Bajo un Nescafé de las Artes relativamente ocupado, la estadounidense y compositora Julia Holter nos proporcionó un deleite que constaba de cinco instrumentos: contrabajo, viola, batería, teclado, y su dedicada voz. Una noche bajo el alero del Santiago Fusión, que se percibió reducida en horario, pero con la extasiada presencia de la que demostró ser una gran y versátil compositora.
Encargados de abrir la noche, Altocamet, empapan de dream pop marplatense, en una apertura eléctrica, más agresiva de lo que propuso más tarde Holter, pero que encajaba con la atmósfera. Lo que nos brindaron los argentinos fueron algunos pasajes shoegaze mezclados con la carga musical de su propia nacionalidad, pasando por temas como “Terrestre”, remontándose al 2001, o “Más allá” de su último LP con el mismo título. Una propuesta muy “noventera» con toques post punk abrazados de delay en donde los asientos parecieran estar de más; Altocamet mostró además de madurez, una sugerencia de ensueño.
Fue un tímido comienzo el que plasmó Julia Holter en escenario, con un esperado tema del LP Loud City Song inspirado en el musical Gigi, “In The Green Wild”, que inunda el recinto con la dulzura e intencionalidad de su peculiar voz, que refleja la elegancia de su ponencia completa. A continuación “Lucette Stranded On The Island» hizo presente su hipnotizante suavidad con la que enfrenta un show, viéndose como un natural esfuerzo de la compositora. Dando paso al comienzo siniestro del cuarto tema “Horns Surrounding Me» marcado por las cuerdas, siendo alimentado por las teclas y la fuerza vocal, Julia nos lleva nuevamente a su tercer álbum, el cual deja entrever una resonancia emocional con tintes siniestros pero aún así suaves y bellos.
A lo largo de su presentación de aproximadamente hora y diez, atravesó por múltiples composiciones de su último y quizás más aclamado LP “Have You In My Wilderness”, que en un intrincado juego instrumental nos remontan al barroco en “Feel You», su y simpleza compositiva con su intrigante y poderosa voz que marcan una presencia escénica liviana en “Silhouette”, y “Every Time Boots» que con altibajos alegres y melancólicos nos incita a un coqueteo meramente musical. Luego, con el único tema de “Tragedy», “So Lillies» que ella misma presenta como una antigua canción, en la que armonías vocales que representan un reverb culminando en un intenso crescendo caótico.
El noveno deleite fue de la mano de “Betsy On The Roof”, una balada más cercana a lo melancólicamente clásico, haciendo su voz un contrapunto eufórico como un llanto esperanzador. Los dos temas siguientes constituyen el clásico falso cierre, con “Heijinian» y “Vásquez”, en donde éste último se ve infectado de jazz y demostrado la confianza escénica ya establecida. Fue entonces con “Goddess eyes” y “Sea Calls Me Home” que da por finalizada su jornada, con silbidos de la lejanía que densifican y culminan la velada.
La graduada del Instituto de Artes de California se aventuró en Santiago para enseñarnos sus referencias literarias clásicas griegas y poetas contemporáneos como Virginia Woolf que usa en sus álbumes, para dar forma a sonidos de todas partes y épocas, que percibimos como hipnotizantes y cálidos. Aquí crea una atmósfera un tanto más densa, austeramente misteriosa con pasajes orgánicos propios de su avant-pop, que podemos calificar de dreamy e intenso, en una propuesta que combina una variedad de tradiciones de una forma innovadora y contemporánea, jamás dejando de lado lo artístico. Lo de este 12 de octubre fue una muestra accesible y enigmática, atravesando sensuales balladas repletas de jazz, concentrándose en el momento específico más que llegar a lo eterno. Nos ofreció un perfecto soundtrack de su propio bello musical, ligeramente misterioso pero vanguardista sin exceder demasiado los límites,mostrándose como un underground pop sensual y sutil.
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