La fecha exacta: 3 de Julio de 1973. El día en que el mito se rompe, en el que la tierra culmina en un apocalipsis espacial, en el que Ziggy Stardust se convierte en mortal. Un acontecimiento más allá de lo musical o performático, llega a nosotros como extraterrenal e incandescente para destruir al más icónico arquetipo del rockstar mesías es su último desplante material en la Tierra: Ziggy Stardust and The Spiders From Mars, The Motion Picture.
Ya había pasado un año y medio desde el lanzamiento del mítico “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars”, el cual fue seguido de “Aladdin Sane” poco antes del acontecimiento del que hablamos. Fue el 3 de Julio entonces la fecha elegida para matar a su propia encarnación, siendo el recinto el Hammersmith Odeon de Londres de su país natal. Lo que a todos les ha perturbado quizás es el por qué de tal homicidio que culmina en tan histórica presentación infestada de glitter. La respuesta a tal interrogante la hemos encontrado no sólo en el show mismo, sino en la misma teatral propuesta basada en ciencia ficción que fue el propio alter ego de Bowie.
Las primeras interrogantes en el caso es quién es y cómo nace Ziggy Stardust, y para aquello citaremos al propio Bowie:
“Yo y mis amigos, y supongo un cierto contingente de músicos en Londres al comienzo de los setenta, estábamos cansados del denim y los hippies, y creo que queríamos ir en otra dirección. Algunos de nosotros, creo que los más pomposos y “arísticos” probablemente leímos mucho a George Steiner y se nos metió la idea de que estábamos entrando en esta especie de era post-cultural, y que mejor hiciéramos algo post- modernista lo suficientemente rápido antes de que alguien lo hiciera”.
Enigmático y andrógeno, con un duro poder y cargado de una innegable energía sexual, Ziggy Stardust como personaje nace desde un Bowie que intentaba ocupar un lugar en la música desde hace ya 10 años, y que por lo demás poseía una onsesiva fijación con los viajes espaciales y ciencia ficción. Cuenta la leyenda del Starman que Ziggy se presenta como un alien rockstar omnisexual enviado a la Tierra como un mensajero, ya que nos encontrábamos en los últimos 5 años de existencia en el planeta, por lo que ZS debía traspasarnos esperanza, paz y amor en su escandalosa y colorida forma de un salvaje hedonista .
El plástico ídolo marciano nos lleva hacia una visionaria dirección en la música y la performatividad escénica, creando un nuevo estándar de una forma teatral entregándonos su sintético ideal materializado en éste su primer personaje de muchos en escenario. Lo que muchos no entendieron en los setenta fue la idea de crear un personaje en escenario, poder encarnar cada noche a alguien diferente, crear un alter ego escénico que logra poner en juego los propios conceptos de teatro y música adquiridos por Bowie. Hacia aquellos años, el límite entre Bowie y Ziggy era inexistente a los espectadores, aquella invisible línea divisora hacía que el público viera a ambos como uno solo. Ésta misma imagen alcanzó su público fácilmente no sólo por su genialidad sino por la necesidad adolescente de adorar a ídolos fáciles de consumir.
En una entrevista de la Rolling Stone Bowie le explica al único William S. Burroughs el metafórico por qué de la escapada terrenal:
“Ziggy comienza a creer en todo esto y se piensa a sí mismo como un profeta de los futuros “starmen”. Se lleva a sí mismo hacia las increíbles alturas espirituales y se mantiene vivo gracias a sus discípulos. Cuando los infinitos aterrizan, toman pedazos de Ziggy para hacerse reales, porque en su estado original son una especie de antimateria y no pueden existir en nuestro planeta. Y lo destruyen en pedazos en ‘Rock ‘n’ Roll Suicide’ ”.
Nos podemos dar cuenta del extravagante sentido que toma el último concierto de Ziggy en el Hammersmith, en el que anuncia al público que sería “el último concierto que daremos”, mensaje el cual se malinterpretó creyéndose que Bowie y su banda se retirarían de escenarios para siempre. Nos encontramos con el destrozo de Ziggy Stardust del cual David habla, en el que efectivamente culmina con “Rock ‘n’ Roll Suicide” aquel 3 de Julio. La Ziggy mania de aquella velada se traduce en 17 temas repasando desde el “Space Oddity” hasta “Aladdin Sane”, siendo la poderosa energía andrógena transversal en aquellos 90 minutos de film.
No podemos dejar de lado la estética peculiar del personaje, la cual nos hace creer aquellas historias que cuentan que el mismo Bowie no era humano. Hablamos por supuesto de Kansai Yamamoto, el diseñador japonés que mezcla en su carrera y en Ziggy la ciencia ficción con el teatro kabuki, haciendo la combinación Bowie/Yamamoto hasta hoy inigualable.
Aquella misma imagen que se desprendía del alienígena caído a la Tierra, se veía complementada de los llamados “Spiders From Mars”, conformados de Mick Ronson, Trevor Bolder y Mick Woodmansey. Aquellos acompañantes forman parte de lo ficticio sumándose también la controversia Ronson/Bowie alimentada por su constante tensión sexual en escenario que desató reiteradas discusiones en los medios.
Sea Ziggy Stardust el personaje definitivo de David Bowie o no queda a criterio personal, pero no podemos negar su trascendencia ni menos su influencia en el mundo de las artes en general. El alter ego se posiciona hoy como uno de los íconos más influyentes en el siglo veinte, dejando sus huellas hasta la escena actual. Lo que significa Ziggy como tal va más allá de los límites establecidos por su creador o sus influencias, entre las que podemos mencionar a The Velvet Underground, Vince Taylor o Odam. Se intentaba “crear el siglo 21 en 1970”, romper estereotipos de todo lugar y forma y traspasar la música y su representación; lo único que podemos aseverar en cuanto a Ziggy y su breve paso terrenal es que aquella fuerza enigmática y andrógina no ha logrado desvanecerse, la magistral e incandescente fuerza celestial.