Jhay Cortez es el primer acto de reggaeton sin apellidos en un horario tan importante del festival. Justo antes de Martin Garrix y Foo Fighters – banda que cerraba el mismo escenario en poco más de una hora – el show del puertoriqueño probó un punto no menor para la historia del festival: el reggaetón es bienvenido en Lollapalooza.
Hay varias razones que justifican lo anterior. Más allá de si congregó o no un gran público para ese horario (lo hizo), Jhay Cortez supo adaptar su show a un escenario a este nivel, amparándose de una banda de rock, estética, espectáculo de luces, bailarinas y pirotecnia suficiente para derribar el mito de lo poco atractivo que pueden ser presentaciones de este tipo cuando no se es el único acto (léase Bad Bunny en el Festival de Viña 2019).
Un gran acierto fue la incorporación de la banda de apoyo del cantante, que le dio dinamismo a las canciones, enriqueció la propuesta y evitó el poco atractivo dueto DJ-Cantante cuyo único aporte es subir y bajar el volumen de las pistas de fondo. Guitarra eléctrica, bajo, batería, teclados y un Mac Book transformaron canciones como “Medusa” en verdaderas canciones de rock, pero sin perder el ímpetu original.
El cambio no funciona también en todas las canciones, y Cortez se excede al momento de apuntar su micrófono al público, al punto de dejar un vacío no menor en varias canciones.
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Destacar el potente catálogo de Cortez, que con originales y remixes mantuvo toda la hora que duró el show en un constante estado de euforia que culminó con sus más grandes hits “No Me Conoce” y “Dakiti”, esta última con un cierre EDM tan inesperado como efectivo. Jhay Cortez entendió que las canciones por sí solas no bastan para un espectáculo de este nivel, e hizo lo que había que hacer para ganarse un puesto en los shows del día.
Los variados nombres de The Wombats, IDLES y Foo Fighters pasaron junto a Jhay Cortez por el escenario VTR de Lollapalooza, que demostró que puede permitirse ser ecléctico a este punto y congregar públicos tan diversos sin dejar de ser masivos.
No es arriesgado pensar que en las próximas ediciones del festival – incluso en la siguiente – se apueste por nombres globales del reggaeton como cierre de jornada. Bad Bunny, J Balvin u Ozuna son candidatos que reúnen lo necesario para cumplir con ese rol que Jhay Cortez ayudó a instalar. }
Lollapalooza tiene la misión de seguir diversificando su propuesta porque ya no es el único festival importante en embarcar al país. Rock In Rio y Primavera Sound obligan al evento de Perry Farrell a agendar nombres manteniendo lo que lo hizo atractivo en un primer lugar, shows diversos con nombres frescos, novedosos. En esa ecuación no sólo el rock y lo alternativo es un factor.
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