando eso?”, dice.
Opinión compartida por la periodista de Rolling Stone, Jenny Eliscu, quien critica a Brandon Flowers y compañía así como Kings of Leon, tildándolos de carentes de espíritu y pasajeros: “Los hipsters superan toda mierda tan rápidamente. Pero es importante afirmar que hay una diferencia entre el underground y los hipsters. El under es real y permanente. Es más arte que comercio. The Killers y Kings of Leon nunca fueron parte del underground. ¡Joder, no!”.
Otro de los pasajes de interés es la relación de las mentes tras ‘Someday’ con las drogas. En específico, se culpa a Ryan Adams de haber introducido a Albert Hammond Jr. en las sustancias duras tales como la heroína y cocaína. En uno de los extractos se relata que fue el mismo Julian Casablancas, quien increpó a Adams luego que éste fuera con jeringas y demases al departamento que compartía con Hammond. “Si traés heroína a mi apartamento otra vez, voy a patear tu culo”, habría dicho el cantante.
Albert, en el libro, afirma que su interés por la heroína venía desde los 14 años, y fue cuando Julian Casablancas y él dejaron de ser compañeros de piso que pudo hacerlo. Por su parte, Casablancas comenta: “Creo que, con la heroína, estás cruzando una línea. Puede arruinarte la vida; con lo que, si alguien está intentando lobotomizar a tu amigo con ella, tienes que meterte en medio”.
En páginas posteriores Adamns da su punto de vista, desligándose del asunto apuntando al núcleo interno de la banda: “Quería tantísimo a Albert; jamás le habría dado heroína. No consumo drogas de forma social, y no recuerdo que jamás las haya tomado con Hammond… Era fácil para ellos señalarme como el problema”.
De momento, The Strokes se concentra tibiamente en la producción de su futuro LP, uno que va con más calma que lo previsto. “Estamos trabajando en un nuevo álbum de forma lenta pero segura. No sabemos cuándo lo vamos a lanzar, pues estamos en las primeras sesiones y estamos escribiendo. De hecho estamos en Nueva York en este momento en un estudio haciendo justamente todo esto”, dijo a principios de año el citado Valensi.