Desde un céntrico bar de la histórica ciudad de Buenos Aires, un platense uruguayo está aprovechando el tiempo libre que tiene entre medio del ajetreo que existe detrás de una gira musical. Mirando hacia la ventana con un vaso entre las manos y contemplando tal vez la poética cotidianidad trasandina, contesta una llamada desde el otro extremo de Los Andes. Son poco más de las 21:00 horas, y parece que aún queda tiempo para responder un par de preguntas.
Nacido en 1984 dentro de la progresista ciudad de Montevideo y radicado desde 2004 en la metrópolis de Nueva York, Juan Wauters ha cultivado casi por casualidad, una brillante pero sencilla carrera artística que lo ha puesto a la par de fenómenos del indie millenial como Mac DeMarco. Desde esa arista, este trovador callejero explica que “Al ser inmigrante, la guitarra y tocar canciones era como parte de mi diversión. La idea de ser músico profesional no era algo que me cuestionara, nunca me lo propuse. Pero por suerte, el salir de mi casa con mi música me ha brindado oportunidades. Todas esas son cosas que se van dando paso a paso, nunca he tenido un salto radical, nunca fui de 0 a 100 y así me gusta”.
Tanto le gusta, que con dos discos en el bolsillo y otro en plena elaboración, el autor de “Who Me?” (2015), se encuentra en medio una apretada agenda de conciertos: Viene llegando de una gira por Estados Unidos, de donde pasó directamente a otra gira por Argentina. Luego llegará a nuestro país en una visita express para participar en el Festival En Órbita este 24 de noviembre, y regresará para cerrar su circuito por Argentina y dar paso a presentaciones en Paraguay y Brasil.
Por si fuera poco, todo eso ocurre en medio de la gestión de lo que será su tercera producción solista “La Onda de Juan Pablo”. Sobre este trabajo, el buen Wauters asegura responde a una reciente re-coexión con latinoamérica, donde “me conecté con una música que era un poco desconocida para mí. Yo quise hacer un disco en castellano porque mi música comenzó a tener resonancia por estos lados, y ya que compartimos la lengua natal, sentí que era necesario tener un catálogo de canciones en español”. Se trata de una inquietud razonable, al servicio de una dualidad identitaria. ¿Qué tan latino se puede ser en Nueva York?, el mismo Juan se lo pregunta y afirma que “Mi identidad sería la de un uruguayo que vive en Nueva York. Todas mis raíces están en Uruguay y en Nueva York. Mi familia vive en Nueva York. ¿Viste cuando dicen, ´tu casa es el lugar donde vos podés caminar hacia el baño en la oscuridad´? Siento que en Uruguay es un poco así. Yo a Montevideo me lo conozco así. Pero a la misma vez la casa de mis papás no está ahí. Me siento muy uruguayo y muy neoyorquino”.
Y es que pese a las lógicas anti imperialistas que se cuentan dentro de las pocas cosas que nos unen como continente, Wauters explica desde el primer día, se sintió “muy cómodo como latinoamericano en Nueva York (…) Hay problemas en otras partes de Estados Unidos, en las que las personas son un poco intolerantes. Pero la verdad es que en Nueva York me he sentido como uno más, nunca he sentido ninguna especie de discriminación ni de racismo”.
Confrontando los prejuicios hacia un país que se los ha ganado, Juan logra valorizar su experiencia como un observador de la complejidad sociocultural norteamericana, y revela que “al coexistir tanta diversidad de culturas en Nueva York, siento que uno puede ser como uno es, sin tener miedo a ser diferente a los demás y eso me benefició mucho. Estar en un lugar donde no me siento juzgado por mi manera de ser. Eso incentivó mi creatividad, por no tener prejuicios al momento de componer.”
Todo eso responde a una filosofía que “se usa mucho allá y que es ´abracemos nuestras diferencias´. Muchas veces en los discursos modernos, la gente está tratando de hacernos creer que todos somos iguales, cuando en realidad todos somos diferentes,y eso es lo lindo del ser humano, creo yo. Porque cuando seamos todos iguales, va a ser un poco aburrido, medio como computadoras”. Una valiosa multiculturalidad que lo ha llevado a poder hacerse cargo de sus propios códigos, sin embargo, ni Wauters ni nadie logra siempre escapar de las etiquetas.
El compositor muchas veces ha sido posicionado dentro del target “indie folk”, donde también entran músicos como Tall Juan, Boy Pablo o el mismísimo DeMarco. Ante esa inefable comparación, Wauters se serena e insiste en que “siento una conexión grande con mis contemporáneos, pero al mismo tiempo creo que tanto ellos como yo tratamos de sacar algo de adentro para afuera, estando conscientes de las cosas pasando alrededor (…) Le tengo mucho respeto a Mac y Tall Juan, son compañeros y colegas y yo admiro su manera de tocar, componer y presentarse en el escenario. Cada uno de nosotros está en su propio viaje personal y no sé por qué nos asociarán. La gente tiende a asociar las cosas, pero a la misma vez, yo feliz. Tampoco es que tenga control sobre eso, la gente es libre de comparar como quiera”.
El autor de “Guapa” (2018) sabe muy bien que esos paralelismos se asocian más al target de una generación de audiencias que se identifica con sonoridades y estilos en particular, que a una odiosa y simple comparación. El “buenismo millenial” que muchas veces escapa de los enfrentamientos ideológicos y que sonríe sin resquemores ante la cámara de su celular, es el mismo que está atento a todos los movimientos de Wauters, quien no necesariamente se identifica con aquellos rituales digitales. En ese sentido asegura que “soy un agradecido de tener una audiencia, de tener un grupo de gente que está pendiente de lo que hago. Como ellos me apoyan, siento que debo avisarles cuando voy a tocar, para que puedan llegar y eso implica estar conectado. Pero a parte de hacer comunicados, no participo mucho en las redes sociales.”
La conexión falla y se corta la conversación. Afortunadamente, la tecnología permite retomarla en cosa de segundos. Sin embargo, la onda es buena y aun queda mucho por hablar. Lo que sigue, te lo contamos en la siguiente parte de esta entrevista. Fue largo y tendido, pero agradable después de todo. Por mientras, te recomendamos preparar un relajante mate y escuchar el primer disco de Juan Wauters “N.A.P North American Poetry”, mientras llega la publicación que dejamos pendiente y nos bancamos un poco más lo que nos queda de vida.