Acostumbrados a públicos más íntimos, Congreso no esperaba congregar tantas personas, considerando que les tocó abrir el festival a las 13:30 horas, un horario ingrato por el calor y el sol. Aunque considerablemente más complejos que sus conciertos tipo café concert, Congreso sacó a relucir sus percusiones, en especial el solo del baterista usando un cajón flamenco. Un momento Lolla por donde se le mire.
Durante una hora y media de concierto, nos teletransportaron a los 80s y 90s y a sus temas de búsqueda de identidad, el cuidado del medio ambiente, el derecho a vivir en paz. Temas hermosos y refinados como “Ya no sueño” y el “Festejo de Tatana” combinaron bien con otros clásicos fuertes como “En todas las esquinas”.
Mención aparte merece que hayan comenzado su concierto con “El hijo del diluvio”, un tema que normalmente dejan para los cierres en sus tocatas más íntimas. Ciertamente, Lollapalooza fue una excelente vitrina para mostrar la música de estos clásicos chilenos a un público más jóven.
Al menos tres generaciones se congregaron en el escenario Coca Cola para escucharlos, y muchos chicos que no tenían más de 16 años corearon emocionados partes clave de la lírica como: “En todas las esquinas viva la Libertad Pan de esperanza. Africa!.
Porque al menos tres generaciones estuvieron presentes entre el público, desde papás con hijos pequeños hasta los adultos que crecieron con su música.Las expectativas de la banda se cumplieron en un 100%, orgullosos de haber participado en la principal plataforma que instala a Chile en el escenario internacional. Es de esperar que haya más momentos como éste en los próximos Lolla, de revival del música chilena. Pasó con Los Jaivas en 2012, pero quedamos con gusto a poco.
Sin embargo, ojalá puedan darles un horario un poco más meritorio de su trayectoria. Que una banda que ha hecho historia en Chile esté tocando en un horario destinado a emergentes y desconocidos, no es justo.